Asistencia espiritual (05): Con y sin ministerio
Brindar asistencia espiritual, ¿quién puede hacerlo y quién sabe hacerlo? Sobre la motivación, los deseos del corazón y el encargo ministerial en la asistencia espiritual.
“No se puede brindar asistencia espiritual detrás del altar. Para brindarla hay que estar cerca de los enfermos y de los que sufren”, subrayó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider durante el Servicio Divino del 2 de abril de 2016 en Buenos Aires (Argentina). Y para estar cerca de ellos uno no tiene que ser Diácono, Pastor o Apóstol. Incluso las hermanas y hermanos sin ministerio lo pueden hacer.
Que cada uno ofrezca asistencia espiritual y cultive la comunión, es un llamado a todos los cristianos nuevoapostólicos. En la visión y la misión de la Iglesia Nueva Apostólica se describe lo agradable de ello –el sentirse bien, el estar en comunión– así como el programa de trabajo: la orientación hacia Jesucristo, el anuncio del Evangelio y la asistencia espiritual. La asistencia espiritual es, por lo tanto, un elemento central de la vida cristiana.
Tarea de toda la comunidad
“A ponerse a trabajar con amor”, fue la consigna del año 2014. En aquel momento, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider explicó el pasaje bíblico “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2) que no solo estaba dirigido a los portadores de ministerio, sino a toda la comunidad. Todas las actividades, todo que se emprende en las comunidades, en la Iglesia, debe caracterizarse por el amor a Dios y al prójimo. El amor no debe faltar, no debe desaprovecharse.
“La asistencia espiritual es una tarea de toda la comunidad”, dice el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica (Catecismo INA), capítulo 12.4. Está “también relacionada con la ayuda práctica en la vida; son válidas las siguientes palabras: ‘Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí’ (Mateo 25:35,36)”.
Aliviar la necesidad del prójimo
Estar dispuesto a compartir las cargas del prójimo, es decir, lo que lo hace sufrir, lo que lo hace cansarse y vacilar, eso también es amor y preocupación por el prójimo. “Las necesidades de mi hermano y mi hermana son también mis necesidades”, subraya el Apóstol Mayor Schneider. Esta convicción es independiente del ministerio y el encargo. Es el corazón, el alma, que lo siente así y luego obra. Por ende, no requiere ninguna petición o mandato “desde lo alto”.
Y los cristianos de todo el mundo lo demuestran cada día en los múltiples servicios en los que tienden una mano al prójimo. Esto no es solo tarea de las instituciones de beneficencia de la Iglesia, esto no solo se muestra en los proyectos caritativos de las comunidades y distritos de la Iglesia, esto también es la fe experimentada por cada individuo. Estar cerca del prójimo, percibir sus necesidades y aliviarlas.
Apacentar el rebaño de Cristo
Como se deduce de las palabras de Jesús “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas […] Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:11 y 2728), los asistentes espirituales con encargo ministerial están activos “voluntariamente” y con “animo pronto” (1 Pedro 5:2-4), como describe el Catecismo INA 12.4.
Los Diáconos, Pastores y Apóstoles no solo se preocupan por las necesidades materiales, sino que cumplen la tarea de apacentar el rebaño de Cristo y prepararlo para el retorno de Jesucristo. Así que no se trata solo de cuestiones cotidianas, sino también de cuestiones de la fe. El modelo perfecto de la asistencia espiritual es Jesucristo; Él quiere preservar a todos, no perder a nadie, y siempre tiene presente la vida eterna.
Todos son llamados
Asistencia espiritual; pocos términos incluyen tanto, son tan amplios como este. Porque no se trata solo de una dedicación especial en situaciones de emergencia o de crisis; tampoco se trata exclusivamente de un acompañamiento espiritual realizado a tiempo completo o por portadores de ministerio. La asistencia espiritual es algo que se encuentra a menudo en situaciones bastante cotidianas e imperceptibles. La asistencia espiritual es escuchar, orar, sentir compasión, ayuda activa. La asistencia espiritual es preocuparse por la vida eterna del alma.
¡Y todo el mundo puede, todo el mundo sabe participar activamente en esto!
Foto: mauvaiseherbe – stock.adobe.com