Alabar en el templo y también a viva voz. Eso es precisamente lo que hizo cierto mendigo cuando los Apóstoles sanaron su parálisis. ¿Y qué relación guarda esto con el aquí y ahora? Aquí también, los creyentes deben aprender a caminar. A continuación, una enseñanza tomada de un Servicio Divino con el Apóstol Mayor.
Un hombre se sienta frente al templo de Dios. Es paralítico desde su nacimiento y depende de la ayuda de los demás. Cuando los Apóstoles Pedro y Juan pasan por allí, le piden que se levante y camine, y ocurre un milagro.
El 3 de agosto, en un Servicio Divino en Kingston, Jamaica, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider interpretó estos eventos en relación con el presente. La base del Servicio Divino fue el texto bíblico de Hechos 3:6: “Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”.
“Este relato es una imagen de la redención de la humanidad”, explicó el Apóstol Mayor. El mendigo no podía entrar al templo debido a su enfermedad. Y: “Desde la caída en el pecado, los seres humanos han estado paralizados en el sentido de que no pueden venir a Dios”. Dios también ha enviado Apóstoles en la actualidad para “liberar a los seres humanos del dominio del pecado” para que ellos “puedan entonces encontrarse con Dios y entrar en su reino”.
Tocados por los Apóstoles
De igual forma que los Apóstoles de entonces hablaron con el paralítico y extendieron sus manos hacia él, los Apóstoles en la actualidad proclaman el Evangelio y tocan a los seres humanos mientras dispensan los Sacramentos. “Una vez que las personas son bautizadas, escuchan la palabra de Dios y llegan a creer en ella, pueden entrar en el reino de Dios y entonces también pueden llegar Él”.
Este hombre tenía cuarenta años y era paralítico de nacimiento. Y entonces, vino alguien que simplemente le dijo que se levantara y caminara. “Esto es simplemente increíble” dijo el Apóstol Mayor. Pero el pecador tuvo que creer en esas palabras para ser sanado. Nosotros, de igual forma, debemos creer en la prédica de los Apóstoles. Incluso si los demás dicen que es imposible, irreal o una locura”.
Alabar a Dios
Luego de ser sanado, el hombre entró al templo con los Apóstoles. “Hemos comenzado a caminar, a avanzar, a acercarnos a Dios. Esa es nuestra decisión”, dijo el Apóstol Mayor. “Nosotros caminamos, al igual que este hombre, con los Apóstoles”. Tal vez, existan desilusiones en el camino —como ruegos no cumplidos o cuestiones similares— pero “no hay razón para rendirse”.
El hombre entró en el templo con los Apóstoles, “alabó a Dios, y todos pudieron verlo”. Del mismo modo, los creyentes hoy se acercan a la gloria de Dios y le alaban y glorifican. Y el Apóstol Mayor pasó a explicar exactamente cómo funciona esto en términos concretos:
- Dando gracias: “Aunque uno esté seriamente enfermo o sufriendo bajo las circunstancias más difíciles, siempre hay una buena razón—o tal vez varias razones—para darle gracias a Dios”.
- Guardando nuestras promesas: “Hemos dado nuestro voto de renunciar al diablo y hacer buenas obras”.
- Sirviendo: “Alabar a Dios también significa que formamos parte de la Iglesia y que somos miembros activos de la Iglesia”.
- Aceptando a nuestro prójimo: “También, otra forma de glorificar y alabar al Señor es aceptarnos los unos a otros, así como Jesucristo nos ha aceptado a nosotros”.
- Profesando: “Con frecuencia suelo decir que debemos hablar menos de lo que hacen otras personas o de lo que hace el maligno, y más bien hablar un poco más sobre lo que hace Jesús, ya sea en la Iglesia o en el mundo”.
Avanzar
Las personas a su alrededor escucharon al mendigo alabando a Dios y se dieron cuenta de que este no era otro que el hombre cojo que de pronto pudo caminar y alabar a viva voz a Dios por lo que le había pasado. Esto convenció a muchos de ellos a que se bautizaran. “Nuestro prójimo, las personas que viven a nuestro alrededor, nos verán y sabrán muy bien que no somos perfectos,” dijo el Apóstol Mayor. “No obstante, también deberían poder notar que estamos caminando, que estamos en camino, que avanzamos para entrar en el reino de Dios, y que alabamos al Señor a lo largo del camino”.