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Avances con apoyo y confianza en Dios

noviembre 20, 2017

Autor: Tatjana Augustin

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La ayuda también le puede ayudar al que ayuda. Informa al respecto el Obispo Rafael Movsesyan. Atiende desde la fundación de NAK-karitativ los proyectos en curso en Armenia.

¿Cómo comenzó el intensivo trabajo en conjunto con NAK-karitativ?

En los difíciles tiempos después del terremoto de 1988 y de los conflictos en Bergkarabach, las personas necesitaban ayuda urgente. Los alimentos sólo se conseguían por vales. La asignación preveía por día y por persona sólo 150 gramos de pan. En aquella época trabajaba en estrecha unión con el Apóstol Kusserow, en los años 90 continuó con este apoyo el Apóstol Bernd Klippert, el futuro director comercial de NAK-karitativ.

A fin de facilitar el compromiso social, fundamos entonces junto con Alfred Kusserow la «Sociedad para la amistad germano-armenia». El trabajo caritativo adquirió para mí personalmente un significado especial cuando mi hija Liana falleció a consecuencia de un accidente de tránsito. En aquel tiempo –corría el año 2004– comenzó la edificación de jardines de infantes junto con «Semper pro humanitate». Más adelante, NAK-karitativ apoyó la instalación de más jardines de infantes. Entretanto tenemos ocho jardines de infantes, seis en Armenia y dos en Georgia. Uno de ellos es dirigido por mi esposa. Para ella este trabajo es hasta el día de hoy lo mejor que le podía pasar después de la pérdida de nuestra hija. Los niños provienen en su mayoría de familias que viven en las condiciones más modestas.

En los años que siguieron se agregaron ayudas de emergencia médica a través de NAK-karitativ. Eso fue una gran ayuda, pues gracias a este programa muchas personas pudieron salvar su vida o mejorar su salud.

¿Cómo es la situación en Armenia hoy?

En nuestro país hay mucha pobreza. Durante la guerra muchas personas abandonaron su patria y encontraron trabajo en Rusia. Armenia parecía «un país abandonado por Dios». La corrupción y la criminalidad en bandas estaban muy difundidas. No existe clase media. Cinco a ocho por ciento de la población son muy ricos. El resto vive en la pobreza. Uno mira por la ventana y de un lado ve un Bentley y del otro lado gran pobreza. Casi todos tienen en la casa una conexión de gas, pero casi nadie lo puede usar porque es demasiado caro. Se cocina con madera y también se la usa en invierno para calentarse.

¿Cómo podemos ayudarle a la gente en este dilema?

Veo muy buenas iniciativas en las medidas para promover los ingresos que actualmente estamos llevando a cabo. No son grandes proyectos, como la construcción de fábricas u obras. Pero cada familia a la que le ayudamos de esta manera, puede criar animales o dedicarse a un pequeño negocio. Esto las hace capaces de poder sustentarse a sí mismas. Ya no tienen que pasar por hambre. La presión de ir a Rusia a trabajar, va cediendo, la familias quedan juntas. En la medida en que aumenta su autonomía, ven pequeños éxitos y pueden financiar ellas mismas su vida, son más conscientes, vuelven a tener esperanza y miran con mayor confianza al futuro.

Un hermoso ejemplo es esta familia de la región de Tavusch. Los padres –ambos tienen una leve discapacidad mental– viven con su hija en condiciones de extrema pobreza. Habían escuchado de nuestro programa y querían hacer algo sin falta. Con la venta de huevos y pollitos, la familia ahora puede mejorar sensiblemente sus ingresos. Es conmovedor ver qué comprometidos están y con cuánta dedicación la familia cuida sus gallinas y está orgullosa de hacer algo para su familia.

Otro proyecto es el «proyecto tortas». Aquí hubiese esperado el menor de los éxitos. Esta mujer habló muchas veces por teléfono e hizo interminables preguntas. Entonces la mujer muy naturalmente hizo un contrato con dos negocios. Ahora tiene compradores fijos y logra un pequeño ingreso.

¿Cuál es su deseo para Armenia?

Deseo para mi pueblo una paz perdurable y una reactivación comercial. Ya se habría alcanzado mucho si la provisión básica de alimentos fuese mejor y todos pudiesen saciar su hambre. Esto es especialmente importante para el desarrollo de los niños. No puede esperarse el apoyo estatal. Si los niños están satisfechos y le preguntas cómo les va, por lo general responden: «Nos va bien». No se necesita mucho: comidas regulares, al menos una comida caliente por día, padres amorosos y algún juguete…

¿Cómo ve el futuro?

Los armenios son un pueblo orgulloso. Pero también tienen personas creyentes. Tengo confianza en que las personas con su confianza en Dios y su esperanza puedan hacer algunos avances si se les ayuda un poco. Las generaciones que vienen tienen un gran potencial. Se agrega a ello que tenemos familias que funcionan bien. Por medio de estos vínculos estrechos uno ayuda al otro.

noviembre 20, 2017

Autor: Tatjana Augustin

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