Los Sacramentos (31): El orden de los acontecimientos según la dieta
El festejo de la Santa Cena comenzó como una simple oración en la mesa y evolucionó hacia una rica cultura en formas de expresión. De dónde viene y a dónde lleva: similitudes y diferencias.
Jesús no dejó un guión para el desarrollo de los acontecimientos ni recetas para los ingredientes. Pero en su memoria, los cristianos han orado y comido juntos desde el principio. Recién más tarde fueron citadas las palabras que pronunció en la última Santa Cena. El primer paso en un largo camino...
Y esto es lo que resultó: cantos de alabanza, acto de arrepentimiento, declaración del perdón, acción de gracias al Padre, proclamación de la palabra, Confesión de fe, intercesión, preparación del pan y del vino, palabras para la institución, memorial de los grandes actos de Jesús, invocación al Espíritu Santo, consagración de los fieles, recuerdo de la comunión, oración por la venida de Jesús, oración del Señor, signo de paz, fracción del pan, comer y beber, alabanza, bendición y envío. Este conjunto de ritos de la Santa Cena se encuentra en el famoso Texto de Lima de 1982, el documento de acercamiento ecuménico de mayor alcance hasta la fecha.
Una tradición marca el comienzo
La madre de este desarrollo es la “Traditio Apostólica”, la primera orden eclesiástica con anuncios claros sobre el ministerio y los Sacramentos. A mediados del siglo III define lo que pertenece a la oración de la Santa Cena: la invocación a Dios Padre (anaclesis), la conmemoración de la muerte, resurrección y ascensión de Jesús (anamnesis), la petición por la eficacia del Espíritu Santo (epíclesis) y la alabanza final (doxología).
A más tardar en el siglo VII, se añadieron otras oraciones: en primer lugar, el “Padre Nuestro” como oración del Señor, pero también el “Sanctus”, que combina los Tres Santos de Isaías y el Hosanna de los Salmos. Solo en la esfera de influencia romana puede afirmarse el “Agnus Dei” (Cordero de Dios). Entonces, el Occidente católico y el Oriente ortodoxo no tardan en seguir sus propios caminos.
Los protestantes se encargan de la clasificación
La Reforma no trae nuevos ritos, sino que los reduce. La naciente Iglesia Evangélica adopta mucho de la Iglesia Católica, pero omite lo que no se ajusta a su doctrina. Esto incluye, por ejemplo, la gran celebración de la hostia, que se divide visiblemente para la comunidad con el fin de representar el acto del partimiento del pan en la liturgia.
Los protestantes rechazan estos espectáculos por ser un culto centrado en el sacerdote. Detrás de esto hay dos disputas teológicas: primero, si es necesario un sacerdocio como mediador de la salvación y segundo, si el sacrificio de Cristo se repite siempre en la Santa Cena, e incluso si la propia comunidad ofrece un sacrificio.
“En la Santa Cena no sólo están presentes cuerpo y sangre de Cristo, sino que también está verdaderamente presente el mismo sacrificio de Jesucristo”, profesa la Iglesia Nueva Apostólica en su Catecismo (Catecismo INA 8.2.13): “Este ha sido ofrecido sólo una vez y en la Santa Cena no se repite”.
De católico a evangélico
Difícilmente concebible para los protestantes en el contexto de la cuestión del sacrificio es la práctica de los católicos de realizar la colecta mientras el pan y el vino son llevados al altar para ser preparados allí. Para algunos solo hay un sacrificio que cuenta: el de Jesucristo. Y los otros quieren ver la colecta no como un óbolo profano, sino como una ofrenda a Dios. Así, el dinero ha sustituido el aporte original de pan y vino.
Con sus cajas de ofrendas, la Iglesia Nueva Apostólica parece muy alejada de la práctica católica. Pero es exactamente de allí de donde proviene: el “ofrecimiento de diezmos y ofrendas” se encuentra, por ejemplo, en la llamada liturgia de Wachmann (de mediados de la década de 1890) justo antes de la consagración. No está claro cuándo se abandonó esta práctica. Sin embargo, un débil eco perduró, al menos en alemán, hasta la reforma litúrgica de 2011 en la fórmula de consagración: “… y coloco sobre lo ofrecido…”.
En sinopsis, lo llamativo es: Las Iglesias Ortodoxas, Católicas, Evangélicas y Anglicanas utilizan una oración en la línea de la “Traditio Apostólica”. Las Iglesias que han surgido a partir de ellas tienen un enfoque más libre en la disposición de la Santa Cena. En principio, sin embargo, en todas ellas se encuentran tres elementos, aunque en secuencias diferentes: el Padre Nuestro, las palabras de institución y las oraciones de acción de gracias.
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Andreas Rother
07.04.2021
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Santa Cena