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Creador de puentes, de Estrasburgo a Marburgo

abril 12, 2017

Autor: Andreas Rother

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Cuando el Apóstol Mayor viaje para Pascua, se encontrará con las huellas de un compatriota: un estrasburgués dejó sus huellas en Marburgo, y precisamente en estas semanas se lo celebra en todo el mundo.

Marburgo se llama la ciudad universitaria de Hesse del Norte (Alemania), en la que el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el próximo fin de semana oficiará el Servicio Divino de Pascua. Allí hay una calle que lleva el nombre de un hombre de su ciudad natal: ¿Quién fue Martín Bucero? La respuesta se encuentra casi 500 años atrás.

Contra Estado e Iglesia

Conformaron el ala de extrema izquierda de la Reforma. Eran los bautistas (también llamados anabaptistas), una reunión de grupos fundamentalistas. Muchos de ellos tenían un problema de autoridad con los mandatarios estatales, que no salía a la luz únicamente en su negativa de hacer el servicio militar o pagar impuestos.

Este conflicto halló su culminación militante en la ciudad alemana de Münster (Renania del Norte-Westfalia): a comienzos de 1534 los bautistas tomaron el Consejo municipal, introdujeron la comunidad de bienes, hicieron quemar el archivo municipal y pregonaron su principio de monarquía. Su reinado finalizó a mediados de 1535 en un baño de sangre, después de ser sitiada la ciudad por una alianza de príncipes reinantes.

Mediar en lugar de matar

Pertenecía a la coalición el landgrave Felipe de Marburgo. En su tierra en Hesse ya tenía sus problemas con los bautistas. Hubiese podido aplicar contra ellos toda la violencia de las leyes medievales de la herejía. Pero no lo quería seguir haciendo, como escribió en 1536: «Ahora consideramos que no obraríamos bien si matásemos a alguien por causa de su fe».

Felipe, apodado el Magnánimo, se acordó de un hombre al que ya había alojado en su castillo en 1529: Martín Bucero. En la lucha por los principales aspectos de la Reforma de Lutero y Zwinglio, conocida como las «disputas de Marburgo», el estrasburgués había hecho de mediador con mucho talento y gran celo.

Una confirmación como puente

Durante cinco días a comienzos de 1538 discutió Martín Bucero con los principales bautistas que se hallaban presos en Marburgo. Luego concibió un documento que entró en la historia como la «orden de disciplina de Ziegenhain«. Este papel era tan convincente, que los bautistas regresaron pacíficamente a su comunidades de origen.

Uno de los escollos era que los bautistas consideraban inválido el Bautismo de niños porque los pequeños no puede decidirse conscientemente ellos mismos por Cristo. La propuesta del compromiso de Bucero fue que antes de la primera participación en la Santa Cena, la nueva generación debía recibir instrucción sobre la doctrina de la Iglesia y después profesarse a la fe delante de la comunidad. Y lo debían hacer con un «sí» al Bautismo a posteriori: había nacido la Confirmación.

Ejemplo con efecto de gran alcance

No eran del todo nuevas esas ideas: desde hacía siglos ya existía en la Iglesia Católica la Confirmación, la cual convertía a los niños en miembros de pleno derecho en la comunidad. Pero este Sacramento era rechazado por los reformadores. De todos modos, reflexionaron por su cuenta, cómo podría constituirse la transición de un niño bautizado a cristiano pleno.

Fue Martín Bucero el primero que pudo aunar estas iniciativas en una norma válida para la Iglesia. Esto, sin embargo, sólo entró en vigencia para el ámbito de Marburgo. Pero el ejemplo tuvo efectos de gran alcance y se difundió inexorablemente: de Hesse a Colonia y después a Inglaterra, en forma paralela en Alemania del Norte y del Sur, así como en Austria.

En la Iglesia Nueva Apostólica, la Confirmación es desde principios del siglo XIX uno de los actos de bendición. Y también ha quedado la estrecha vinculación con el Bautismo con Agua, pues el voto de la Confirmación proviene del texto de una liturgia bautismal del siglo III.

abril 12, 2017

Autor: Andreas Rother

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