¿Por qué perdonar y reconciliarse? ¿Por indulgencia hacia el prójimo? ¿Para allanarse uno mismo el camino a la gloria eterna? ¿O simplemente por amor a Jesucristo? Respuestas de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.
«Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados». Así decía el texto bíblico de Lucas 7:47-48 para el Servicio Divino festivo del 24 de septiembre de 2016 en Gramado (Brasil).
«Ella» es la pecadora conocida en aquel lugar, que se acercó a Jesús cuando este estaba invitado a comer en lo del fariseo. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider resumió así su reacción al arrepentimiento de la mujer: «Jesús quiso decir con esto que debemos amar a Dios porque Él nos perdona».
También hoy los creyentes tienen sobrados motivos para responder al amor de Dios:
- «Esta es la prueba de amor más grande que te dio Jesucristo: ¡Él murió por ti!».
- «El primer pecado que nos perdonó es el pecado original. Por el Bautismo nos fue posible, como pobres seres humanos, tener comunión con Dios».
- «Luego Él nos perdona los pecados individuales. Cada vez que no obramos conforme a la voluntad de Dios, pecamos, y cada pecado nos cierra el camino a la comunión».
- «Dios no se olvida de nada. Porque cuando Él nos perdona, lo quita todo; el pecado ya no existe y es como si nunca lo hubiésemos cometido».
- «Dios siempre está dispuesto a perdonarnos los pequeños y los grandes pecados, cien veces, si tiene que ser».
¿Y cómo retribuimos este amor?
- «Permaneciendo fieles a Él, aunque no lo entendamos, aunque no nos dé lo que le pedimos».
- «Sirviéndole. Sabemos que nuestro trabajo consiste en ayudar a que todas las personas puedan encontrarlo».
- «Sólo por amor a Él hago lo que me pide y perdono a mi prójimo».
Para alcanzar el perdón de nuestros errores, debemos dar testimonio de este amor:
- «Sin la fe en Jesucristo nadie puede ser salvado. Además creemos que los Apóstoles pueden transmitirnos el perdón con autoridad divina».
- «¿Tengo su complacencia? ¿O todavía hay algo en mí que le molesta? Esta autoexaminación es imprescindible para alcanzar el perdón de los pecados».
- «Como amamos al Señor, padecemos por nuestros pecados». Pues «ya no puedo acercarme a Él».
- «Como amamos al Señor, nos proponemos firmemente: esto tiene que cambiar, quiero ser mejor».
- «Por amor al Señor uno también está dispuesto a perdonar al prójimo. Porque uno se pregunta: ¿Qué es más importante para mí? ¿La comunión con Cristo y que yo siga teniendo la razón?».
«Ocupémonos un poco más de este pensamiento, de la gracia que el Señor Jesús nos ha concedido», fue la apelación del Apóstol Mayor: «y les puedo asegurar que cuanto más nos ocupemos de este pensamiento, más nos bendecirá Dios».