El final de la historia es: “Así que nunca lo olvides: pase lo que pase, ahora no es el final de la historia”, dice el Apóstol Mayor. La bendición ya puede experimentarse antes. Lo demuestra una historia de vida.
Fue una visita sorpresa cuando el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider entró en la nave de la comunidad Tafelsig en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) el miércoles 24 de mayo de 2023. El domingo siguiente estaría allí, pero no asistirían los miembros de la comunidad. Porque para el Servicio Divino central de Pentecostés le habían cedido el lugar a la gran comunidad festiva integrada por muchos músicos. Como agradecimiento por la hospitalidad desinteresada, Tafelsig tuvo su propio Servicio Divino con el Apóstol Mayor.
La base para el mismo fue Génesis 50:20: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo”. “La palabra bíblica proviene de la historia de José. Sé que la sabéis de memoria”, dijo el máximo dirigente de la Iglesia. Pero “¿qué significa para nosotros?”. A esta pregunta tuvo cuatro respuestas.
No “por qué”, sino “para qué”
“Lo primero que podemos aprender de él es que pasara lo que pasara en su vida, José permaneció fiel a Dios. Y en cada situación en la que estuvo, hizo el bien”. No importa si las cosas fueron mal al principio, cuando fue vendido como esclavo. O al final, cuando era rico y poderoso.
“Cuando miro a la Iglesia y al círculo de los hijos de Dios, me sorprende lo diferentes que son sus destinos”. Algunas personas tienen mucho éxito y gozan de buena salud, y siguen así todo el tiempo. Otras tienen que sufrir siempre, del principio al fin. “¿Y por qué? No hay respuesta del Espíritu Santo. Y os digo que a veces esto me duele mucho”.
Pero “no pierdas el tiempo preguntando por qué. Dios solo quiere que confiemos en Él. La única pregunta que tiene sentido es: ¿Qué puedo hacer hoy por Dios en esta situación? ¿Qué puedo hacer por mi prójimo? Y créeme, el Espíritu Santo siempre te dará una respuesta”.
Qué significa realmente bendición
“También es una historia sobre la bendición”, explica el Apóstol Mayor. “Para los seres humanos, bendición suele significar riqueza, éxito, salud, lo que sea”. Pero “esta no es la bendición”. Porque “José fue fiel. Hizo el bien. ¿Y cuál fue el resultado? Fue vendido como esclavo. Y fue a prisión”.
«Recordad la historia. Como esclavo, en prisión, como número dos del reino, Dios estaba con él. Esta es la bendición. La verdadera bendición es cuando puedes experimentar: Dios está conmigo. Cuando tienes paz en tu corazón, cuando tienes esta certeza en tu corazón: Dios me ama”.
Cuándo algo puede ser una bendición
“Dios convirtió el mal en bien”, aclaró el Apóstol Mayor en el ejemplo a José. “Como esclavo pudo aprender a realizar los quehaceres domésticos. Como prisionero, pudo aprender a dirigir una organización. Y así todo fue solo una preparación para que pudiera convertirse en el número dos del reino y gobernar todo el país y ser una bendición para todo el país”.
“La verdadera bendición es todo lo que fortalece tu relación con Dios. Así que, si eres rico y tienes mucho dinero, eso puede ser una bendición si fortalece tu relación con Dios. Cuando te das cuenta: Esto es un regalo de Dios, y fortalece tu gratitud hacia Dios. Y si te inspira a utilizar tu salud, tu dinero, tu fuerza, tu energía para servir a Dios, entonces tu riqueza es una bendición”.
“Y, por otro lado, las dificultades también pueden convertirse en una bendición si te ayudan a acercarte a Dios. Como ves, Dios puede convertir el mal en bien. Y Pablo dice que, en realidad, a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”.
Este no es el final
“Imaginaos que contáis los niños la historia de José y la termináis cuando está en la cárcel. ¿Cómo reaccionarían los niños?”, dijo el Apóstol Mayor Schneider sonriendo. Dirían: “No, este no es el final de la historia. Al final se convierte en rey. El final es un buen final”.
“Y, hermanos y hermanas, eso es exactamente lo que quiero decir: Pase lo que pase en tu vida, ya sea un buen momento o un momento muy difícil, nunca olvides que no es el final de la historia. Al final, Jesús vendrá y convertirá el mal en bien y os conducirá a su reino. Así que nunca lo olvides: pase lo que pase, ahora no es el final de la historia. El final de la historia es la victoria de Jesucristo”.