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Cómo el agradecimiento fortalece la fe

noviembre 16, 2016

Autor: Andreas Rother

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Reconocer y valorar las dádivas, devolver de ellas al dador con agradecimiento y compartir con el prójimo. «En realidad, cada domingo tenemos fiesta de agradecimiento por la cosecha». Pensamientos de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.

«El que da alimento a todo ser viviente, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los cielos, porque para siempre es su misericordia». Sobre este texto bíblico de Salmos 136:25-26 predicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 2 de octubre de 2016 en Berlín (Alemania). 7.740 participantes tuvo el Servicio Divino, localmente y por transmisión de vídeo a 69 comunidades de la región.

¿Para qué agradecimiento por la cosecha? Así fue la pregunta inicial. La respuesta: Dios no necesita agradecimiento ni adulación. La festividad es más bien para el hombre: «Dios nos quiere bendecir más, nos quiere fortalecer en la fe, en la confianza en Dios y quiere aumentar aún más nuestra alegría». Cómo es que el propio agradecimiento se convierte en bendición para el hombre, lo explicó el Director de la Iglesia en términos del mundo material así como de la vida espiritual.

En la vida material

Al comienzo está la confesión: «Dios creó todo. Nos regaló la vida, nos da el alimento». Esto repercute en alegría: «Seamos conscientes de lo que tenemos en la vida material y alegrémonos por ello. No tenemos que estar siempre tristes por lo que nos falta, sino alegrarnos de verdad, disfrutar por el valor de aquello que tenemos». Para eso hace falta humidad: «Hay muchas personas que son mejores que yo. Y que no tienen lo que tengo yo. Yo no me lo gané; todo es gracia».

«Ahora uno llega realmente a sentir agradecimiento», dijo el Apóstol Mayor. Esto se ve de dos formas: «Como reconocemos estas dádivas y las valoramos, devolvemos una parte al dador, sólo para agradecerle, sea tiempo, energía, salud, fuerzas, dinero». Y: «como uno recibe algo de Dios, lo comparte con su prójimo. Este es un componente fijo de la fe cristiana».

«Si ya experimentamos que todo viene del amado Dios, que es gracia, entonces también puedo confiar en Él». Esto no significa que uno no se tiene que ocupar de su existencia material. Pero esta preocupación «jamás debería afectar nuestra relación con Dios».

En la vida espiritual

«Dios no nos creó sólo como seres humanos, Él también nos dio un alma», mencionó el Apóstol Mayor Schneider. «Me alegro tanto porque mi Dios se me manifiesta en Jesucristo», pues es un Dios de amor, de cercanía, de gracia y de paciencia. «Reconozcamos el valor de lo que Dios nos ha dado. Nosotros no lo ganamos. Hay muchas personas que son más creyentes que nosotros, que objetivamente son mejores que nosotros en su forma de vida, en su relación con el prójimo».

El agradecimiento a Dios se expresa ante todo en el festejo de la Santa Cena. «En realidad, en este aspecto tenemos cada domingo, cada Servicio Divino una fiesta de agradecimiento por la cosecha». El agradecimiento también se exterioriza en la ofrenda: «Renunciamos a aquello que no agrada a Dios». Y finalmente, «lo que tenemos, el Evangelio, la buena nueva, lo queremos compartir con nuestro prójimo».

El que es consciente de esto y obra así, anuncia su confianza en Dios: «Dios sembró su semilla, Jesucristo. Él sembró su Evangelio, Él envió al Espíritu Santo, Él envió a los Apóstoles. No nos preocupemos innecesariamente. Esta obra será consumada».

noviembre 16, 2016

Autor: Andreas Rother

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