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Con la fuerza de la fe: personajes 2018

diciembre 28, 2018

Autor: Andreas Rother

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Alabar a Dios con una voz de terciopelo, amar a Dios contra toda resistencia y practicar el amor al prójimo sin limites. Cada uno a su manera vive su fe. Ellos son Manilo, Mannki y Angela.

Vida llena de cantos

Manilo Davids, con su hermosa voz natural de tenor, conmovió los corazones de cientos de miles. En abril de 2018 hubo que despedirlo. Murió después de una larga y grave enfermedad.

Manilo se hizo conocido entre los hermanos y hermanas de todo el mundo por el Servicio Divino de Pentecostés 2010 en Sudáfrica. En la preparación de la Santa Cena para los difuntos cantó «Juntos aquí con el Señor». El video de Youtube de la transmisión sigue siendo todavía hoy uno de los clips más vistos del contexto nuevoapostólico.

A mediados de 2016 Manilo sufrió un accidente cerebrovascular con hemorragia cerebral. Estuvo varios meses en coma. Amigos y compañeros del área de la música iniciaron campañas de donaciones para apoyar a su familia.

Manilo Barry Davids falleció en la mañana del 6 de abril de 2018. Las honras fúnebres comenzaron con uno de sus cantos preferidos: «Sometime we‘ll understand» –un día entenderemos.

Cristiana con todas sus consecuencias

Confesar la fe puede convertirse en un desafío para la supervivencia. Así lo experimenta Mannki Nag. Cuando la joven oriunda de la India se decidió por la fe nuevoapostólica, no solo ella fue excluida de la comunidad rural, sino también toda su familia.

«La vida para mí y para mi familia se ha vuelto muy difícil», informó la joven de 27 años en la entrevista. «Apoyo a mis padres trabajando como sastre para los habitantes de las aldeas vecinas. Así tratamos de llegar a fin de mes».

En su fe Mannki no se deja intimidar: «Cada domingo me gusta pasar el día con los miembros de nuestra comunidad y comparto con ellos mis experiencias en la fe, ya que la mayoría de los pobladores de mi aldea durante la semana no me dirige la palabra».

Le gustaría cursar un bachillerato, «lo que me ayudaría a contribuir más para el sostén de mi familia y el bienestar de la sociedad». Mannki Nag está un poco más cerca de su objetivo: su destino conmovió tanto a una serie de hermanos y hermanas en la fe que efectuaron donaciones para hacerle posible el estudio.

Partera sin fronteras

La estación sanitaria de «Médicos sin fronteras» estaba ubicada no lejos de los campos de batalla. Se oía claramente el intercambio de disparos. «Nunca tuve miedo. ¡Jamás! Ni una sola vez. Me siento contenida por Dios. Y estoy segura de que Él decidirá lo que es mejor para mí». Tres meses estuvo trabajando Angela Schwarz, suiza por elección, como partera en Sudán del Sur.

8 a 14 horas trabaja por día dirigiendo de cuatro a seis parteras. «¡Acá tenemos una hemorragia! ¿Puedes venir rápido?». Por el walkie-talkie Angela recibe un llamado de auxilio. Es medianoche. Recién se había acostado. Se levanta de un salto. Corre. La necesitan.

Cerca de dos metros de altura miden las mujeres que vienen como pacientes. En el sexto o séptimo mes de embarazo pesan no más de 60 o 65 kilogramos. Hay escasez de alimentos. «Me alegro cuando logran llegar al hospital, cuando una vez más se presenta una madre delante de nosotros, cuando podemos tratar una malaria».

«Estás sentada cada día allá, orando, ayudando, teniendo esperanza, reanimando». Pero «cuando has salvado de daños a una madre y su hijo, cuando te miran con ojos de agradecimiento…». La triple abuela hace una pausa y sigue en voz baja: «¡… Esta es tu recompensa!».

diciembre 28, 2018

Autor: Andreas Rother

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