¿Considerar la existencia de algo que no se puede explicar, que no se puede tocar y ni siquiera se puede ver? Hay diversos motivos que están en contra. Sin embargo, la fe lo hace posible.
Cerca de 7.000 creyentes se reunieron el domingo 26 de mayo de 2019 en la ciudad de Brandeburgo (Alemania) y en las comunidades vecinas para un Servicio Divino celebrado por el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider, quien tomó para su prédica una palabra del Evangelio de Juan: “Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:28-29).
Así como los discípulos antes que él, tampoco Tomás creyó en el testimonio de los que anunciaban la resurrección de Jesús, explicó el Apóstol Mayor al comienzo. Tomás pidió pruebas para poder creer. Cuando Jesús luego se le apareció, Tomás exclamó: “¡Señor mío, y Dios mío!”. Y entonces estaba feliz: Jesús vivía y le demostraba su amor. “Esa no solo era una confesión de fe, era expresión de su bienaventuranza”. Y Jesús le explicó que esa bienaventuranza en el futuro quedaría reservada a aquellos que creerían sin ver. Las personas de allí en más ya no podrían ver al Hijo de Dios, pero experimentarían su presencia y su amor, creyendo en el Espíritu Santo que Dios les enviaría.
Las personas a veces tienen una concepción tan singular de la fe. “¿Fe? Sí, yo tengo fe, es cierto, es correcto”. El Apóstol Mayor considera incompleta esta definición: “La fe es mucho más que eso. El que cree en el Evangelio, confía en el Evangelio, edifica en él. Es para él la verdad. El sentido profundo de la fe: una confianza absoluta. El Evangelio. El mandamiento del amor, los mandamientos de Jesucristo. Creemos en ellos. Esto es transmitido por el Espíritu Santo. Esto es la verdad. Andamos este camino y entonces estamos seguros”.
Y refiriéndose al presente, el Apóstol Mayor señaló cinco tesis:
“Creemos en el testimonio de la Biblia”, pues “la Biblia da testimonio de que Jesucristo es Dios, es el Hijo de Dios, el que vino a la tierra y adoptó la condición de hombre. Todo el Evangelio, el alegre mensaje, está inspirado por el Espíritu Santo, quien se ocupó de que la Biblia estuviese disponible hasta el día de hoy. Y el que lee la Biblia, lee el Nuevo Testamento, tiene el testimonio del Espíritu Santo de que Jesucristo es Dios”.
“Creemos que Dios nos habla a través de la prédica”, pues “donde es predicado el Evangelio, está trabajando el Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo también da testimonio a nuestro Espíritu de que somos hijos de Dios. Nos dice lo que debemos hacer aquí y ahora. Y si lo hacemos, Dios está con nosotros, entonces podemos experimentar que Dios nos conoce, que Dios nos ama, que Dios nos ayuda”.
“Creemos que Jesucristo envía a sus Apóstoles y creemos en el poder de los Sacramentos”, pues “el Espíritu Santo nos prepara para la venida del Señor. Y lo hace a través del ministerio de Apóstol”. Y “creemos en la efectividad del Santo Bautismo con Agua, el Santo Sellamiento y la Santa Cena”. Y esto tiene repercusiones: “En efecto, logro renunciar al mal. En efecto, algo se va desarrollando en mí”.
“Creemos que el Señor está presente en medio de los suyos”, pero “cuando uno mira la comunidad, uno ve en realidad a gente agradable. E igual creemos que todos ellos son elegidos por Dios, todos ellos son amados por Dios, todos ellos son llamados por Dios”. Y “siempre me alegro cuando veo que este ha sido ahora el Señor Jesús. Ha sido una hermana, ha sido un hermano, pero aquí ha hablado el Señor Jesús, aquí ha obrado el Señor Jesús. Esto contribuye a la bienaventuranza. Uno nota que Jesucristo está aquí. Dios está aquí. Él me ama. Él me conoce. Él conoce mis necesidades”.
“Creemos en el retorno del Señor que nos es anunciado por el Espíritu Santo”, pues “tenemos plena confianza. Él quiere llevar su Obra a la consumación”. También cuando parece otra cosa. A menudo se oye: „Nos imaginábamos la consumación de la Iglesia completamente diferente. Vosotros solo estáis cerrando comunidades”. “¡Eso me duele! Si alguien sufre por eso, soy yo. Creedme. Pero esto no impide la consumación. Dios sigue trabajando. Creemos en eso porque Jesús lo prometió. Y porque el Espíritu Santo dice: ‘No os preocupéis inútilmente, el Señor viene pronto’”.
El Apóstol Mayor exhortó a mantener la confianza en el Señor. ¡Dios hace lo que ha dicho! También cuando la realidad a veces parece diferente. “El que tiene esta fe, esta confianza en el testimonio del Espíritu Santo, ya hoy puede ser bienaventurado y experimentar, vivir, sentir que Dios está aquí. Él vive. Él obra. Él me ama. Él me conoce”.