Crecer como es debido: es grande el que se vuelve pequeño
¿Qué tienen que hacer un martillo y un destornillador en la casa del Señor? ¿Qué deben hacer recordar las mujeres a sus esposos? ¿Y qué órgano es el más importante en el cuerpo de Cristo? De un Servicio Divino no sólo para portadores de ministerio.
En 2 Pedro 3:18 está el texto bíblico sobre el que predicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 8 de diciembre de 2017 en Kinshasa (República Democrática del Congo): «Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén».
Doble proceso de aprendizaje
«El que terminó de aprender, ya está medio muerto espiritualmente». En primer lugar se trata de «crecer en el conocimiento». Aunque los portadores de ministerio han sido llamados para anunciar el Evangelio, ante todo lo que vale es que ellos mismos aprendan de Jesucristo. Y eso significa: tomarse tiempo para ocuparse de su palabra y su doctrina, así como para conversar en la oración.
«Nuestro ministerio no nos protege de pecados, todo lo contrario». Crecer en la gracia, significa interiorizar una y otra vez cuánto uno mismo depende de la gracia de Dios.
- La gracia de la elección: No fueron los hombres los que se decidieron por Jesús, sino que fue Jesús el que se decidió por los hombres.
- La gracia del perdón de los pecados: Cada uno, sin excepción, dejó de hacer el bien que debe hacer y que en realidad también quiere hacer.
- La gracia de la ayuda, sin la cual todo esfuerzo que se hace sería en vano.
Grandeza por ser pequeño
«Como si el martillo y el destornillador se enorgullecieran por haber edificado la casa». El agradecimiento por la gracia que Dios brinda se demuestra en la humildad frente a Dios y nuestro prójimo: el hombre es sólo la herramienta, el constructor es Dios mismo.
«Hermanos, si queréis ser grandes en el ministerio, volvéos pequeños». Más de uno habla largo y tendido sobre lo que él mismo ha hecho. Mas la gloria le corresponde al final solamente a Dios. «Tenéis el derecho de hacérselo recordar a vuestros esposos», dijo el Apóstol Mayor dirigiéndose a las esposas de los portadores de ministerio.
«Sólo porque tenemos una determinada función en la Iglesia, no valemos un poco más ante los ojos de Dios». El Apóstol Pablo dio al respecto la imagen del cuerpo de Cristo. Todas las extremidades, todos los órganos tienen su función, cada uno sirve al todo, dice el dirigente de la Iglesia mencionando además de los portadores de ministerio también a los músicos.
Magistralmente en el servicio
Sea cual fuere el lugar en el que uno ha sido puesto, se trata de poner por obra la voluntad de Dios:
- Jesús ha convocado a trabajar y a servir conforme a su ejemplo. La ordenación confiere sólo una función determinada, no un prestigio especial.
- Jesús no quiere el castigo del pecador, sino su redención. Él ama a todos los hombres con el mismo amor.
- Es tarea de los portadores de ministerio fortalecer la fe en Jesús y no, el tener una respuesta para todas las preguntas sobre la vida de los hermanos y hermanas. «No titubeemos en decir: ‘No sé por qué Dios obra de esta manera, pero sé una cosa: que Él te ama, confía en Él'».
- La autoridad del ministerio se limita solamente al anuncio del Evangelio. El que da consejos concretos sobre asuntos de la vida, tiene que ser consciente de que lo hace únicamente sobre la base de su perspectiva personal.
- El que sirve, necesita determinadas competencias. Estas no se reciben automáticamente con la ordenación. Hay que adquirir y desarrollar las capacidades necesarias.
«El Señor lavó los pies de los discípulos y nos invitó a seguir su ejemplo», mencionó el Apóstol Mayor Schneider para terminar. «Si obramos de esta manera, se cumplirá lo que está aquí escrito: A Jesucristo sea gloria, ahora y hasta el día de la eternidad».