¿Agradecer a Dios? Es difícil en tiempos difíciles. Sin embargo, el Apóstol Mayor cree que es parte de la lucha contra la crisis: Cómo lograrlo y en qué se puede beneficiar uno mismo. Un Servicio Divino con dos veces cinco pensamientos.
La festividad del 4 de octubre de 2020 fue objeto de dos pensamientos. Por un lado, el día de agradecimiento por la cosecha y, por otro lado, el pasaje de la Biblia de Génesis 2:3 como tema central: “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.
Agradecer, en contra del olvido
“Soy muy consciente de que en estas condiciones no es fácil para todos celebrar un Servicio Divino de agradecimiento”, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. “Que este tiempo para muchos es un tiempo de luto, un tiempo de sufrimiento, de privaciones, de miedo al futuro”. Pero, “queremos luchar contra esta enfermedad, contra este virus, no solo tomando todas las precauciones y observando las medidas de higiene, sino también no permitiendo que nadie olvide todas las bendiciones que Dios nos ha concedido”.
Agradecer, al triple Creador
En el día de agradecimiento, se le da gracias a Dios como el Creador: al Padre, que creó el cielo y la tierra, al Hijo, que colocó los fundamentos de la salvación, y al Espíritu Santo, que en el creyente crea una nueva naturaleza a imagen de Cristo.
“¿Cómo podemos expresar nuestro agradecimiento?”, preguntó el máximo dirigente de la Iglesia y dio cinco respuestas:
- Alabando y dando gloria: Donde en la actualidad no se puede cantar, pasan a primer plano las oraciones. Muchas actividades de la Iglesia están paralizadas. Muchos hacen teletrabajo en casa y tienen que viajar menos. “Tal vez sería bueno si pudiéramos usar un poco de este tiempo libre suplementario para invertirlo un poco más en la oración y el diálogo con nuestro Dios”.
- Trayendo ofrendas: El creyente da una parte de lo que recibe porque sabe de dónde viene. “Traer una ofrenda es también demostrar la libertad que uno tiene: No soy esclavo del dinero, no soy esclavo de la riqueza material”.
- Respetando la creación: “Todo hombre, venga de donde venga, sea cual sea su condición, todos son hechos de la misma naturaleza, creados a imagen de Dios, merecen la misma dignidad y respeto”. Y “Dios nos confió la tierra para que todos los hombres vivan de sus frutos, nos confió la tierra para que la transmitamos a las generaciones futuras”.
- Trabajando activamente: Después de que Dios le confiara la tierra, ordenó al hombre que la labrara. La exhortación al trabajo se encuentra en los Diez Mandamientos. “Aquellos que son conscientes de lo que Dios les ha dado, sienten el deseo de trabajar y contribuir al bien común”.
- Santificando el día de reposo: “El mandamiento sigue siendo válido: Santificarás el día de reposo, es decir, dejarás de trabajar y te consagrarás a tu Dios”.
Agradecer, de la manera más hermosa
Sobre esto se pusieron de acuerdo los cristianos ya hace siglos. “Los que son cristianos van a la iglesia los domingos. Esta es nuestra identidad”.
¿Por qué, en realidad? El Apóstol Mayor Schneider también tenía cinco respuestas a esta pregunta:
- “Asistimos al Servicio Divino en primer lugar para alabar y glorificar a Dios por lo que ha hecho por nosotros. Nos ha dado todo, y a cambio le dedicamos algo de tiempo”.
- “La participación en el Servicio Divino es, por supuesto, también una celebración del pacto que tenemos con Jesucristo. Y ese pacto se fortalece en el festejo de la Santa Cena del Señor”.
- “El Espíritu Santo nos ha dado una nueva criatura, nos la ha confiado. Venimos a adorar a esta nueva criatura, a cuidarla, a nutrirla, para que pueda crecer”.
- “Nuestros valores solo tendrán peso en la sociedad en la medida en que los cristianos practiquen su fe. Cuanto menos Iglesias estén llenas, menos peso tendrán los valores cristianos en la sociedad”.
- “También venimos a la Iglesia porque Dios, el Hijo, nos ha dado la Iglesia y nos la ha confiado”. También con la misión de la unidad. Pero, “¿cómo podemos cultivar la unidad si todos se quedan en casa?”.
“Quisiera animar a cada uno de nosotros a reflexionar sobre lo que Dios nos ha dado y que le podamos expresar nuestro agradecimiento”, concluyó el Apóstol Mayor: “a través de la alabanza, la oración, los cantos, las ofrendas, respetando así su creación, al hombre y la naturaleza, obedeciendo sus mandamientos y sobre todo santificando el día del Señor. ¡Es la forma más hermosa de agradecer a nuestro Dios!”.