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De sueño y realidad

marzo 21, 2020

Autor: Peter Johanning

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Hubo un soñador… hace 60 años. Era negro y por eso tenía que morir. Su nombre: Dr. Martin Luther King. Su sueño era lograr la igualdad entre los seres humanos. Hoy todavía sigue siendo un sueño.

El 21 de marzo de cada año, las Naciones Unidas celebran el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, un día que debe traer preocupación a los cristianos. Que las personas se diferencien según la raza, ya es esencialmente no cristiano. Y que esto repercuta en hechos terribles, mucho más. En nombre del racismo se ha matado, torturado, rechazado, marginado y discriminado. Y nada de esto pertenece al pasado. Todavía hoy en día, ¡ahora mismo!, siguen existiendo disturbios internacionales, guerras fratricidas, conflictos raciales, intolerancia y violencia. El llamamiento del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, que habla de la importancia de fomentar la comprensión mutua entre los pueblos y de colaborar para el éxito de la diversidad, es un contrapunto correcto, pero que probablemente no se escuche muy a menudo.

Contra el apartheid

El punto de partida del Día de Conmemoración de las Naciones Unidas fue la masacre de Sharpeville del 21 de marzo de 1960, día en el que unas 200.000 personas se reunieron para manifestarse contra el régimen del apartheid en Sudáfrica. A pesar de la acción de protesta pacífica y no violenta, la situación se agravó, la policía disparó, 69 personas perdieron la vida y cientos resultaron heridas. Seis años después de ese evento, la ONU proclamó el Día Internacional contra el Racismo como un día de recuerdo.

Sharpeville está en todas partes del mundo. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider, jefe espiritual de la Iglesia Nueva Apostólica, toma una posición clara cuando se trata de discriminación y desprecio a la humanidad. “Reconozcamos incluso en nuestros enemigos un alma que el Señor ama tanto que murió por ella”. – “¡La Iglesia Nueva Apostólica rechaza toda forma de violencia! Esta es la posición de nuestra Iglesia, esta es mi posición como Apóstol Mayor, y esto es también lo que dice el Evangelio”. – “Nuestra relación con el prójimo no debe ser influenciada por lo que sucede en el mundo. Nuestra referencia es el Dios todopoderoso. No hagas a tu prójimo nada que no quieras que te haga a ti”. – “El prójimo, que es el que está enfermo, el que está en prisión y el forastero que es tan completamente diferente, el forastero que tiene una cultura diferente, una fe diferente, una naturaleza diferente, una opinión diferente, ese es tu prójimo. ¡A él debes amar! No puedes decidir por ti mismo quién es tu prójimo. El prójimo es a quien Dios ha puesto a mi lado”.

Contra el odio y la intolerancia

El Apóstol Mayor repite tales y similares frases una y otra vez en diferentes lugares del mundo. Con ello afirma la posición de la Iglesia Nueva Apostólica contra la violencia y la discriminación, como expresa el Catecismo: “La Iglesia Nueva Apostólica está comprometida con el Evangelio y los mandamientos de la ética cristiana. Por lo tanto, ve entre sus funciones ‘la práctica del amor al prójimo’ en bien de los seres humanos sin consideración de sexo, edad, color de piel, nacionalidad ni religión”.

Un gran sueño

“Sueño que un día mis cuatro hijos vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por su carácter”. Martin Luther King pronunció su famoso discurso de los sueños en 1963 en Washington D.C. Lo escucharon 250.000 personas. En 1964, la ley abolió la segregación racial, King fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz y un año más tarde entró en vigor una nueva ley electoral, a través de la cual todos los estadounidenses negros podían votar. En su discurso al serle entregado el Premio Nobel, King dijo: “Tengo la audacia de creer que todas las personas pueden tener tres comidas al día para su cuerpo, educación y cultura para su mente, y dignidad, igualdad y libertad para su alma”.

Un gran legado

El que contó su sueño hace 60 años, fue abatido a tiros el 4 de abril de 1968 en Memphis en el balcón de su hotel por James Earl Ray, un racista. King solo tenía 39 años. Anticipándose a su muerte, King había dicho: “No dejaré ningún dinero. No dejaré cosas nobles y lujosas. Solo quiero dejar una vida comprometida. Es todo lo que quiero decir”.

Su legado es grande, demasiado grande para un individuo. Pero si todos soñamos, entonces…

Foto: Dumebi – stock.adobe.com

marzo 21, 2020

Autor: Peter Johanning

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