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Días movidos en Lesoto: «Dejé de hacer planes»

mayo 7, 2019

Autor: Peter Johanning

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Jan Schalk tiene el título de doctor en Ciencias Agrarias. Trabaja actualmente como asistente de desarrollo en «Pan para el Mundo». Su punto de apoyo actual es Maseru, la capital de Lesoto. Le hicimos una entrevista. Aquí su retrato:

Dr. Jan Schalk, por favor preséntese brevemente.

Nací el 15.11.1978 en Bielefeld, donde crecí y asistí a la escuela. Soy soltero y no tengo hijos. En 2005 terminé mis estudios universitarios de posgrado como ingeniero en protección ambiental. Ya que me entusiasmaba especialmente el tema de las energías renovables, a continuación hice un máster en energías renovables y eficiencia energética en la Universidad de Kassel.

Le siguió un puesto de colaborador científico en la Universidad de Bonn. El tema con el que trabajaba, el secado solar de madera como combustible tenía contenido suficiente como para escribir una disertación, la que finalicé en enero de 2017.

Esto suena como una típica carrera universitaria.

No, las cosas sucedieron distintas. Primero busqué y así encontré en Internet la descripción de dos puestos interesantes en la Sociedad Alemana de Colaboración Internacional. Uno de los puestos era para Nepal, el otro para Vietnam. Después de pensarlo un poco, me postulé para Nepal. Pocos días después recibí la invitación para la conversación de presentación. Ya al final del día me fue ofrecido el empleo. Después de dos meses de preparación en la Academia para Colaboración Internacional en Bad Honnef, me subí al avión para volar a Nepal, donde viví y trabajé durante dos años.

Hoy ya no vive en Nepal, sino en Lesoto. ¿Cómo llegó a eso y cuánto tiempo vivirá allí?

Después de mi regreso de Nepal finalicé primero mi doctorado, antes de volver a postularme. «Pan para el Mundo», un servicio de desarrollo evangélico, me ofreció un puesto de tres años en Lesoto. Estuve de acuerdo, ya que Lesoto es un país muy pacífico, donde me puedo mover libremente por todo el país. Además se pueden conseguir todos los objetos necesarios para la vida cotidiana debido a su proximidad con Sudáfrica, lo que naturalmente mejora mucho la calidad de vida.

Mi contrato de tres años todavía sigue vigente hasta fines de junio de 2020. Existe la posibilidad de prolongarlo por tres años más. Todavía no se puede prever, la decisión tendrá que ser tomada recién a fines de 2019.

¿En qué influyeron en usted sus permanencias en el exterior? ¿Cambió por ellas su visión del mundo?

Básicamente me resulta fácil tratar a mis pares. Obviamente uno no sabe de antemano con precisión cómo será recibido en un país como extranjero. Tanto Nepal como también Lesoto me impresionaron profundamente por la cordialidad y amabilidad de la población local. En esos países, en efecto, hay una cultura de bienvenida que no tiene que ser explicada políticamente primero. Simplemente existe.

Nepal es uno de los países más pobres de Asia, Lesoto uno de los más pobres de África. A pesar de eso, las personas son felices, se ríen mucho y son apoyadas y contenidas por sus comunidades. Cada vez que regreso a Alemania me encuentro con personas a las que aparentemente no les falta nada, pero que igual parecen tener muchas preocupaciones. La cordialidad y la amabilidad quedan en el camino.

Mi vida cotidiana es extremadamente interesante: reconozco cada día de nuevo que mi idea occidental de cómo deben desarrollarse las cosas en la vida o en el trabajo se desarrolla por lo general de otra manera. La forma del trato mutuo, las tradiciones y los antecedentes culturales son, por un lado, esenciales para que cada uno pueda ser contenido. Así, por ejemplo, muy pocas veces alguien es relevado de su empleo. En su lugar, la persona recibe otro puesto, así la familia tiene mayor seguridad. Por otra parte, muchas tradiciones ya no son actuales o incluso impiden el progreso: El sistema patriarcal o las jerarquías en extremo rígidas, por ejemplo.

