Era viuda hacía 84 años y sigue siendo un gran ejemplo hoy en día: Ana permanecía en el templo, servía a Dios, ayunaba y oraba. En el Servicio Divino, el Apóstol Mayor explicó cómo los creyentes de hoy pueden aprender de ella.
En su nueva iglesia en Inongo (República Democrática del Congo), el 13 de septiembre de 2024 los hermanos y hermanas recibieron al Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider para un Servicio Divino. “En la Biblia, el ejemplo de Ana nos muestra lo que hay que hacer”, dijo refiriéndose al texto bíblico: “Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones” (Lucas 2:36-37).
Esperar y permanecer en la Iglesia
Ana permaneció en el templo, orando y ayunando. “Ahora habéis recibido aquí una iglesia muy hermosa, pero tened por seguro que esto no significa que tengáis que pasar día y noche en este edificio”. El Apóstol Mayor quiso entender la permanencia en la Iglesia de Cristo de la siguiente manera:
- Lejos del diablo: “Nosotros debemos renunciar al mal, creer en Jesucristo y seguirlo”.
- Hacia la doctrina de los Apóstoles: “Nosotros creemos que los Apóstoles enviados por Cristo pudieron transmitirnos el don del Espíritu Santo”.
- Permanecer siendo uno: “Nosotros permanecemos unidos a los Apóstoles y a los hermanos y hermanas, aunque reconocemos –y esto es normal– que nadie es perfecto, ni los Apóstoles ni mi hermano o hermana. Todos somos pecadores y personas imperfectas, y todos cometemos errores. Pero como sabemos que el Señor quiere que seamos uno, permanecemos en la comunión de los hijos de Dios”.
- Ir al Servicio Divino: “No basta con leer la Biblia en casa. Necesitamos oír predicar a los Apóstoles, recibir el perdón de los pecados y celebrar la Santa Cena”.
- Esperar con paciencia: “Nosotros seguimos creyendo en el retorno de Cristo, aunque tarde algo más en venir”.
Esperar y servir a Dios
Ana sirvió a Dios. “Nosotros debemos servir a Dios como lo sirvió Ana, como lo sirvió Jesús”, dijo el Apóstol Mayor y explicó la motivación de Jesús para servir a su Padre: “Jesús sirvió a Dios por amor a Él y no para recibir algo”. Algunas personas sirven porque esperan una bendición, “pero nosotros tenemos que ir un paso más allá. El verdadero cristiano sirve a Dios para agradecerle por todo lo que Dios le ha dado:
- Él nos ha hecho hijos de Dios.
- Nos ha elegido para que seamos como Cristo y experimentemos su gloria.
- Jesucristo murió para redimirnos.
- Ha establecido su Iglesia para nuestra redención y nos bendice de todas las formas imaginables.
Y cuanto más crecemos en la fe, más servimos a Dios para agradecerle”.
Puedes servir a Dios involucrándote en la Iglesia, pero “lo más importante es servir a Dios haciendo el bien al prójimo”.
Esperar y orar
Ana fue perseverante en sus oraciones. “Nosotros nunca dejemos de orar”. Siempre hay un motivo para dar gracias y adorar a Dios. Y se le pueden contar todos nuestros deseos. “Nosotros oramos por la gracia. Oramos por la fuerza que necesitamos para seguir siendo fieles. Oramos por el perdón de los pecados. Y oramos y decimos: ¡Señor, ven pronto!”. Y finalmente: “Nosotros oramos por nuestros prójimos, y aquí me gustaría mencionar una oración en particular: Padre, perdónalos. Esa es la mayor intercesión que podemos orar por nuestro prójimo”.
Esperar y ayunar
Ana ayunó. “¿Nos está pidiendo el Apóstol Mayor que dejemos de comer?”, preguntó, explicando la tradición judía de purificarse mediante el ayuno. Y luego mencionó que no hay por qué alarmarse: Jesús dio su sacrificio, por lo que hoy recibimos el perdón de los pecados. Se trata de renunciar a todo lo que nos impide centrarnos en lo esencial. “Como hijos de Dios podemos hacer muchas cosas, muchas actividades en nuestra vida que no son pecaminosas”, explicó el Apóstol Mayor, “pero de vez en cuando tenemos que renunciar a estas actividades para concentrarnos en nuestra elección, nuestra misión, nuestro futuro. No basta con tomarse el tiempo de venir a la Iglesia para un Servicio Divino. También debemos dedicar tiempo a prepararnos para el Servicio Divino y, sobre todo, dedicar tiempo después del Servicio Divino a reflexionar sobre la palabra de Dios y preguntarnos: ¿Y qué quiero hacer concretamente ahora?”.
Otra forma de ayunar es renunciar a la curiosidad nociva. “Es raro, uno nunca se interesa por los que dicen cosas buenas de su prójimo. Los que dicen cosas malas siempre tienen más éxito que los que dicen cosas buenas”. Pero lo más importante que hay que saber sobre el prójimo es: “Jesucristo te ama. Murió por ti. Quiere llevarte a su reino y quiere que yo te ame”.
Otra forma de ayunar es abstenerse de discutir sobre la doctrina de la fe. “No pierdas el tiempo intentando convencer a la otra persona de que tienes razón. Lo que hacemos es profesar nuestra fe”. El tiempo está mejor empleado haciendo el bien al prójimo.