Echar raíz, dar fruto, plantar nuevas semillas. Este fue el tema del Servicio Divino con el que el Apóstol Mayor sorprendió a la comunidad Kinshasa-Matete (República Democrática del Congo).
El pueblo de Israel es acosado por el enemigo. El rey Ezequías entonces comienza a orar a Dios. La respuesta la obtiene a través del profeta Isaías: “Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba” (Isaías 37:31). Esta fue la base del Servicio Divino del 19 de julio de 2023.
La palabra en el aquí y ahora
“Nuestra lucha no es contra los seres humanos”, dijo el Apóstol Mayor. “Nuestro enemigo no es el ser humano, es el diablo”. Este último engaña diciendo:
- “No confíes en Dios. Acéptame como tu maestro. Haz lo que te digo y verás que tendrás una buena vida”.
- “Confía en ti mismo. En vez de ir a la Iglesia y seguir a tu Dios, cuida de ti mismo”.
- “No rehúyas los pecados. No dudes en mentir, en robar, en engañar. Así tendrás lo mismo que los demás”.
- “Mira a estos Apóstoles. Son todos imperfectos. ¿De verdad crees que pueden salvarte? Vete a otra parte, a algún lugar donde hagan milagros”.
“Es normal que vengan a nosotros esos pensamientos”, consoló el Apóstol Mayor. “Lo importante es que mostremos la reacción correcta. Como el rey Ezequías, que vayamos al templo y le digamos a Dios lo que está pasando”. Puede ser en la oración o en una conversación de asistencia espiritual con los portadores de ministerio. Dios responderá: “Confía en mí. Quédate. Yo soy el Todopoderoso. Soy tu Salvador. Quédate con los Apóstoles, quédate con el Apóstol Mayor. Yo te prometo. Que estoy con ellos y a través de ellos obtendrás la salvación”.
Los creyentes echan raíz
“La raíz de una planta garantiza en primer lugar que la planta esté anclada en la tierra y no salga volando cuando sopla el viento”, aclaró el Apóstol Mayor. “Y es a través de la raíz que la planta puede nutrirse”. La raíz de la fe nos permite permanecer fieles. “Si nos dejamos enseñar por el Espíritu Santo y el apostolado, echaremos raíces cada vez más profundas. Nuestra fe se hará más profunda”. El Apóstol Mayor recordó en qué creen firmemente los creyentes:
- “Creemos que Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios”.
- “Creemos que murió y resucitó para traernos la vida eterna y no para mejorar nuestra vida en la tierra”.
- “Vamos a la Iglesia para entrar en el reino de Dios, para tener vida eterna, para estar con Jesús para siempre”.
- “Creemos que el apostolado fue enviado por Jesucristo para traernos la salvación”.
- “Jesús vendrá pronto, haga lo que haga el diablo”.
“Cuando viene el viento, nos mantenemos firmes, no cedemos”, describió el Apóstol Mayor la raíz de la fe.
A continuación, el máximo dirigente de la Iglesia internacional se refirió a la función de la raíz de nutrir la planta. Esta es la raíz del amor. El Espíritu Santo también hace posible experimentar la profundidad del amor de Cristo. “Jesucristo está conmigo todos los días y me ayuda”, recordó el Apóstol Mayor. “Por lo que hizo por mí cuando estaba en la tierra, por lo que hace por mí hoy y por lo que me prometió, lo amo”. Esto da fuerzas para servir a Jesús. “Este amor a Jesús nos nutre y nos da fuerzas para cambiar poco a poco y parecernos más a Jesús”.
Los creyentes dan fruto
“No podemos ver la raíz”, dijo el Apóstol Mayor. “Hermano, hermana, no puedo ver la profundidad de tu fe, la profundidad de tu amor”. Pero “los frutos son lo que todos pueden ver”.
Los frutos son una imagen del comportamiento y el desarrollo espiritual. “Los que permanecen fieles al apostolado dan fruto. Hay un cambio visible en su comportamiento”. Por ejemplo, “cuando son atacados, no reaccionan de la misma manera”.
Los frutos producen alimento. “Estos frutos son servicios que podemos prestar a nuestro hermano y a nuestra hermana”. La oración, el consuelo, el aliento o el desvelo pueden ser estos frutos.
“Y en el fruto también está la semilla que asegura el desarrollo posterior”. Los creyentes preparan el futuro de la Obra de Dios. “Con su comportamiento anuncian el Evangelio y dan testimonio. Y con su testimonio y su comportamiento atraen a nuevas almas a la Obra de Dios. Los padres dan fruto e inspiran a sus hijos a permanecer fieles a Dios”.