Deseo más tolerancia entre las personas. A veces pienso que cada uno quiere hacer o dejar de hacer lo que quiere. Pero si todos queremos vivir juntos en este planeta, necesitamos muros buen altos para que cada uno pueda vivir en su parcela o bien debemos tratar de convivir con tolerancia. Me alegraría si en las escuelas se enseñaran materias como «comunicación libre de violencia» y «competencia intercultural».

¿Cómo es su futuro? ¿Cómo y dónde seguirán las cosas para usted?

Dicho sinceramente, no tengo ni idea todavía. Primero me gustaría prolongar mi contrato de trabajo, pues todavía hay mucho por desarrollar aquí en las áreas rurales de Lesoto. Después también me alegraría por un puesto de trabajo en Alemania. Me podría amigar con el pensamiento de poner mis libros, CDs y discos sobre un estante y escucharlos. Pero hacia dónde va el viaje, lo sabe solo uno. Yo dejé de hacer planes. Me relajo y acepto las cosas como vienen.

¿Cómo se integró a la comunidad nuevoapostólica local? ¿Encontró alguna conexión particular? ¿Cómo son los Servicios Divinos?

Me integraron de inmediato. Esto dependió de la cantidad absolutamente previsible de concurrentes regulares a los Servicios Divinos: tres. La comunidad por largo tiempo no tuvo Pastor, después de que su último dirigente fue colocado en descanso ministerial. Por lo general, los Servicios Divinos entonces eran realizados por un Diácono de la comunidad. Mas, entretanto, la comunidad volvió a tener un Pastor que se mudó cerca. El Pastor Mothe, así se llama él, viene con su familia originalmente de la República Democrática del Congo. Su primera lengua es el francés. Por eso, no es tan fácil para él, oficiar los Servicios Divinos en inglés.

La conexión particular la encontré muy fácilmente. Me encuentro de tanto en tanto con el Pastor Mothe en forma particular porque por la renovación interna que tiene lugar hoy en la comunidad están colaborando en ella algunos miembros.

¡Se siente frío en los Servicios Divinos ante todo en invierno! La comunidad todavía no tiene corriente eléctrica, no existe calefacción. Aunque nadie lo crea, nunca sentí tanto frío como en África. Por otra parte me parece hermoso que el Obispo y el Evangelista de Distrito realicen bien seguido los Servicios Divinos. También el Apóstol estuvo ya en Maseru.

¿Qué distingue a la comunidad local de otras que usted conoce?

En realidad, todo es diferente: no hay un órgano y tampoco quien lo ejecute. Entonces un miembro de la comunidad trata de imitar lo mejor posible el tono adecuado, mientras que los demás se le van uniendo de a poco. Yo trato con mis mejores intenciones de participar en el canto en lengua sesoto, pero hago mejor clic con un ratón de la computadora que con la lengua. Hace poco estuve conversando con nuestro dirigente de la comunidad sobre la compra de un reproductor de CDs. Esto podría ayudar a acercarnos un poco más a las melodías originales de nuestro himnario.

El edificio de la iglesia está en mal estado. Por el momento estoy trabajando un poco en la renovación de las dependencias interiores. Algunos hermanos están colaborando conmigo. Además, el Obispo no aseguró la renovación exterior. Luego le seguirá en breve la conexión eléctrica. Entonces también se podrán realizar Servicios Divinos los miércoles por la noche. Ya que aquí siempre oscurece muy temprano, por la noche necesitamos luz.

¿Cuál es su conclusión después de todos estos años? ¿Lo repetiría?

¿Repetirlo? No. Si quisiera una repetición me habría equivocado de profesión. Sí, me gustaría quedarme un tiempo más en Lesoto. Pero también estuve en Uganda, y África Occidental también me parece atractivo. Si esto no fuese posible, me amigaría con Sudamérica. El continente americano es el último que todavía no visité. Ya me siento atraído y la mejor manera de conocer un país es radicarse en él por un tiempo.

Gracias por sus respuestas, hermano Schalk.

mayo 7, 2019

Autor: Peter Johanning

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