Asistencia espiritual (20): Depresión, un camaleón al que le gusta esconderse
La depresión es una enfermedad que nadie desea, pero con la que muchas personas tienen que luchar. La asistencia espiritual no puede curarla, como mucho puede aliviarla. ¿Pero cómo?
Los laicos suelen confundir la depresión con la tristeza, porque las personas deprimidas, por lo general, son personas tristes. Pero su tristeza es mucho más profunda y oscura, aparentemente sin posibilidades. La depresión es una enfermedad, no una emoción pasajera. El abatimiento, la falta de interés, el agotamiento y el desgano son algunos de los síntomas. La fatiga se convierte en el estado normal. Y, sobre todo, la depresión no desaparece por sí sola y no mejora con la distracción o el estímulo. Esto lleva a las personas a sus límites. Y a veces existe el peligro de suicidio.
Como un camaleón, esas personas quieren desaparecer de su entorno. En función del contexto en el que se encuentran, se adaptan para no llamar la atención. Porque si le dicen a la persona equivocada lo que realmente sienten, escucharán frases como: “No seas así – no es tan malo – lo sé – ¡todo estará bien!”. Otras cosas podrían ayudarles, pero precisamente esto no. Entonces mejor desaparecer…
La mera exhortación de que la fe, las oraciones y la ofrenda tienen que ser más intensos, sería demasiado para las personas deprimidas y tendería a empeorar su estado. La comunión sin consejos es la mejor consigna.
¿Qué hacer?
¿Cómo debe, cómo puede la comunidad o el Pastor tratar a los hermanos y hermanas en la fe deprimidos? Como tantas veces en la vida, no hay una sola respuesta a esta pregunta. La ayuda médica es necesaria, a menudo también la psicoterapia. El estímulo y la asistencia espiritual fiable pueden ayudar, pero tienen límites claros. ¡Un Pastor no es un médico, ni un terapeuta! Su misión es diferente:
- Encarna el amor y la valoración de Jesucristo y enfatiza que el desvelo divino sigue estando a pesar de las apariencias, aplicándose siempre al individuo en su totalidad.
- Explica que la enfermedad no es una consecuencia del pecado o de la duda en la fe. No es la duda la que enferma, sino la enfermedad.
- Brinda consuelo divino, por ejemplo, mediante el perdón de los pecados y el festejo de la Santa Cena.
- Transmite confianza, que no vulnera con instrucciones poco profesionales ni con discursos frívolos.
Lo más importante para todos los participantes en el evento es escuchar. Las personas deprimidas también suelen ser personas solitarias y necesitan que se les hable. Por cierto, esa es una de las razones por las que existe la asistencia espiritual por teléfono. La sensación de que “alguien me escucha” puede ser inmensamente enriquecedora e incluso salvar vidas. El oyente como mejor amigo, al menos por un momento. Hay que destacar que la intervención en una crisis solo puede ser durante un tiempo determinado, no es una tarea para toda la vida.
Límites de la asistencia espiritual
Las posibilidades de asistencia espiritual como contribución a la curación de las enfermedades mentales -como en el caso de las enfermedades físicas- no deben sobrestimarse. La asistencia espiritual de urgencia puede acompañar mediante la cercanía y el estímulo hasta que se disponga de ayuda profesional. Cruzar los límites no ayuda, sino que solo provoca más sufrimiento. Los asistentes espirituales a menudo se encuentran con límites tanto en términos de formación y experiencia como en términos de las leyes vigentes. En este contexto, un asistente espiritual no debe hablar en contra de los consejos de los profesionales y expertos, ni tampoco desaconsejar la visita al médico. No debe hacer su propio diagnóstico ni elevar la curación de las dolencias psicológicas a una cuestión de fe.
¿Y después?
Al final, todos se ven afectados: Las personas deprimidas, sus familias, los Pastores, la comunidad. La aceptación y el acompañamiento sin prejuicios de los hermanos que estén afectados por alguna enfermedad mental, algunos de ellos con patrones de comportamiento estresantes, es el ideal al que hay que aspirar. Ser aceptado en la comunidad es beneficioso y ayuda a sobrellevar la enfermedad. El camaleón no tiene que desaparecer, sino que se le permite mostrarse en toda su singularidad. ¡Se deja ver y no se lo come por ello!
A aquellas personas que sufren de depresión: ¡Dios te ama! ¡Nosotros te amamos! ¡Eres parte de nosotros!
El siguiente episodio de la serie de asistencia espiritual describe un tema que forma parte del ser humano: el acompañamiento en el duelo.
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