Color del sitio web:

apostles.today church.today faith.today world.today

Con Naamán en camino a ser sanados

marzo 6, 2015

Author: Andreas Rother

Print
Escúchalo

¿Enfermo? ¿En la búsqueda de curación llegó a la persona equivocada? ¿Y el que puede ayudar pide algo inesperado? El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider nos explica un hecho bíblico que tiene mucho para decirnos, aquí y ahora.

Fue el segundo Servicio Divino del último viaje del Apóstol Mayor a Angola. Más de 10.000 hermanos en la fe vivieron el punto culminante del fin de semana en el estadio «Cidadela» de la capital Luanda. La prédica se basó en el texto bíblico de 2 Reyes 5:14: «Él entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio».

La cita proviene de un hecho relacionado con Naamán (2 Reyes 5:1-19): el general sirio estaba enfermo de lepra. Una joven muchacha, una esclava, lo remitió al profeta Eliseo. Naamán viajó a Israel y se dirigió al rey, quien no le pudo ayudar. Finalmente visitó a Eliseo y recibió la indicación de zambullirse en el río Jordán.

En la dirección correcta

«Aquí podemos ver una hermosa imagen, la de la redención de los hombres del pecado», dijo el Apóstol Mayor Schneider: Naamán como el hombre enfermo del pecado y en el profeta el obrar redentor de Dios. Así como Naamán primero se dirigió a la persona equivocada, que era el rey, así para los hombres el príncipe del mundo no es la dirección correcta. Este, de todos modos, les ofrece riqueza, honor y poder. «Para que nuestra alma sea sanada hay una sola dirección, es Jesucristo».

Naamán llegó con muchos regalos a lo de Eliseo, pero el profeta no quiso aceptarlos. «Esto nos muestra algo muy importante: la salvación del alma no se puede ganar«, tampoco con «obras muy buenas» o «con un sacrificio muy grande». Sólo se llega a la salvación a través de la fe. «Creer en Jesucristo significa creer en el Evangelio y vivir en forma acorde, muy concretamente, en la vida cotidiana».

Mensajeros de Dios y trabajo de toda la vida

Así como Eliseo mismo no se acercó al general, también Jesucristo envió a sus mensajeros: los Apóstoles. «El ministerio de Apóstol nos es santo», acentúa el Apostol Mayor. Pero: «Nosotros no adoramos a los Apóstoles. El hombre que es portador del ministerio de Apóstol no es importante». El Apóstol no puede salvar a nadie, sólo Dios puede hacerlo. «Pero tenemos la garantía de que Dios salvará a aquellos que viven conforme a la enseñanza de los Apóstoles».

Siete veces tuvo que sumergirse Naamán en el Jordán. «Esta es en primer lugar la imagen del Bautismo con Agua y Espíritu. El viejo hombre debe desaparecer, y debe salir el nuevo hombre». El número siete simboliza muchas veces en la Biblia la perfección. «Eso nos demuestra que debemos realizar un trabajo completo –un trabajo de toda la vida– luchando hasta el final contra la vieja criatura».

Mostrar los caminos e infundir valor

La joven esclava israelita estuvo dispuesta a mostrar a Naamán el camino a la ayuda, aunque se la había arrancado de su familia. Ella simboliza, según el Apóstol Mayor, a los fieles que también en las pruebas mantienen su fe y desean la salvación a su prójimo, aunque este les haya producido daño.

Y luego también estaban los criados de Naamán, que convencieron al general de que obedeciese a las palabras del profeta. «Estos criados son un símbolo de la comunidad que realiza asistencia espiritual«. Esto significa ayudar unos a otros para que podamos transitar el camino que lleva a la redención. «Ayudemos a nuestro prójimo, infundámosle aliento. En lugar de quejarnos y criticar, hablemos de Jesucristo, de su bondad, de su amor, de su gracia».

«Esta vieja historia tan conocida nos enseña mucho», resume el Apóstol Mayor:

  • Queremos estar en comunión con Dios.
  • Para eso debemos dirigirnos a la dirección correcta: Jesucristo.
  • No nos lo podemos ganar, debemos creer.
  • Debemos realizar un trabajo perfecto para renovarnos totalmente.
  • Llevemos esta noticia de redención a nuestro prójimo.
  • En nuestra comunidad edifiquémonos mutuamente.

marzo 6, 2015

Author: Andreas Rother

Print