“Narración enigmática” es otra forma de traducir la palabra griega de la Biblia: “parábola”. Y pocas veces encaja tan bien esta palabra como en Juan 10:1-30. Aquí es donde el buen Pastor está en casa ¡y con él una maraña de parábolas!
Está el buen Pastor (Jesús) que llega hasta las ovejas entrando por la puerta del redil (también Jesús). Están los ladrones y salteadores (los fariseos) que entran por otro lado, y los asalariados (también los fariseos) que abandonan el rebaño. En cambio, el buen Pastor da su vida por el rebaño, pero también tiene ovejas en otro redil.
De esta maraña surge un hilo conductor que va de los versículos 3 a 5 y pasa a los versículos 16 a 27. Se trata de la voz del buen Pastor que llama a sus ovejas por su nombre, porque las conoce, para que salgan fuera del redil. Va delante de ellas y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Huyen de los extraños, porque no conocen su voz. Las ovejas del otro redil también oirán su voz y habrá un solo rebaño.
Por la mañana en el establo común
Para entender correctamente esta narración figurada –otra definición de parábola–, hay que tener presente la situación correspondiente de aquel tiempo. El redil aquí no significa un edificio techado, sino un recinto amurallado o cercado, a menudo a gran distancia del asentamiento.
Aquí es donde los pastores entregaban sus rebaños –que en el día pastaban libremente– al atardecer y se iban a dormir. Uno de ellos vigilaba la entrada del corral durante la noche. Por la mañana, los pastores llamaban a sus ovejas en medio del tumulto del rebaño. La mayoría de los nombres que utilizaban tenían que ver con las características individuales de los animales, tal vez algo como “de manchas pardas”, “de medias negras” o “de orejas dobladas”.
La voz del buen Pastor
La transferencia es clara: el buen Pastor, es decir, Jesucristo, y su rebaño, es decir, los cristianos. Pero merece la pena examinarla más de cerca, como hizo recientemente el Apóstol Mayor en un Servicio Divino:
- ¿Cuándo llama el buen Pastor? En el Bautismo, en el Sellamiento y en la Confirmación: “Ven a mí, te quiero conmigo”. En cada Servicio Divino: “Escucha aquí, tengo algo que decirte”. Y en la vida cotidiana a través de la voz apacible del Espíritu Santo: “Vamos a hacerlo así”.
- ¿Cómo llama Jesús a sus ovejas? Por su nombre y eso significa que conoce a las suyas, mejor que ellas mismas. “Yo sé quién eres realmente y quién puedes llegar a ser”. Él acepta a cada persona tal como es, con todos sus defectos. Se dirige a cada uno personalmente. “Tengo un mensaje especialmente para ti”.
- ¿Qué llama Cristo? Ven, ¡muévete! “Cambia tu posición, cambia tu punto de vista, cámbiate a ti mismo”. Sal fuera del recinto de las reglas fijas. “Solo hay un mandamiento: el del amor. Debes decidir por ti mismo”. Sal fuera de las masas. “Como mi discípulo, no puedes correr detrás de la multitud. A veces tienes que decir: ‘¡No voy a participar en eso!’”.
Hoy más que nunca, diversos pastores llaman a sus rebaños, cuanto más alto, más urgente. Y en esta confusión de voces, surge la pregunta: ¿Cómo reconocer la voz del buen Pastor? También aquí hay una triple respuesta. Por sus palabras: Él solo habla de la voluntad del Padre celestial. Por sus obras: Él habla y actúa en perfecta armonía. Y por su naturaleza: amor, amor desinteresado.
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