Todo es diferente a lo esperado: primero trabaja para la Iglesia y luego concurre a la Iglesia. Y recién cuando está en descanso ministerial, vuelve a ponerse en acción en forma voluntaria. El Diácono Frank Sardar de Pakistán sigue su propio camino.
Frank Sardar entra en un aula. Unos 20 alumnos están sentados o de pie en el recinto. Escuchan con atención a la profesora y luego se dirigen con entusiasmo a aquel hombre de 66 años. Él los llama por su nombre, les pregunta por sus progresos en el aprendizaje y también se dirige con interés a los más pequeños. “Amo ayudar a los niños”, dice Frank Sardar. Ayudar forma parte de su vida. Tras su graduación, ayudó a personas adictas a las drogas. Pero vayamos paso a paso.
Frank Sardar nació el 8 de septiembre de 1955 en una familia católica de Pakistán. Fue bautizado en la Iglesia Católica y vivió profesando esa fe durante casi medio siglo. Se casó con Josephine, a quien conocía desde la infancia. Tienen cuatro hijos, dos varones y dos mujeres.
A través del tío a la Iglesia a trabajar
Frank Sardar tuvo la suerte de poder graduarse en la escuela. Trabajó durante un tiempo en un centro de tratamiento de drogas financiado por Cáritas. Pero cuando este proyecto se interrumpió en 2001, Frank Sardar se quedó sin trabajo.
En ese momento, a su tío le ofrecieron un trabajo en la Iglesia Nueva Apostólica. Francis no era nuevoapostólico, pero tenía buenas referencias debido a su trabajo en el Ministerio de Educación y también era amigo del Apóstol Anwar Khursheed, que atendía a los hermanos en la fe de Pakistán. Cuando el tío se enteró de que su sobrino tenía problemas, le sugirió que se presentara al trabajo. Frank Sardar no sabía mucho sobre la Iglesia Nueva Apostólica en aquel tiempo. Pero solicitó el trabajo y lo consiguió.
Gracias a ello, conoció al Apóstol Mukhtar Masih, que no dejaba de invitarlo a los Servicios Divinos y seminarios de la Iglesia. En algún momento, Frank Sardar se dio cuenta de ello y llegó a ser nuevoapostólico. En 2002 el Apóstol Masih lo ordenó como Diácono. Aunque su mujer y sus hijos permanecieron fieles a la fe católica, están orgullosos de su marido y padre.
No solo en el escritorio
Frank Sardar se convirtió en el director de la administración de la Iglesia Nueva Apostólica de Pakistán. John Doderer lo nombró para ese cargo. En ese momento era el contador de la Iglesia Nueva Apostólica Canadá, la Iglesia regional responsable de la Iglesia regional Pakistán.
Las tareas de Sardar iban desde tareas administrativas hasta la gestión de la construcción. Esta última era bastante práctica: visitar las obras y ver si todo iba bien. “Los edificios de las iglesias se construían a instancias de los Apóstoles y yo me encargaba de contactar con la empresa constructora”, dice Frank Sardar. Las iglesias de Pakistán están financiadas en su mayoría por la Iglesia regional Canadá. A veces, las comunidades locales también contribuyen con su parte.
Nueva orientación tras el descanso ministerial
Después de 20 años en la Iglesia, Frank Sardar se retiró como profesional y como Diácono. Pero sentarse cómodamente y disfrutar de la jubilación no era lo que quería. Ya en 1990, su esposa Josephine, que es enfermera de formación, había iniciado un proyecto de escuela. Desde su jubilación el año pasado, Frank Sardar trabaja voluntariamente como director de la escuela, conocida como Young Scholars Model High School.
La escuela de Faisalabad está situada en un barrio bastante pobre. Las familias locales apenas pueden permitirse enviar a sus hijos a la escuela. Frank Sardar cuenta que los niños de su escuela a menudo tienen que vivir en viviendas pequeñas, a veces con más de seis personas en una habitación. A menudo los padres no tienen educación y a veces son drogadictos. Y, sin embargo, los niños se las arreglan para aprender y hacer los deberes. “Algunos son muy inteligentes”, informa Frank Sardar.
Conoce los nombres de casi todos sus aproximadamente 200 alumnos, que tienen entre 4 y 15 años. Aunque como director tiene que ocuparse principalmente de las tareas administrativas, a menudo entra en las clases para ver si todo va bien.
Cada jornada escolar comienza con una oración. Los alumnos son casi todos cristianos y están agradecidos a Dios por la oportunidad de su educación. 20 profesores enseñan inglés, matemáticas, física, química y estudios sociales. Su objetivo es dar esperanza a los jóvenes, a menudo abandonados por sus padres, y romper la cadena de la pobreza mediante la educación. Frank Sardar informa con orgullo sobre los alumnos más exitosos: “Algunos trabajan como profesores, otros en los sectores privado y público, otros siguen estudiando”.