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Cristo, nuestra esperanza

octubre 30, 2017

Author: Peter Johanning

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¿Por qué, en realidad, Jesús tuvo que sufrir? Si Él fue el Hijo de Dios. La pregunta está justificada y la respuesta es clara: ¡por nosotros, los seres humanos! ¿Y por qué como seres humanos tenemos que sufrir?

La esperanza es un enfoque lleno de confianza unido a una actitud expectante positiva. Esta es una de las muchas definiciones de esperanza. Uf, suena bastante complicado: enfoque lleno de confianza, actitud expectante positiva. Y cómo lograrlo, se preguntan ante todo las personas que han perdido toda esperanza. Hay innumerables definiciones o citas sobre la esperanza. Aquí un dicho de Václav Havel: «Esperanza no es la convicción de que algo salga bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, salga como salga».

Jesucristo es la esperanza de los hombres, lo saben todos los cristianos desde su Bautismo. Esta esperanza en Cristo es el tema guía de los Servicios Divinos del mes de noviembre.

Esperanza más allá de la muerte

Así por ejemplo en el primer domingo de noviembre, en el que la Iglesia Nueva Apostólica celebra tradicionalmente el domingo para los difuntos. La muerte no es el punto final de la vida. Por la esperanza en Cristo, la vida no termina en la tumba. Cristo, más bien, es también el Salvador de los muertos. La esperanza en la ayuda después de la muerte debe hacer fuerte al hombre para la vida.

A y O de la esperanza

Cristo es esperanza, pues es el primero y el último, el principio y el fin de todas las cosas. Los hombres no tienen la última palabra. ¡Cuánto consuela el no depender del favor de los hombres! A Él, a Cristo, los cristianos lo ponen en el «primer lugar» de su camino de la fe. Y Él también tiene la última palabra. Pero, naturalmente, no alcanza con pronunciar oraciones con devoción y traer alguna vez una ofrenda especial. Lo decisivo es el enfoque lleno de confianza unido a una actitud expectante positiva. Entonces se produce el oír – creer – hacer.

Esperanza a través de la consolación

Cristo es esperanza porque consuela. Él es la esperanza del creyente que pasa por necesidades. El hombre no siempre entiende el obrar divino, pues Dios sigue estando lleno de misterio. Pero el hombre también puede quedar fiel en la fe al atravesar penas y aflicciones: «Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación» (2 Corintios 1:7). Esta afirmación responde a la pregunta por el sentido que tiene el sufrir. ¿Por qué el hombre tiene que sufrir, donde encuentra consolación, y de dónde saca la esperanza de que todo cambiará? Los seres humanos sufren, los seres humanos son consolados por Jesucristo, quien transmite esperanza.

Paso al nuevo año litúrgico

Y llegando al final, en el último domingo del viejo año litúrgico, aparece en el campo visual la esperanza en la comunión eterna con Dios. La vida no es en vano, la muerte no es inútil. Al final el Señor dice la última palabra. «…por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios» (de Romanos 5:2). Los primeros cristianos ya creyeron en el retorno del Señor en el tiempo de su vida. Incluso «se gloriaban» en esa esperanza. ¡Y «gloriarse» significa elogiar, enorgullecerse de algo!

octubre 30, 2017

Author: Peter Johanning

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