Tomás debía tocar las heridas de Jesús, a otros no se les permitió tocar al Resucitado. Algunos reconocieron al Señor inmediatamente, otros solo después de ciertos actos. En Pascua, el Apóstol Mayor explicó las discrepancias del relato de la resurrección.
“¡Cristo ha resucitado!”. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider pudo transmitir este alegre mensaje a los hermanos y hermanas durante el Servicio Divino de Pascua el 31 de marzo en Herrenberg (Alemania). El texto bíblico se encontraba en Marcos 16:9-10: “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando”.
La Biblia solo dice lo más importante
Cuando se leen los relatos de la Biblia, uno se siente un poco frustrado, dijo el máximo dirigente de la Iglesia internacional. “Como seres humanos, nos gustaría saber: ¿Cómo sucedió esto? Y la Biblia no dice nada al respecto”. ¿Por qué? “Porque el Espíritu Santo no responde a todas nuestras preguntas. El Espíritu Santo solo nos dice lo que tenemos que hacer para alcanzar la salvación”. Y, no obstante, la resurrección da testimonio de que:
- “Lo que Cristo dijo sobre Dios es la verdad. Dios es realmente como Él lo presentó. Dios es realmente el Dios del amor, de la gracia, de la misericordia, que ama a los seres humanos a pesar de sus pecados”. Para agradarle, hay que amar a Dios y al prójimo.
- “Cristo vive. Sigue ofreciendo salvación, gracia y bendición. Sigue obrando. Ni los seres humanos ni el mal pueden detenerlo”.
- “La salvación no es que nos salvemos del sufrimiento y de la muerte”. Más bien, “la salvación que Dios nos da es la vida eterna. Se trata de la comunión con Dios y con los seres humanos en su reino en el cielo”.
- “Para alcanzar la salvación, no se trata solo de observar la ley y respetar las reglas. Debes recorrer el camino que recorrió Jesucristo”. Esto también significa confiar en Dios, aunque parezca que te ha abandonado.
- “Dios vence el mal y la muerte. Con Jesús, puedes vencer el mal y hacer que el amor al prójimo sea más fuerte en tu corazón que el egoísmo, que el egocentrismo”.
Qué quieren decir las discrepancias
Cuando se leen los relatos de la resurrección en las Sagradas Escrituras, uno se da cuenta de que “no encajan en absoluto”. A veces se toca al Resucitado, a veces Él lo prohíbe. A veces se lo reconoce inmediatamente, a veces solo después de un rato. Una posible explicación: “Los informes fueron transmitidos oralmente y recién escritos muchos años después por diversos autores. Y, por supuesto, cada uno escribía lo que oía y lo que consideraba importante para sus lectores”. Sin embargo, detrás de ellos hay mensajes del Espíritu Santo:
- Jesús no podía ser tocado: “El Espíritu Santo quiere decirnos que el Resucitado, Jesucristo, tenía un cuerpo de resurrección que ya no era el cuerpo terrenal. El cuerpo de resurrección es un cuerpo perfecto, creado por Dios”, dijo el Apóstol Mayor. “La resurrección fue en realidad el comienzo de la nueva creación”.
- A Tomás se le pidió que tocara a Jesús: “Para mostrar: Sigo siendo el mismo que era y a quien conocisteis. El que os amó. El que os lavó los pies. Sigo siendo el que os ama, el que está cerca de vosotros y el que os sirve, sigo estando al servicio de la salvación de la humanidad”.
- Jesús fue siempre el que tomó la iniciativa de salir al encuentro de la gente: “Todo encuentro con Jesucristo es gracia, algo totalmente inmerecido que no podemos pedir”.
- María reconoció a Jesús por su voz, los discípulos de Emaús al partir el pan: “¿Cómo podemos encontrarlo nosotros?”, preguntó el Apóstol Mayor. “Cuando oímos su palabra, entonces lo reconocemos: Este es mi Salvador que me habla”. Y “en el Sacramento, en la Santa Cena, podemos tener un encuentro y una comunión muy íntimos con el Señor Jesucristo”.
- Jesús se apareció a los discípulos cuando estaban juntos: “Podemos encontrarnos con el Señor Jesús en la comunión de los creyentes”.
Cuando Jesús se aparecía, solía dar a las personas un encargo: “Cuando se encuentra con nosotros, siempre nos da un encargo”, explicó el dirigente de la Iglesia: anunciar el Evangelio. “Sigamos mostrando que Jesucristo vive. No ha muerto. Podemos difundir este mensaje y decir a la gente de hoy: ‘Cristo vive. Lo que dijo es la verdad’. Sigamos llevando este mensaje al mundo en palabras y obras”.