«Bengaluru Central», la comunidad del sur de la India es dinámica y variada como la megalópolis misma. Además de los miembros nativos de la comunidad, frecuentemente concurren allí a los Servicios Divinos hermanos y hermanas de todo el mundo.
La enorme ciudad de Bengaluru, capital del estado federal de Karnataka, es después de Mumbai y Delhi la tercera ciudad más grande de la India. La industria aeroespacial y la rama de la computación y de Internet atraen a personas de todo el mundo a Bengaluru. En el lapso de diez años, la población creció de 6,5 a 9,5 millones de habitantes. La diversidad de religiones, culturas y tradiciones convierten a Bengaluru, antes también llamada Bangalore, en una ciudad multicolor y polivalente llena de sorpresas.
Diversidad de idiomas y culturas
La comunidad de Bengaluru Central es tan variada y cosmopolita como la ciudad y todo el país: ya que se ha convertido en una comunidad de personas de diferentes culturas no sólo de todo el país, sino de todo el mundo, casi todos los Servicios Divinos son oficiados en inglés, mientras que los hermanos que son llamados a colaborar en el altar predican en inglés, francés y en las lenguas locales canarés y támil.
Los Servicios Divinos se realizan los domingos por la mañana, ni pensar en Servicios Divinos durante la semana por el tránsito extremadamente intenso y los grandes embotellamientos en las calles, así como los horarios de trabajo muy extensos de muchos miembros de la comunidad; incluso los domingos, cuando hay menos tránsito en las calles, algunos hermanos necesitan dos horas para un recorrido de 22 kilómetros.
Una comunidad variada y dinámica
La concurrencia promedio a los Servicios Divinos en Bengaluru Central es de unos 30 miembros, aunque a veces se duplica esa cantidad inesperadamente por la afluencia de visitantes. Con mucha frecuencia participan además hermanos de otras partes de la India, del Congo y de Alemania de los Servicios Divinos. Surge así una comunidad muy dinámica con un pequeño núcleo de miembros permanentes y numerosos hermanos que concurren a la comunidad transitoriamente, mientras estudian o trabajan en la ciudad. Se quedan, en su mayoria, entre uno y cinco años.
Los miembros nuevos son recibidos y atendidos con amor. Todos están cordialmente invitados a unirse y aportar sus capacidades. El Pastor Sunny Arnakonda, dirigente de la comunidad, expresa al respecto: «Me alegro que los hermanos y los invitados no sólo participen de los Servicios Divinos, sino que también realicen su aporte con los diferentes talentos que poseen. Esto es válido ante todo para nuestros hermanos de África, que tienen voces destacadas y forman un pequeño coro cada vez que se presenta la oportunidad».
No sólo abierta los domingos
Además de la comunidad de Bengaluru Central, el terreno de la iglesia también alberga la administración de la Iglesia Nueva Apostólica en la India y la oficina del Ayudante Apóstol de Distrito David Devaraj. Debido a las reuniones regulares de Apóstoles y Obispos en la administración, frecuentemente tienen lugar en la comunidad Servicios Divinos de Apóstoles y Obispos, muchas veces sin anuncio previo. En el predio de la iglesia también hay alojado un centro de producción de hostias para la Santa Cena. Actualmente tres empleados realizan allí una producción de unas 200.000 hostias por mes y el envío a las alrededor de 800 comunidades de todo el país.
Antes y ahora
Desde que la comunidad fue fundada en 1972, los Servicios Divinos se efectúan en la sala de estar remodelada de una anterior vivienda. Sathya Kuthottungal, viuda del difunto Apóstol José Kuthottungal, es desde hace más de 40 años miembro de la comunidad de Bengaluru Central y recuerda: «Había dos edificaciones separadas: una era la iglesia y en una segunda casa pequeña vivía el Apóstol con su familia».
El Anciano de Distrito Samuel Ponraj sirvió desde 1992 durante más de 20 años en Bengaluru Central: «A mi parecer, nuestra fe se desarrolla. Es mucho más firme que la que experimenté en la India en la época de los pioneros de la Obra de Dios. La doctrina también sigue evolucionando. Estoy convencido de que este desarrollo nos lleva más cerca de Dios».