Constructor de puentes entre la tradición y el desarrollo

Sensibilidad, bondad, humildad. El Apóstol Mayor Hans Urwyler era un hombre de cualidades especiales. El 20 de febrero, habría cumplido 100 años. Segunda parte de la retrospectiva llena de gratitud.
Su capacidad de llegar a las personas con su trato afectuoso era una de las principales competencias de este suizo. Por eso, quien escribe sobre Hans Samuel Urwyler no puede dejar de mencionar su trato amable y cariñoso. Su sucesor, Richard Fehr, escribió sobre él: “Su servicio y su trabajo, caracterizados por un gran amor, son inolvidables para todos nosotros. Su gran calidez de corazón se irradiaba a todas las almas a las que cuidaba y servía”.





Un corazón cálido con un trabajo extra
Su familia era muy importante para el Apóstol Mayor. Confesó: “También tengo un segundo trabajo. Es el de abuelo. Pero solo lo hago a tiempo parcial”. La anécdota de su nieto agarrándose a la pierna de su abuelo cuando sus padres pasaron a buscarlo es inolvidable y dejó clara su preferencia en una palabra: “dabliibe” (quedarme aquí).
Con esta imagen, el Apóstol Mayor deseó a los creyentes en la Iglesia que encuentren un hogar para su fe: “Y si todos tenemos esta actitud, que en el Servicio Divino y dondequiera que nos movamos en la Obra de Dios, siempre llevamos en el alma la pequeña palabra en suizo alemán: ‘dabliibe’, entonces vamos bien”.
“Es lo mismo en todas partes, solo que diferente”, así describió Hans Urwyler las impresiones que recogió en sus viajes por todo el mundo. Para él, el amor de los creyentes a Dios se reflejaba en esta diversidad. Esta unidad en la diversidad es a la vez una riqueza y un desafío en la Iglesia hasta nuestros días.


Humilde hasta el final
En 1987, el Apóstol Mayor Urwyler sufrió un grave derrame cerebral que lo limitó gravemente en el ejercicio de su ministerio. En una carta al Consejo de Apóstoles, es decir, a la junta directiva del Colegio Internacional de Apóstoles, expresó su preocupación por el bienestar de la Iglesia y la “continuación de la Obra de Dios”. En aquel punto ya llevaba tiempo pidiendo a Dios señales de un sucesor. Con motivo de la asamblea de Apóstoles de Distrito realizada en Londres, los Apóstoles de Distrito y Apóstoles reunidos votaron unánimemente a favor del Ayudante Apóstol Mayor Richard Fehr.
El 3 de mayo de 1988, el Ayudante Apóstol Mayor Fehr y los Apóstoles de Distrito Engelauf, Fernandes, Higelin, Karnick, Kraus, Kühnle y Steinweg visitaron al Apóstol Mayor en Berna. El Apóstol Mayor Urwyler reaccionó con alegría a la elección de los Apóstoles, ya que él también había sido guiado al mismo nombre de antemano. Así el Apóstol Mayor Urwyler ordenó a su sucesor en este círculo.
El portavoz del Consejo de Apóstoles, Arno Steinweg, describió más tarde cómo los presentes lloraron de emoción durante unos minutos: “He podido experimentar a Dios muchas veces en mi vida, pero ésta fue la más grande y santa para mí –y creo que también para los Apóstoles presentes– después del doloroso tiempo anterior”.
Fallecido en el círculo familiar
En la carta a los cristianos nuevoapostólicos de todo el mundo se subrayó que el Apóstol Mayor Urwyler había tomado esta “decisión en interés de la causa del Señor, dejando a un lado su propia persona. Su actitud debe guiarnos en el futuro”.
A pesar de sus restricciones de salud, permaneció estrechamente vinculado a la Iglesia hasta su fallecimiento en 1994 y siguió cultivando relaciones con muchos creyentes. El 17 de noviembre de 1994, el Apóstol Mayor en descanso Hans Urwyler falleció en paz y calma en presencia de sus familiares más cercanos. El Apóstol Mayor Fehr escribió en la circular de duelo a los Apóstoles: “Donde el amor llora, la fe consuela”.
Su legado perdurable
Muchos de los impulsos que Hans Urwyler aportó siguen caracterizando a la Iglesia Nueva Apostólica hasta nuestros días. Ya sea el anclaje de la responsabilidad individual en la doctrina y en la Guía de orientación, Pentecostés como la fiesta mayor con transmisiones muchas veces a todo el mundo o la piedra angular para la interpretación de la Iglesia de Cristo.
El Apóstol Mayor Urwyler actuó como constructor de puentes entre la tradición y el desarrollo. Igual de influyente fue su enfoque personal de la asistencia espiritual: acompañar con empatía a los creyentes en su camino individual de fe en lugar de tratarlos con condescendencia. Su nombre está ligado a una fase decisiva de la historia de la Iglesia Nueva Apostólica.





