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«Nadie puede detener la mañana»

febrero 6, 2019

Autor: Andreas Rother

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¿Mantener la esperanza? ¿Aunque la noche sea tan oscura y la mañana esté tan lejos? ¿Cómo hacer? Dos demostraron que se puede y experimentaron su cumplimiento. De ambos se puede aprender mucho.

«Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana». Con este texto bíblico tan conocido sirvió el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 16 de diciembre de 2018 en la comunidad Tegel de Berlín.

Al principio en seguida presentó dos ejemplos: Simeón y Ana. Seguro que muchos judíos creían en el Mesías esperado. Pero Simeón y Ana pudieron experimentar su cumplimiento y ver al Salvador. «Ellos no solo creían que Dios enviaría al Redentor, sino que lo esperaban cada día». La pregunta es: «¿Por qué en ellos la esperanza estaba tan viva?».

¡Maran-ata! desde hace 2000 años

Lo importante que es una respuesta se ve observando el presente. A los cristianos les está prometido el retorno de Jesús. «Maran-ata, el Señor viene, llenó por completo a los primeros Apóstoles, a los primeros cristianos». Pero, «el tiempo pasó y nada sucedió».

«Y después vino el tiempo en el que Dios volvió a colocar portadores del ministerio de Apóstol. Entonces volvió a haber Apóstoles activos sobre la tierra que prepararon a las almas para la venida del Señor». Sin embargo, «ya hace largo tiempo de esto y el Señor todavía no ha venido».

Cómo demostraron Simeón y Ana que se puede

«¿Qué podemos hacer para que esta esperanza quede viva en nosotros?», volvió a dirigir el Apóstol Mayor la mirada a Simeón y Ana. «Ellos cuidaron la comunión con Dios. Actuemos conforme a su ejemplo».

  • Se dice de Simeón que el Espíritu Santo estaba con él: «El Espíritu Santo vive en nosotros, hemos recibido el don del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos habla, nos es predicado el Evangelio a través del Espíritu Santo. Allí donde el Espíritu Santo se puede desarrollar, la oración se vuelve cada vez más intensa: Señor, ven pronto.
  • Simeón quería orientar su vida en la voluntad de Dios: «Busquemos también nosotros la comunión con Dios. El que guarda los mandamientos, experimentará y vivirá una y otra vez que Dios está con él. Jesús mismo lo prometió».
  • Ana, la profetiza, estaba constantemente en el templo buscando la cercanía de Dios. «Nosotros experimentamos esta cercanía de Dios cuando celebramos la Santa Cena». Quien se quiere desarrollar conforme al ejemplo de Jesús «recibe en la Santa Cena las fuerzas que necesita».
  • Ana era perseverante sirviendo a Dios: «¿Y cómo podemos nosotros servir al Señor? Al servir a nuestro prójimo. El antiguo Apóstol dijo que nos debemos servir unos a otros, hacer el bien al prójimo y que debemos comenzar en la comunidad».
  • Ana comenzó anunciando el alegre mensaje: «Confesémonos al Evangelio en palabras y obras y demos testimonio. Quien se confiesa a Jesucristo vive en estrecha comunión con Dios».

«Aunque la noche todavía dure mucho, esto no es tan importante», manifestó el Apóstol Mayor Schneider. «Es simplemente una realidad que la mañana viene, que el Señor viene. Yo lo espero. Nadie puede detener la mañana».

febrero 6, 2019

Autor: Andreas Rother

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