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Asistencia espiritual (7): Un alumno, muchos maestros

noviembre 3, 2020

Autor: Oliver Rütten

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¿Quién se ocupa de los niños? ¿Quién es responsable de la educación religiosa? Muchos, dice el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Una mirada al amor, la responsabilidad y las estructuras de la Iglesia.

En el año 400 a. C., Platón llamó a sus contemporáneos a través de Sócrates a “epimeleia tés psychés”, a “cuidar el alma”. No solo debían ocuparse del bienestar y el honor terrenal, según el deseo del filósofo griego. Después de todo, el alma es inmortal, en contraste con el cuerpo material. A este respecto, la asistencia espiritual, tal como se utiliza este concepto hoy en día, se entiende en el primer contexto (cf. “La religión en la historia y en el presente”, Jürgen Ziemer).

Apoyo e instrucción

La asistencia espiritual no solo es un apoyo, una compañera en situaciones difíciles de la vida, sino que también se caracteriza por la instrucción, la orientación y la función de ejemplo. Hacer que las personas sean aptas para todos los desafíos y situaciones materiales y espirituales, es la aspiración de la asistencia espiritual. Aquellos que la llevan a cabo la realizan por amor y aprecio a su prójimo. Y esta labor no está ligada a un ministerio, sino que es una tarea de toda la comunidad (cf. Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica 12.4.1.)

En la Iglesia, esto es particularmente evidente en el dictado de clases del que forma parte la educación religiosa de los miembros jóvenes de la comunidad.

El trabajo en equipo de portadores de ministerio, maestros y la familia

Son los padres y las madres los responsables de la instrucción religiosa. El Apóstol Mayor Schneider también llamó la atención sobre este hecho recientemente; no se trata de transmitir mandamientos y prohibiciones, sino más bien: “Nuestra firme convicción: Jesucristo es bueno para ti. El Evangelio es bueno para ti. Los padres son los primeros en transmitirlo”. Bajo ninguna circunstancia, los padres deben eludir esta responsabilidad o definir a la Iglesia como la única responsable de ella. Las madres y los padres dan testimonio de esta obligación en el acto sacramental del Santo Bautismo con Agua.

Pero los padres no son dejados solos en esta tarea. Los maestros en las comunidades y los distritos de la Iglesia participan en ella a través de la amplia gama de enseñanza que es ofrecida. Así que probablemente son los niños los que tienen a la mayoría de los asistentes espirituales a su alrededor.

Amplio ofrecimiento de enseñanza en la Iglesia

“En las clases que se dictan en la Iglesia, los niños y adolescentes son guiados a ser conscientes de la responsabilidad que tienen en su vida frente a Dios. Fomentar la comunión y el sentido de unión constituyen metas centrales”, describe el Catecismo INA 12.4.1.1 en su introducción. Y la Iglesia hace mucho para proporcionar una buena base para los jóvenes creyentes en la preescuela dominical, la escuela dominical, la instrucción religiosa y las clases de Confirmación.

El Apóstol Mayor Schneider deja claro a los maestros que la tarea no es solo “informar a los niños sobre las historias bíblicas del pasado, sino también ayudarles a desarrollar una estrecha relación con nuestro Padre celestial hoy y en el futuro”. De esta manera, el trabajo de los maestros y portadores de ministerio puede ayudar a los padres a apoyar la educación de sus hijos. Un trabajo en equipo para que los jóvenes se conviertan en personalidades con una fe firme y en cristianos alegres.

Foto: Jürgen Priewe – stock.adobe.com

noviembre 3, 2020

Autor: Oliver Rütten

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