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Como asistente espiritual en Senegal

febrero 16, 2017

Autor: Andreas Rother

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Se necesita todo un pueblo para educar a un niño. Así dice un proverbio africano que también se usa en Senegal. Vivencias de un país africano occidental que visitará el Apóstol Mayor el próximo domingo.

A veces hay pequeños instantes que conmueven especialmente y tienen mucho para decir. Así fue la experiencia del Obispo Pascal Strobel. Como asistente espiritual conoce Senegal desde el año 2001. Entre sus tareas también está la capacitación de portadores de ministerio.

Vivir sobrellevando el duelo por el hijo

En esa misión hace poco estaba de viaje cuando vivió un momento clave. Se trataba del desarrollo de los actos de duelo. Y los participantes podían hacer preguntas: ¿Si por ejemplo se mencionaban los nombres de todos los hijos del fallecido? Hasta aquí lo habitual. Pero después: ¿Sólo los hijos vivos o también los muertos?

«Esto me conmovió profundamente», informa el Obispo. Puesto que en Senegal la tasa de mortalidad infantil es alta. Expresada en cifras: 5 de 100 niños mueren antes de los cinco años de edad. Esto significa unas 15 veces más que en Europa o 10 veces más que en Norteamérica.

«Casi no existe una familia que no tuvo que llorar la pérdida de uno de sus hijos», dice Pascal Strobel: «Este dolor lamentablemente forma parte con mucha más frecuencia de la vida de las personas. Los padres se muestran visiblemente conmovidos cuando en los Servicios Divinos se predica sobre la vinculación con los seres queridos que ya están en el más allá y de nuestra esperanza de que en el futuro los volveremos a ver».

Salir cantando de la iglesia

Los hermanos de este país son alegres y relajados, experimentó el Obispo. «Salen cantando de la Iglesia», relata. Es recién la segunda visita de un Director de la Iglesia Nueva Apostólica: en diciembre de 2007 fue huésped de la ciudad de Ziguinchor el Apóstol Mayor Wilhelm Leber.

El Servicio Divino con el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider tendrá lugar en la ciudad bastante más pequeña de Sédhiou. Esto tiene sus motivos, explica Pascal Strobel: en primer lugar, tiene una ubicación central y para muchos visitantes es más fácil llegar allí. Por el otro, la Iglesia tiene aquí un buen respaldo de las autoridades. Y finalmente, aquí hay un equipo experimentado de organizadores que en 2015 ya materializaron la primera jornada de juventud en Senegal.

Se aproxima un incendio forestal

Lo importantes que son allí los niños, lo sabe también el Apóstol Gert Opdenplatz y lo cuenta: El escenario fue un pueblo en medio de la selva, servía de iglesia un lugar rodeado de postes de madera y hojas debajo de un árbol de mangos muy alto. La comunidad comprendía casi toda la población del lugar.

«Celebramos el Santo Sellamiento y la Santa Cena, y después se oyeron crujidos y chisporroteos. De repente el cielo se puso oscuro», relata el Apóstol, quien trabaja en Senegal desde 1999. «Una gran nube de humo subía al cielo y el Apóstol Gomis me pidió que hiciera rápido la oración final y la bendición final. Se estaba aproximando un incendio forestal. Los hermanos tenían que ir rápido a sus casas para defenderlas de la mejor forma posible de las llamas».

«Oramos y les dije a los hermanos que esta vez no nos despediríamos estrechándonos la mano, sino que cada uno fuera para su casa», informa Gert Opdenplatz. «Pero las madres se apretujaban alrededor mío con sus niños y me acercaban sus pequeñas manitos. Cada madre tenía la necesidad de que su hijito me pudiese dar la maño. Fueron instantes muy conmovedores».

febrero 16, 2017

Autor: Andreas Rother

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