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Deshacer con Jesús las siete obras del diablo

enero 11, 2018

Autor: Andreas Rother

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Dudas, mentiras, rebelión, temor, discordia, codicia, muerte: todo lo que viene del mal separa al hombre del hombre y de Dios. Jesucristo ya ha dado las respuestas a todo ello desde hace tiempo. Sólo hay que prestarle atención.

“Con este fin apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. El Servicio Divino del 17 de diciembre de 2017 en Leeuwarden, Países Bajos, se realizó tomando como base esta cita de 1 Juan 3:8.

«¿Cuáles eran las obras del diablo?“, preguntó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider al comenzar su prédica, y respondió: “Separó a los hombres de Dios”. Luego agregó la reacción del Hijo de Dios: “Él creó un camino para que el hombre pueda volver a tener comunión con Dios».

Dios, dijo el Apóstol Mayor, no fuerza a nadie a la redención. Él sólo da la posibilidad de redimirse. “Pero si queremos, nos puede ayudar a deshacer las obras del diablo”. ¿Cómo? El Apóstol Mayor comentó cómo, dando siete ejemplos.

  • La duda: “La primera obra del diablo. Cuando fue con Adán y Eva, su pregunta fue: ’¿Conque Dios os ha dicho…?’ Pues sí, ahora viene el diablo a nosotros, y una y otra vez nos quiere hacer dudar. Entonces nos dirigimos a Jesús y Él nos dice: ‘He probado que Dios es la verdad, que cumple lo que promete’. Por medio de nuestra fe, combatimos las dudas y las vencemos.”
  • La mentira: “Esta es otra obra del diablo, el que depositó la desconfianza en los corazones de las personas. Les quiso hacer creer: ‘Puedo daros más que Dios’. ¡Muy pronto se dieron cuenta de que era una mentira! Jesús vino y explicó: ‘Os doy todo lo que puede haber’. Confiamos en el amor de Dios”.
  • La rebelión: “Esta es la tercera obra del diablo, el que quiso forzar a los hombres a rebelarse en contra de Dios. ‘¡Sed libres!’ Nadie era tan libre como Jesús. Él probó que la obediencia de Dios en realidad es el camino a la libertad. Al que es obediente, Dios le da fuerza para hacer exactamente lo que se ha propuesto.”
  • El temor: Una típica obra del mal: el pecador siente temor de Dios, se oculta de Él, busca excusas absurdas y denuncia al prójimo. Jesús explicó que Dios es un Dios del amor y de la gracia. ‘¡Ven a Dios, confiesa tu culpa, tu arrepentimiento, sé humilde, y Dios reparará el daño!”
  • La discordia. “La obra del diablo siempre es discordia, pelea, envidia y odio. También quiere perturbar la relación entre los hombres. El Señor Jesús ha venido y también ha destruido esta obra del mal. Él probó: ‘Yo amo a cada persona, a todas por igual’. En este amor encontramos la fuerza para superar las diferencias y edificar la unidad en Jesucristo».
  • La codicia. “La obra del mal también consiste en destruir la relación entre el hombre y la creación. Hoy es evidente que los hombres hacen un uso incorrecto de la creación. De tanta codicia, porque siempre quieren más, ellos destruyen la creación. Jesucristo dijo a los hombres: ‘Mas buscad primeramente el reino de Dios…’ Cuando las personas viven en temor de Dios y en el amor al prójimo, también se comportan reverenciando y respetando la creación”.
  • La muerte. “Esta es la última obra del diablo, el que trajo la muerte al mundo: la muerte terrenal y, en especial, la muerte eterna, la separación eterna de Dios. Jesucristo también deshizo esta obra, ya que venció a la muerte terrenal por medio de su resurrección. Venció a la separación eterna de Dios y creó la posibilidad de que el hombre pueda volver a tener comunión con Dios”.

La conclusión del Apóstol Mayor Schneider es la siguiente: “Lo que el diablo quiere hacernos:

  • Quiere destruir nuestra relación con Dios.
  • Quiere interferir en nuestra relación con las personas,
  • en nuestra relación con la creación.
  • Y nos quiere conducir a la muerte.

Con la ayuda de Jesucristo podemos deshacer estas obras, y

  • estar frente a Dios en una maravillosa relación en la fe y la confianza, en la obediencia y la humildad.
  • Tener una maravillosa relación con el prójimo por medio del amor de Dios.
  • Y también manejarnos con la creación en respeto y temor de Dios, y valoración y aprecio frente al prójimo.
  • Podemos permitir que la nueva criatura que no conoce la muerte crezca en nosotros.”

enero 11, 2018

Autor: Andreas Rother

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