Toda vez que las comunidades argentinas celebran un aniversario, es habitual que se mencionen los apellidos Gantner y Toplisek. Ambos amigos y Apóstoles en sus papeles de antecesor y sucesor sentaron fundamentos históricos, es los que cumplieron un papel decisivo la fabricación de quesos y una viuda.
Es cierto que no fueron los primeros Apóstoles activos en Sudamérica, ya que el primer Apóstol ordenado para la Argentina en 1900 fue el holandés Sijze Faber, a quien más adelante llamaron Sixto. Pero desde mediados de la década de 1910 hasta la década de 1920 su actividad quedó cubierta cada vez más por la niebla del tiempo.
Sucedió entonces que Eduardo Gantner y José Toplisek allanaron el camino para el pequeño y disperso rebaño nuevoapostólico hasta convertirlo en la actual Iglesia regional fuerte. Los impulsos decisivos para lograrlo provinieron de alguien que siempre estaba de paso: el Ayudante Apóstol Mayor Heinrich Franz Schlaphoff.
Encontrar la fe en el segundo intento
Eduardo Gantner nació en 1872 en las cercanías de San Gall, Suiza. Sus primeros contactos con la fe nuevoapostólica ocurrieron por partida doble: la primera vez en un viaje de negocios a París, Francia, y la segunda en ocasión de una visita de Artur Weder, el posterior dirigente de la comunidad de París.
El Subdiácono Artur Weder había tomado contacto con Eduardo Gantner que ya vivía en la Argentina, porque quería adquirir conocimientos sobre el proceso de elaboración de cierto tipo de queso fundido que éste fabricaba. En aquel encuentro, el Subdiácono no paraba de hablar sobre su fe. Y tanto habló, que finalmente contagió su entusiasmo al anfitrión, quien decidió acompañarlo a un Servicio Divino. Y después de observar detenidamente lo que ocurría, Eduardo Gantner quiso quedarse.
Los caminos de la vida que se cruzaron
Joseph (José) Toplisek nació en 1886 en la región de Steiermark, Austria. Allí aprendió el oficio de carpintero y se especializó en la tarea de construir pianos y armonios. Esta habilidad resultó ser extremadamente útil años más adelante para las comunidades de la Iglesia.
El confesar la fe nuevoapostólica lo acercó a un hermano, a quien a su vez había dado testimonio el Apóstol Faber. José Toplisek se radicó en la comunidad de Urquiza, donde su camino se cruzaría con el de Eduardo Gantner. Ambos, además, decidieron seguir un mismo camino y forjaron una amistad que duró toda la vida.
Mejor en español que en alemán
Cuando el futuro Ayudante Apóstol Mayor Schlaphoff llegó a Sudamérica en 1930 y asumió allí la dirección de la Iglesia, selló a las familias Gantner y Toplisek y ordenó a José Toplisek en el ministerio de Diácono. Al regresar en 1931 ordenó a ambos como Pastores.
Con su manera de ser personal, dinámica y fuerte a la hora de tomar decisiones, el Apóstol Schlaphoff reorganizó completamente la Iglesia. Entre las medidas más radicales decidió que se eliminaran los Servicios Divinos en alemán. En adelante, la prédica se debía realizar en el idioma nacional, al igual que en sus otras áreas de actividad.
Esta decisión no gustó particularmente a los portadores de ministerio locales, porque en su mayoría la comunidad era de habla alemana. Durante cuatro meses, realizaron los Servicios Divinos en español sólo para una única asistente, una viuda. Transcurrido cierto tiempo, la comunidad comenzó a crecer finalmente gracias a su entusiasmo por invitar a los Servicios Divinos. Así lo relató personalmente el Ayudante Apóstol Mayor.
Encargo especial con efecto a largo plazo
La próxima visita del Apóstol Schlaphoff trajo consigo nuevos ministerios y nuevos desafíos para la pareja de amigos. A los ojos del Apóstol, el Pastor Gantner se había desarrollado como personalidad directiva. En 1934 lo instituyó para secundarlo como Anciano de Distrito y a su ayudante Toplisek como Evangelista. Al mismo tiempo encomendó a este dúo una tarea especial: tramitar la inscripción oficial de la Iglesia Nueva Apostólica. Y tras cuatro años de esfuerzos y reveses alcanzaron este objetivo.
Los dos siguieron dejando rastros en la historia de los años fundacionales de la Iglesia en Argentina y en sus ministerios, siendo instituidos como Apóstoles en 1939 y el otro en 1944, respectivamente. El Apóstol Gantner falleció el 11 de octubre de 1948, es decir, hace exactamente 70 años. Ese mismo día, el Apóstol José Toplisek asumió la dirección de la Iglesia en la Argentina.
“Así llegó a su fin la vida de uno de los más grandes pioneros de la Iglesia Nueva Apostólica en Sudamérica”, escribía en su momento el Ayudante Apóstol Mayor Schlaphoff. “Nuestro ‘papito’ ha fallecido”, expresó recordando que los hermanos en la fe lo llamaban afectuosamente “papi”, y concluyó: “Pero su espíritu seguirá viviendo”.