Vivir en la crisis

Una gran disposición a efectuar donaciones por parte de los miembros de la Iglesia Nueva Apostólica de la Iglesia regional de Alemania del Oeste ha hecho posible brindar ayuda a personas necesitadas en la capital libanesa de Beirut. Ahora la comunidad local agradece de corazón las donaciones.

“Me gustaría que hubierais podido ver las caras de los que han podido beneficiarse de vuestras valiosas donaciones”, escribe el Obispo Aram Fesdjian. Es el portador de ministerio dirigente en el Líbano y fue el encargado de distribuir la ayuda. Hace cinco meses, el 4 de agosto de 2020, las imágenes de la enorme explosión producida en una planta química del puerto de Beirut circularon por los medios de comunicación durante semanas. En ese momento, 130 personas murieron y más de 5.000 resultaron heridas. El número de personas sin hogar aumentó de un segundo a otro hasta superar los 300.000 residentes. Había una atmósfera de miedo y gran necesidad.

Un país en crisis

Esta catástrofe, ocurrida el año pasado, sacudió fuertemente al Líbano. El país ya estaba luchando con las difíciles condiciones económicas. Los efectos de la pandemia del coronavirus están haciendo el resto. A ello se suman las incertidumbres políticas y sociales. Alrededor de un tercio de los habitantes del país son refugiados que vienen principalmente de Siria y Palestina. También hay muchos ancianos entre ellos. Apenas pudieron arreglárselas para volar a Jordania, pero la vida allí les plantea inmensos desafíos.

¡Y luego esta explosión! La buena noticia: la catástrofe provocó una enorme disposición a ayudar en los círculos nuevoapostólicos. “Os agradezco sinceramente las numerosas oraciones, así como el apoyo moral y financiero”, escribe el Obispo Aram Fesdjian, responsable del Líbano.

Gran disposición a donar

La Iglesia Nueva Apostólica de Alemania del Oeste, desde la cual se coordina el trabajo de asistencia espiritual y administración en el Líbano, recibió más de 80.000 euros en donaciones en las semanas posteriores a la catástrofe. Estos fondos se utilizaron para reparar once viviendas dañadas y la comunidad nuevoapostólica local, que cuenta con más de 100 miembros. 35 familias que perdieron sus pertenencias en la catástrofe recibieron ayuda financiera para la compra de alimentos.

Desde Alemania se enviaron a Beirut dos contenedores con donaciones de alimentos y ropa, especialmente ropa de invierno y mantas. En su mayor parte procedían de miembros de las comunidades nuevoapostólicas del distrito de Wiesbaden.

Un contenedor de alimentos no perecederos fue retenido por la milicia en el puerto y recién fue liberado tras muchas negociaciones en la víspera de Navidad. El segundo contenedor con ropa de invierno usada que se recogió en las comunidades del distrito de Wiesbaden ha llegado entretanto a Beirut y se espera la autorización para que sea distribuido en los próximos días.

En total, la Iglesia Nueva Apostólica de Alemania del Oeste apoyó a los necesitados del Líbano con más de 86.000 euros.

Ayuda a través de NAK-karitativ

NAK-karitativ también hizo un llamamiento a efectuar donaciones tras la catástrofe, bajo la palabra clave “Ayuda para los refugiados de Jordania”. Junto con las organizaciones locales asociadas, se llevaron a cabo reparaciones de emergencia, es decir, se sustituyeron puertas y ventanas y se repararon instalaciones sanitarias y líneas eléctricas. La atención se centró en las familias con miembros mayores o discapacitados.

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