Los cristianos no solo deben hablar, también deben obrar como cristianos. Pero, ¿cómo hacerlo precisamente en un momento en que el cristianismo está marginado en algunas partes del mundo? Aquí un extracto de las prédicas dominicales de la Iglesia Nueva Apostólica en septiembre.
Por qué, en realidad, los cristianos son tan silenciosos, preguntó una vez un misionero cuando fue entrevistado para un periódico. Para él, estaba claro que los discípulos de Cristo debían gritar “a los cuatro vientos” a quién seguían. Y sí, hay algo de razón: la fe cristiana no debe ser un asunto privado y, desde luego, tampoco un tímido tabú.
En las comunidades nuevoapostólicas, los Servicios Divinos dominicales de septiembre tienen como tema “Vida cristiana”. La atención se centra en textos bíblicos que expresan claramente que la fe cristiana no es nada teórica, sino que da forma a la vida privada de las personas. Y esto, a su vez, se pone de manifiesto a través de su comportamiento diario. ¿Cómo vivo, cómo reacciono y por qué hago lo que hago? Preguntas fundamentales que, después de todo, debería plantearse cada ser humano.
Qué cuenta
Un versículo bíblico conocido en los círculos cristianos se encuentra en Salmos 73:23-24: “Con todo, yo siempre estuve contigo: me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria”. Esta frase sugiere que hubo que recorrer un camino difícil. Porque es cierto que las malas experiencias indudablemente influyen en la fe. Pero es peor cuando uno ve que aquellos que no creen en nada ni en nadie y tampoco preguntan por la voluntad de Dios, en parte llevan una vida exitosa y despreocupada. Si a esto se agregan acontecimientos negativos en la propia vida, el amor de Dios y su bondad se ponen rápidamente en tela de juicio. Lo que ayuda en este caso es lo dice el texto del salmo con las palabras “Con todo”: permanecer con Dios a pesar de todas las dificultades y pedir su ayuda son buenas recetas para situaciones extremas.
Qué ayuda
La prédica del segundo domingo habla sobre la relación entre obediencia y bendición. Nadie puede ganarse la bendición de Dios. Aunque tenga efectos más bien espirituales, ayuda inmensamente al creyente: ¡lo hace rico interiormente! Pero antes de toda bendición hay un mandamiento que debe ser obedecido. Ejemplo: Las personas que viven según el mandamiento del amor al prójimo pueden ser una bendición para la sociedad, porque sus acciones y sus palabras se caracterizan por la solidaridad, no por el egoísmo. Nuestra sociedad necesita personas que vivan según el mandamiento del amor al prójimo. Pero esto significa que hay que poner a prueba las opiniones tradicionales y, como sabemos, eso no es tan fácil. Pero si quieres recibir bendición, tienes que poner en práctica el mandamiento.
Qué ayuda a la Iglesia
“Nuestro objetivo no es crear una megaiglesia que incluya a todas las orientaciones religiosas”, dice el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en su Pensamiento Guía para el tercer domingo de septiembre. Al fin y al cabo, el encargo que tienen todos los cristianos y todas las confesiones es hacer que otras personas descubran el amor que Dios les ofrece. “Nos alegramos de tener buenas relaciones con otras Iglesias cristianas. No las vemos como competidoras, menos aún como enemigas”.
Dios ama a todas las personas, y los que creen en Él deben hacer lo mismo. El amor de unos a otros es un signo destacado del accionar cristiano. Así, el creyente debe participar en forma constructiva en su propia comunidad y compartir los sufrimientos y las alegrías de su prójimo.
Jesús ayuda
“¡Venga tu reino!”. Por eso los cristianos oran en el Padre Nuestro una petición que incluye tanto el reino de Dios futuro como el actual. Celebrar los Sacramentos, pedir la gracia de Dios, seguir sus caminos, todo estos son pasos hacia el reino de Dios. El consuelo es: ¡lo que lleva a cabo Jesús para su reino excede en mucho lo que nosotros podamos aportar! Es Jesús el que gobierna su Obra. Sus discípulos están todos a su servicio y en un servicio mutuo. Que nadie gobierne sobre los demás. Solo así todos contribuyen a que en la comunidad imperen el amor, la paciencia y la gracia.
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