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Con el Apóstol Mayor por primera vez en África

junio 10, 2015

Autor: Andreas Rother

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Hurgar en archivos tiene un toque de aventura. Hojear diarios con experiencias personales o descubrir fotos también se puede hacer online, por ejemplo en la biblioteca digital del archivo central de la Iglesia Nueva Apostólica Renania del Norte-Westfalia (Alemania). Allí se encuentra un panorama de un acontecimiento que en estos días celebra su jubileo: la primera visita de un Apóstol Mayor a África.

Aunque la filial de Internet del archivo central no es nueva, sí fue renovada. Y esto en doble sentido: con su nueva estructura, el ofrecimiento online está mejor ordenado, dividido en secciones claras y tiene una presentación agradable. Lo que es realmente nuevo es la forma de preparar las informaciones: hay menos material preparado y más acceso a documentos originales.

Del diario de experiencias del Apóstol Mayor

Uno se siente como si estuviera allí presente, cuando se hurga en la biblioteca digital: un plan de viaje escrito a mano, la ruta en un mapa de aquellos días, una gran cantidad de fotos y luego el diario de experiencias del Apóstol Mayor Walter Schmidt. Anotaba sólo palabras claves, pero revelaban en alguna medida cómo vivía su viaje por África.

Nunca antes ninguno de los principales dirigentes de la Iglesia había pisado suelo africano, hasta que el Apóstol Mayor Schmidt en la mañana del 9 de abril de 1965 bajó del avión en Johannesburgo (Sudáfrica): „A las 9.30 horas, hora alemana, hora africana 10.30 horas», como dejó asentado meticulosamente en su libro de apuntes.

Grandiosos cantos y largo viaje de ida

«Características especiales: grandiosos cantos», dice en la anotación del 11 de abril, escrita después del primer Servicio Divino del Apóstol Mayor en África. 7200 hermanos se habían reunido en un estadio con pista de hielo en Johannesburgo, de ellos 2700 en salones contiguos. Muchas veces los concurrentes estaban sentados en el piso, también en posteriores Servicios Divinos, porque no podían conseguirse suficientes sillas.

«¡En Puerto Elizabeth hay 5 comunidades con 3.188 hermanos!», se anota el Apóstol Mayor Schmidt a su llegada allí el 13 de abril. Y un día después al término del Servicio Divino: «Muchas hermanos habían emprendido un viaje de 250 millas». Durante su gira por Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe (antes Rodesia del Norte y Rodesia del Sur) sirvió a más de 43.000 hermanos en Servicios Divinos y recorrió 25.000 kilómetros en avión.

El viaje deja profundas impresiones

Muchas anotaciones se leen, dentro de su contexto, casi con frialdad técnica: como «Hechos especiales: por la noche en el hotel, incendio en la habitación» del 14 de junio en Puerto Elizabeth y días después «Saludo por 3.000 – 4.000 hermanos en el aeropuerto» en Ciudad del Cabo. Algo similar en el programa desarrollado: «Viaje al Monte de la Tabla, altura 833 m, largo del cable carril 1.350 m».

Pero el viaje deja profundas impresiones en el Apóstol Mayor: «En Sudáfrica, Rodesia hasta más arriba en Zambia se presentaron ante mis ojos paisajes no comparables con las circunstancias europeas», escribe para el Calendario «Nuestra Familia» en la edición de 1966. Y sobre las personas informa: ellos «aman a su patria, sus usos y costumbres, cultivan su propio estilo de vida y a pesar de su pobreza y modestia, toman muy en cuenta la dignidad de sus raíces».

Un fundamento de fe, un vínculo de amor

El Apóstol Mayor, que entonces contaba con 75 años de edad, había iniciado su viaje deseando «servir alguna vez personalmente a sus hermanos africanos y conocer sus comunidades, su estado espiritual y sus condiciones de vida por experiencia propia», dice en su biografía. La conclusión del Apóstol Mayor Schmidt: «Por momentos me pasaba como que había sido trasladado al tiempo de la Iglesia del principio. Uno sentía que ellos eran hermanos y hermanas en Cristo. En mi servir me fue confirmado en todos los lugares: un fundamento de fe, un vínculo de amor, un corazón y un alma».

junio 10, 2015

Autor: Andreas Rother

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