La mala noticia: Sin sufrimiento no hay camino que lleve a la gloria eterna. Las buenas noticias: No se trata de necesidades humanas. Y hay ayuda divina. Un Servicio Divino sobre el sufrimiento en Cristo.
Fue una antigua y conocida palabra bíblica la que desglosó en una forma nueva el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 29 de julio de 2018 en Kinshasa: «Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:17-18).
Sufrimiento que no conlleva salvación
«Esta es una hermosa palabra de consuelo», explicó. «Los sufrimientos que tenéis ahora, no son tan graves, no duran eternamente. ¡Pensad en la gloria que Dios os regalará, que será eterna!». Sin embargo, «cuando pasamos por sufrimientos como enfermedades, duelo, injusticia, esto no conlleva salvación para nosotros. A muchas personas incluso les sucede a la inversa: la desdicha y el sufrimiento no los hacen estar más cerca de Dios, sino que los hacen alejar de Él».
También se puede llegar al reino de Dios si uno está sano, si a uno le va bien, si a uno no le falta nada, destacó el dirigente de la Iglesia y preguntó: «¿Qué habrá querido decir el Apóstol Pablo?». Para dejarlo claro es necesario leer todo el capítulo, como habría que hacer siempre, toda la epístola.
Sufrimiento con y para Cristo
«En la segunda epístola a los Corintios, el Apóstol Pablo habla sobre el sufrimiento en Cristo», dijo el Apóstol Mayor y mencionó cinco aspectos principales:
- Tentación: «Aquellos a los que no les importan los mandamientos, tienen éxito en la vida». «Se nos considera cobardes o débiles porque no respondemos al mal con el mal».
- Arrepentimiento: «El que sigue a Cristo, sufre incluso por sus propias faltas».
- Renunciación: «Enterremos todas nuestras ideas que no sean compatibles con la doctrina de Jesús. Esto significa lucha». «Debemos sufrir dolor, por un lado, por tener que dar muerte al viejo Adán y, por el otro, porque la nueva criatura urge y presiona para nacer».
- Amor: «Quien ama a su prójimo, sufre junto con él, comparte el sufrimiento del otro». «Este también es un sufrimiento que afecta especialmente a los que siguen a Cristo: su amor no siempre es retribuido».
- Tristeza: «¡Cuánto nos gustaría que todos experimentaran la salvación a través de Cristo! Pero hay tantos que no aceptan el testimonio de Cristo y eso nos duele».
Consolados por Cristo
«Pablo sufrió mucho por causa de Cristo», siguió diciendo el dirigente de la Iglesia. «Incluso hace saber que fue abrumado sobremanera y más allá de sus fuerzas, de tal modo que creó que estaba condenado a morir». ¿Y por qué el viejo Apóstol habla entonces de que la tribulación es leve? La respuesta se encuentra al comienzo de la epístola: «De la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación».
También al respecto el Apóstol Mayor mencionó tres aspectos:
- «Si sufrimos por causa de Cristo, Él nos consuela con las palabras: ‘Confiad, yo he vencido al mundo'» (Juan 16:33).
- «Justamente cuando se sufre con Cristo, se pueden vivir cosas extraordinarias en el Servicio Divino. Así Jesús nos muestra: Yo estoy aquí, estoy junto a ti».
- «En la palabra y en la Santa Cena nos concede las fuerzas para vencer al diablo, resistir a la tentación, quedar en el amor y pelear la batalla por nuestra bienaventuranza».
«El que se propone sufrir por causa de Cristo y para Cristo, contribuye a su propia salvación», fue la conclusión del Apóstol Mayor Schneider. «El que se desliga de todo lo que altera la comunión con Dios, fortalece esta comunión y así se preparara para la eterna comunión con Dios. Y el que sufre porque muchos rechazan la salvación que se les ofrece, se prepara para su futura actividad como sacerdote de Dios y de Cristo en el milenario reino de paz. Este es uno de los motivos por los que somos nuevoapostólicos».