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Armonía: la clave para el reino de los cielos

20 08 2025

Autor: Sophie Berg

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Un mundo nuevo para una humanidad nueva y unida: ¡Dios lo está construyendo! Y todos pueden formar parte de él. ¿Cómo exactamente? El Apóstol Mayor lo revela.

“Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo”. Con esta palabra bíblica de Isaías 65:18, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró el Servicio Divino del 22 de junio de 2025 en Yogyakarta, Indonesia.

El viejo mundo vs. el nuevo mundo

La creación de Dios: en primer lugar, pensamos en la creación de la tierra y el mundo. Aquí se puede comprender el poder y la gloria de Dios. Pero con la caída en el pecado, la creación quedó destruida. El pecado no solo “dañó la relación entre Dios y los seres humanos”, explicó el Apóstol Mayor, sino también “la relación de los seres humanos entre sí”. La armonía que existía se rompió.

Para restaurar esta armonía, Dios comenzó una nueva obra tras la caída en el pecado: “la Obra de Redención”. Él quiere reparar lo que el mal ha destruido. Dios está trabajando en un mundo nuevo: “Él quiere crear esta Jerusalén, que es una imagen del pueblo de Dios, de la Iglesia de Cristo”.

Requisitos para el nuevo mundo/la nueva creación

Para restaurar la armonía entre Él y los seres humanos, así como entre los seres humanos entre sí, Dios crea algunas cosas “en nosotros y para nosotros”.

Bautismo y Sellamiento: A través de los Sacramentos del Bautismo y el Sellamiento, “Dios ha creado en tu alma una nueva creación, que ya existe”. Esto permite una relación perfecta con Dios, el acceso a su reino y “la vida eterna en el cielo” con Él.

Amor: La coacción, el castigo y las amenazas no son métodos de Dios. Sin duda, podría ejercer su poder, pero “obra de una manera completamente diferente”. Para mostrar el comportamiento correcto, Él motiva: “El único poder y fuerza que utiliza es su amor”.

Seguimiento: Dios no nos libra de las adversidades, pero siempre nos brinda una salida. Dios nos da la libertad de elegir, la salvación depende de nuestra propia voluntad. Si estamos firmemente decididos a seguir a Cristo y a ser como Él, nadie puede impedir nuestra salvación. “Seguid este camino y seréis salvos”, subrayó el dirigente de la Iglesia.

Nuevo comienzo: Como seres humanos, somos imperfectos y no podemos evitar pecar. “Dios siempre nos da una oportunidad para comenzar de nuevo. Nos concede el perdón de los pecados”.

Meta: “Dios quiere hacerme a imagen y semejanza de Cristo”. Por su gracia, Dios hará perfectos a quienes sean sinceros y perseveren hasta el final. “Él ha preparado un lugar para ti y para mí en su reino”. Esto no es un sueño ni un deseo, sino una realidad.

El camino hacia el nuevo mundo/la nueva creación

Dios está construyendo la nueva Jerusalén y quiere crear un nuevo pueblo que “vive en armonía con Dios y en armonía entre ellos”.

Unidad: “Dios llama a personas de todas las naciones, de todas las condiciones sociales”. No importa si son jóvenes o viejos, buenos o malos, ricos o pobres, cultos o sin estudios, Dios los reúne a todos en un solo pueblo. Aunque todavía nada es perfecto, la unidad ya es visible. Lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa.

Reconciliación: Dado que aún hay algunas imperfecciones, también surgen problemas y conflictos en la comunidad. Según el Apóstol Mayor, Dios no evita los conflictos, pero “siempre crea una posibilidad para resolverlos y superar las diferencias”. Es importante ser lo suficientemente humildes y sabios como para seguir el camino que Él nos muestra.

Bendición: La misión de Dios para su pueblo es: “Debéis ser una bendición para todos los seres humanos”. Por lo tanto: “Mirad hacia afuera y aprended a amar a todos”, exhortó Jean-Luc Schneider. Y continuó: “Contribuid a su salvación”.

Solidaridad: Juntos, su pueblo es capaz de grandes cosas, porque “se complementa mutuamente”. Al igual que en la imagen del cuerpo de Cristo: “La función de cada parte es diferente, pero todas son necesarias. No podemos prescindir unas de otras”.

Realidad divina: Aunque el pueblo perfecto de Dios aún no es visible hoy en día, “a los ojos de Dios, esta nueva Jerusalén ya existe”. El dirigente de la Iglesia explicó: “No podemos verlo porque vivimos en el tiempo, no podemos comprenderlo con nuestro entendimiento humano”. Para Dios no existe el tiempo y, por lo tanto, Él describe una realidad que ya puede ver.

20 08 2025

Autor: Sophie Berg

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