Como Dios hace conmigo, así hago yo contigo: ese es todo el misterio del amor al prójimo. Y puede vivirse de manera muy concreta. Por ejemplo, perdonando, juzgando y dando. Cómo Jesús predica directamente en el aquí y ahora.
Lo que para el Evangelio de Mateo es el Sermón del Monte, para el de Lucas es el Sermón del Llano. “Se llame como se llame, lo que cuenta es el contenido”, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 23 de junio de 2024 en Rheinberg (Alemania).
Y este contenido gira en torno a Lucas 6:38: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”.
“No se trata de la relación entre las personas y Dios, sino de nuestra relación con el prójimo”, dijo el máximo dirigente de la Iglesia explicando el contexto bíblico: “Sé misericordioso, porque Dios es misericordioso contigo. Haz con tu prójimo lo que Dios hace contigo”. Y entonces Jesús se vuelve rápidamente muy específico en su prédica.
“Perdonad, y seréis perdonados”
“Si se piensa en todo lo que Dios ha hecho por nosotros para que podamos volver a reconciliarnos con Él”: Dios, el Hijo, renunció a la gloria divina, adoptó la condición de hombre y dio su vida. “Y ahora Dios dice: ‘Haz por tu prójimo lo que yo hago por ti: perdona a tu prójimo’”.
“Solo quiero hablar de la vida normal en la familia, en la comunidad, en la sociedad. Hay cosas, conflictos, que duran años. Y nadie es capaz de perdonar y reconciliarse”, dijo el Apóstol Mayor. “¿Por qué no? Porque no se quiere pagar el precio. Se tendría que renunciar a un poco a su orgullo, tal vez renunciar a sus derechos aquí y allá”.
“Solo quiero hacer la pregunta: ¿Cuánto vale realmente para ti tu paz? ¿Qué importancia tiene para ti tu relación con Dios? ¿Realmente crees que no vale lo que cuesta? Jesucristo le habla a tu vida y dice: ‘Haz por tu prójimo lo que yo hago por ti: perdona a tu prójimo’”.
“No juzguéis, y no seréis juzgados”
“¿Qué hace Dios por nosotros, qué hace Jesucristo? Nos ama, a todos sin excepción. Nos ama, así como somos. Nos ama a todos exactamente con el mismo amor, a todos, sea quien sea, haya hecho lo que haya hecho, Dios lo ama incondicionalmente”.
“¿Qué sucede con los seres humanos? Cada vez me doy más cuenta de que nuestra sociedad actual está dividida. Cada uno es como es, pero por desgracia la gente se toma a sí misma como medida de todas las cosas”, dijo el dirigente de la Iglesia. Entonces se juzga a la otra persona en el sentido de “no es como yo, no piensa como yo, no lo entiendo, ¡no quiero tener nada más que ver con él!”.
“Dios espera que no juzguemos a nuestro prójimo y que seamos capaces de superar esas diferencias, ese ser diferente”. Porque “Jesucristo nos ama a todos, y todos queremos estar con Él para siempre, ¡y eso nos une! Eso debería ser mucho más importante para nosotros que todo lo que nos divide”.
“Dad, y se os dará”
“Si uno tiene mala conciencia, mete la mano en el bolsillo. Y luego da algo para el prójimo, entonces tendrá la conciencia tranquila”. Pero, “¡no se trata de eso! Se trata de la actitud de nuestro corazón hacia el prójimo”.
Dad, y se os dará. “Me gustaría traducirlo así”, dijo el Apóstol Mayor Schneider: “Asegúrate de dar tanta importancia a las necesidades de tu prójimo como a las tuyas propias”. O “como dijo Jesús: ‘Haz por tu prójimo lo que quieras que Él haga contigo’”.
“De todos modos, ¿cuáles son nuestras propias necesidades? Sí, quiero que me respeten, quiero que me tomen en serio, es muy importante para mí que la gente tenga comprensión por mis debilidades”. Por eso, “haz por tu prójimo lo que Dios hace por ti. Tú eres muy importante para Él. Te ama, quiere tu salvación”.
La conclusión del Apóstol Mayor: “Si nuestra medida no es nuestra persona, sino Jesucristo, y medimos todo en Jesucristo, entonces obtendremos la recompensa que recibió Jesucristo y compartiremos su gloria”.