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Dolor y consuelo en Bruselas

marzo 29, 2016

Autor: Peter Johanning

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Tres días después de los ataques terroristas, el Apóstol Clément Haeck celebra el Servicio Divino de Pascua junto a sus hermanos en Bruselas: consuelo y agradecimiento en la iglesia, sirenas policiales en la calle.

Hace unos meses ya había incluido a la comunidad de Bruselas en su programa de Servicios Divinos, menciona el Apóstol. En aquel momento todavía no sabía lo que ocurriría en la capital europea en Semana Santa. 35 muertos tras los ataques terroristas, más de 340 personas heridas. El Apóstol Haeck agradece porque ninguno de los miembros de la comunidad bruselense sufrió heridas o incluso la muerte. Pero también sabe que ellos tienen amigos y conocidos entre los heridos.

Cuando llega el Apóstol para el Servicio Divino de Pascua, las calles en el barrio de Evere están tranquilas. Algunas sirenas policiales recuerdan que todavía se están poniendo todos los esfuerzos en la búsqueda de los instigadores de los atentados del 22 de marzo. La comunidad demuestra claramente que no se quiere dejar quitar la alegría por la visita del Apóstol y la fiesta de Pascua. Ya media hora antes del inicio del Servicio Divino resuenan, con fuerza y llenas de sentimiento, las interpretaciones del coro y la orquesta. Con un «aleluya» al comienzo y también al final del Servicio Divino, el coro sintetiza la atmósfera con signos de admiración: ¡Creemos que Cristo ha resucitado y vive en nosotros – a pesar de todo!

Muchas señales de condolencia

El Apóstol Haeck informa a la comunidad que en los últimos días le habían llegado múltiples señales de condolencia. Recuerda en su Servicio Divino el lema del año del Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider y cita al máximo dirigente de la Iglesia: «Nuevamente este año estaremos preocupados por el futuro. Mas asegurémonos de no dejarnos dominar por las preocupaciones, aunque los tiempos sean difíciles. Aquellos que confían en Dios no necesitan temer del día de mañana«.

Terrorismo también en Pakistán

El domingo de Pascua también hubo muertos en Lahore (Pakistán). Confesó la autoría del ataque terrorista con más de 70 muertos el grupo extremista talibán «Jamaat-ul-Ahrar». Fue un ataque dirigido exclusivamente a cristianos, informan los medios. También a ellos y a los muchos que sufren por esta pérdida, los incluimos en nuestras oraciones.
En todas partes del mundo se producen estos ataques, una y otra vez se da lugar al terrorismo, a asesinatos y fanatismo. La Iglesia Nueva Apostólica, como Iglesia mundial, se interesa vivamente en ello. En el Catecismo nuevoapostólico expresa su posición con claridad: «La Iglesia Nueva Apostólica y sus miembros respetan las manifestaciones religiosas de otras personas y se abstienen de expresarse peyorativamente sobre creyentes de otra fe, de otras religiones y congregaciones religiosas. Se esfuerzan para que su relación sea buena, pacífica y basada en el respeto mutuo. La Iglesia rechaza todo tipo de fanatismo religioso» (13.5.2).

A todo el mal se le opone la victoria de Jesucristo

El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider, quien celebró el Servicio Divino de Pascua en una comunidad de Bremen (Alemania del Norte), también recordó los ataques terroristas de todas partes del mundo. No sólo en Europa, también en Asia, en África, en todas partes hay injusticia, violencia, homicidio. A esto se le agrega todavía la violencia habitual de la criminalidad. Las personas son asesinadas por un puñado de dólares. Asimismo recordó los numerosos dramáticos casos de cuando ante todo niños son confrontados con la muerte a causa de enfermedades. «Al respecto quisiera decir una sola cosa: Cuando nos ocupamos de esto, paulatinamente se nos va formando la imagen de lo que significa la muerte y el mal y el poder del maligno». Oponiéndose a todo esto, manifestó la máxima autoridad de la Iglesia, está la fe de que Jesucristo venció a la muerte y al mal. «Lo que Él da, es tan grande que incluso una persona que tuvo que pasar por cosas terribles y crueles, puede llegar a ser bienaventurada. No hay mal tan grande que le impida a Él hacer feliz a esa alma. Esto es la victoria con Cristo».

marzo 29, 2016

Autor: Peter Johanning

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