El mensaje de los Servicios Divinos dominicales de enero de 2025 sigue siendo: Cristo está presente, y su presencia es motivo de alegría y fuente de fortaleza.
¡Es tiempo de hacer el bien!
El primer Servicio Divino de 2025 marca el comienzo de un año con el lema: “¡Es tiempo de hacer el bien!”. Este mensaje no es solo un pensamiento para el Servicio Divino, sino un llamado a estar activos durante todo el año. Hacer el bien significa traducir la fe en acciones concretas. Esto comienza con reflexionar sobre nuestra relación con Dios, orientándonos en Cristo y renunciando a lo negativo. Con los ojos abiertos, no solo debemos reconocer las necesidades de nuestro prójimo, sino también actuar sin demora.
Esto se aplica a todos los ámbitos de la vida: la vida cotidiana, la familia y la vida en la Iglesia: ¿Cómo se puede poner una señal hoy? ¿Qué oportunidades hay o cómo puedo encontrarlas? ¿Qué me impide hacer el bien y cómo puedo superar estos obstáculos?
Jesucristo, el rostro del Dios invisible
El Servicio Divino del segundo domingo se centra en cómo Jesucristo dio a conocer a los seres humanos la verdadera naturaleza de Dios. Ningún ser humano puede ver a Dios directamente ni comprender plenamente su gloria. Pero a través de Jesús se hace visible el carácter de Dios: su amor se muestra en su dedicación a todas las personas, su gracia en su perdón y aceptación a pesar de todas las faltas. La perfección de Dios nos anima a atenernos a sus normas, mientras que su justicia deja claro que ve tanto los esfuerzos como las intenciones de cada persona. Su eternidad nos recuerda que Dios siempre fue, es y será, una constante que da esperanza.
Este Servicio Divino nos invita a reflexionar sobre esta revelación y a preguntarnos: ¿Cómo puedo hacer visibles los atributos de Dios en mi vida? ¿Dónde experimento hoy su amor y su gracia, y cómo puedo transmitirlos? A través de la fe y los Sacramentos, se puede experimentar su presencia y los creyentes son fortalecidos para que sean testigos de su naturaleza.
Un Maestro con autoridad divina
En el centro del Servicio Divino del tercer domingo está Jesucristo como Maestro que representa y comunica la voluntad de Dios de una manera única. Sus enseñanzas, expresadas en el Sermón del Monte, muestran la gran importancia de una fe viva caracterizada por el amor, el perdón y la humildad. ¿Cómo llevar a la práctica la teoría? ¿Cómo es posible cumplir los mandamientos de Dios por amor y no por temor al castigo? Se invita a los creyentes a dejar que el Espíritu Santo les recuerde las enseñanzas de Jesús y a incorporarlas en forma consciente a su vida cotidiana para vivir activamente el mandamiento del amor y ser un testimonio vivo del Evangelio.
Los Sacramentos como señales de la presencia de Cristo
Los Sacramentos son algo más que rituales: son signos vivos de la presencia de Cristo y tienen un efecto directo en la vida de los creyentes. Nos recuerdan el obrar de Dios en el pasado y nos permiten experimentar su salvación hoy. ¿Cómo puede experimentarse el poder del Bautismo, el Sellamiento y la Santa Cena? Esta es la pregunta que aborda la prédica del cuarto domingo, basada en las palabras de Salmos 111:4. Estos actos sagrados nos unen a Cristo, nos conceden el perdón, nos liberan de nuestro alejamiento de Dios y nos integran al cuerpo de Cristo. El Bautismo significa ser sepultados y resucitar con Cristo, mientras que el Sellamiento nos dota del don del Espíritu Santo. La Santa Cena fortalece nuestra comunión con Cristo al tener parte en su cuerpo y su sangre. En un mundo lleno de desafíos, los Sacramentos nos recuerdan que Jesús está cerca cada día y hace accesible su salvación a todo aquel que la busca.
Foto: artpluskr – stock.adobe.com