De asistente de limpieza a maestro de cocina
Con confianza en Dios, trabajo duro y decisión se puede cambiar la vida para mejor. Eso fue lo que vivió Charles De Kock. Y no sólo esta experiencia es la que transmite este sudafricano cada sábado a adultos y jóvenes desempleados.
«Amaba mirar por la ventana de la cocina para observar a mi madre cocinando», informa Charles De Kock quien hoy concurre a la comunidad nuevoapostólica de Johannesburgo Central (Sudáfrica). «Mi madre hace el mejor curry de porotos verdes y el más rico guiso de repollo. Ya en aquel tiempo sabía que quería ser cocinero», dice sonriendo: «Sin embargo, estos platos hoy todavía no me salen tan bien como a mi madre. Creo que no miré lo suficiente por la ventana».
Tener presente la meta
Aunque estaba enfocado en la meta, al principio le parecía inalcanzable. Después de recibirse en una escuela de formación profesional en su lugar de residencia en la Provincia Cabo del Norte, Charles fue a Johannesburgo, a casi 500 kilómetros de distancia, para buscar trabajo. Consiguió un empleo como asistente de limpieza en la lavandería de un hospital. Unos pocos meses después cambió a una cocina grande, también para trabajar en la limpieza.
Pero tuvo presente su meta: «Mientras limpiaba observaba lo que hacían los cocineros, pronto pude ayudarlos como asistente de cocina en diferentes tareas, como pelar o lavar la verdura. Un día me ascendieron como cocinero de verdura, después poco a poco llegué a ser cocinero de carne, cocinero de platos fríos, coordinador de menús, supervisor de catering y otros puestos más».
Llegó el tiempo de devolver algo
Su perseverancia valió la pena. Después de más de 20 años en gastronomía y hotelería, Charles De Kock ahora es Director de proyectos de catering en un gran emprendimiento gastronómico de renombre en Sudáfrica, ganador de diferentes concursos de cocina, así como fue nombrado «Chef del año» en los años 2006, 2009 y 2012. Ahora llegó para él el momento de devolver a la sociedad algo de lo que él mismo recibió.
Con su camino de asistente de limpieza a maestro de cocina, De Kock quiere dar esperanza ante todo a los jóvenes. Así, da clases gratuitas todos los sábados en un instituto de formación, posibilitando a desempleados jóvenes y adultos a tener una formación con la cual poder encontrar trabajo en gastronomía y hotelería. Los participantes del curso provienen de los asentamientos de los distritos segregados de los alrededores de Johannesburgo.
Experimentar la bendición, ayudar a otros
«Mi madre siempre nos enseñaba como niños a ser humildes y compartir con el prójimo. Es muy importante para mí servir con mis dones a la comunidad», dice Charles explicando su motivación. «Con mi ejemplo quiero influenciar positivamente en la vida de los participantes del curso, compartir con ellos mis conocimientos y experiencia, para que puedan mejorar sus habilidades y conocimientos y beneficiarse con ellos».
Desde que comenzó en 2014 con las capacitaciones, formó a 60 personas. Después de la parte teórica sobre higiene de los alimentos, cálculo de costos de los alimentos y composición de menús deben asistir a una parte práctica en diferentes hoteles y restaurantes de Sudáfrica. A diez participantes del curso ya les fueron ofrecidos puestos de trabajo apenas terminada su parte práctica. «Estos son para mí momentos especiales de alegría. Me hace feliz cuando puedo ayudar», dice el hermano Charles De Kock. «Con ello experimento la bendición de nuestro Padre celestial».