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Abriendo el reino de paz

diciembre 1, 2021

Autor: Andreas Rother

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El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider actuó recientemente como “futurólogo”. Como dijo uno de los portadores de ministerio que colaboraron en la prédica, hizo que el futuro reino de paz “bajara de su pedestal” y “viniera a nuestra realidad”.

El Servicio Divino del 14 de noviembre de 2021 en Berlín-Charlottenburg giró en torno del conocido pasaje bíblico de Apocalipsis 20:6: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.

La primera resurrección, “esto no es un sueño, es simplemente la realidad divina”, subrayó el Apóstol Mayor. “Para Él no hay presente, futuro ni pasado”. Lo que viene es para Él “tan cierto como si ya hubiera ocurrido para nosotros”.

Bienaventurado significa: “Todo, todos los componentes de la persona, cuerpo, alma, espíritu, estarán completamente satisfechos en la comunión con Dios. Todas las necesidades estarán satisfechas. Eternamente felices y satisfechos. La segunda muerte, es decir, la separación de Dios, ya no podrá afectar a los seres humanos: “Una dicha permanente que ya no puede estar en peligro”.

Santo significa: “No hay más nada terrenal, más pecaminoso”. El alma se llena de vida divina, el espíritu se ajusta a su voluntad y el cuerpo se asemeja al cuerpo del Resucitado. Los seres humanos “son santos porque Dios los ha santificado. Dios actúa, pero debemos dejar que actúe en nosotros”.

Santo también significa consagrado. “Santo es el que está consagrado para el servicio de Dios”. Porque “el tener parte en la primera resurrección no es una recompensa», sino un llamado a una tarea especial. “Se trata de glorificar a Cristo. Esa es la tarea de los sacerdotes de Dios”.

Reinar con Cristo no significa “gobernar fría y descaradamente con una vara de hierro, sino que incluso ahora y hoy podemos tratar a los demás con amor”.

“No son mil años como los contamos nosotros. Eso significa simplemente: durará mucho tiempo, pero un tiempo limitado. Mucho tiempo, pero no eternamente. Dura mucho porque Dios permite que las personas sean libres”.

“Es el reino de paz, lo decimos así en nuestro vocabulario nuevoapostólico”, explicó el Apóstol Mayor. “Eso a veces se malinterpreta”. Reino de la paz “no significa que haya condiciones paradisíacas. Será así recién en la nueva creación, que es mucho más tarde”.

“Es el reino de paz porque estará Jesucristo, el Príncipe de paz, sobre la tierra”. Pero “eso no significa que entonces serán depuestos todos los presidentes de las naciones”. El reinado de Cristo significa más bien que “se revelará plenamente que ha vencido la muerte y el mal”.

Tampoco cambiarán las condiciones de vida en la tierra: “Los seres humanos seguirán naciendo, sufriendo y muriendo. La separación entre los vivos y los muertos se mantendrá. Las personas no verán lo que ocurre en el más allá”.

Satanás estará atado, pero “eso solo quiere decir que no podrá impedir que se predique el Evangelio a todos los seres humanos”. Sin embargo, “el hombre seguirá siendo hombre. El mal está en el propio ser humano. Forma parte del ser humano”.

La fe en Cristo es el único camino para la salvación, incluso en el reino de paz: “La fe es mucho más que solo creer que algo es cierto. La fe significa entregarse completamente a Dios, confiar plenamente en Él”. Esto no lo facilita ni siquiera la presencia de Jesús: “Recordad cuando el Resucitado se presentó ante los discípulos. Hubo discípulos que dudaron”.

¿Y cómo se transmite la salvación en el reino de paz? Cuando Cristo mismo esté en la tierra, ¿seguirá habiendo necesidad de embajadores en lugar de Cristo o de señales de su presencia? ¿Seguirá habiendo Apóstoles o Sacramentos? “No lo sabemos”, pero “una cosa es cierta, la salvación será transmitida y nosotros tendremos que contribuir para ello”.

“Y debemos prepararnos”, dijo el Apóstol Mayor, nombrando esencialmente tres puntos. Por un lado, “debemos asegurarnos de que Dios pueda trabajar en nosotros”. En segundo lugar, “debemos aprender a amar a las personas tal y como son”. Y por último, “debemos creer en el poder del amor”.

diciembre 1, 2021

Autor: Andreas Rother

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