¿Duermes todavía o ya estás despierto?
El Adviento llegó. El año calendario finaliza, el nuevo año litúrgico comienza. Los Servicios Divinos nuevoapostólicos del mes de diciembre se dedicarán al tema «Tiempo de cumplimiento». ¿Con qué finalidad?
Las personas necesitan tener esperanza. Sin esperanza el hombre no puede sobrevivir. La falta de esperanza desalienta, debilita, paraliza. Sin esperanza uno no se puede imaginar el futuro. Esto es así para todas las personas, en todos los países, en todos los tiempos. Por eso se necesitan una y otra vez nuevas fuentes de esperanza, alguien o algo que provoque esperanza: una promesa, un Mesías, una meta. Los antiguos israelitas esperaron por siglos al Mesías prometido. Fueron los profetas los que les hacían recordarlo. Aún más grande que Moisés, debía anunciar al pueblo del pacto las futuras obras salvíficas de Dios. Y al final, ¿en qué quedó? La esperanza en el Mesías que vendría desapareció, se durmió, quedó en el olvido.
En Él se dividen las opiniones
Y después vino Él, el Cristo. Pero la incredulidad se volvió poderosa, ya que este Jesús venía de Nazaret, había nacido en el pueblito de Belén y provenía de una familia de artesanos. Frente a todo lo indeseado, la poca esperanza que quedaba no tenía posibilidades. Sólo pocas personas la mantuvieron, siguieron a Jesús, creyeron en Él y prestaron oídos a su doctrina.
Irrumpe el nuevo día
¿Y hoy? ¿Qué tiene que ver esto con nosotros? Antes esperaban los judíos, hoy también los cristianos. Jesucristo prometió la vida eterna, habló de resurrección y de su retorno. El contenido del Adviento consiste en que los cristianos tengan presente prepararse para el retorno de Cristo. No falta mucho, pronto estará aquí. Un llamado de alarma que todavía vale para despertarse. Y es aquí donde se adapta bien la imagen de la mañana que irrumpe. Después de la oscuridad nocturna quiere venir el día. Pablo utiliza esta alegoría para explicar que el retorno del Señor es imposible de detener. Hoy todavía reina la noche, pero la llegada del nuevo día no se puede detener. A pesar de la profundidad de las tinieblas, estas no pueden impedir que llegue el día: «La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz» (Romanos 13:12).
El Rey viene
Se trata nada menos que del «Rey de todos los reyes», Jesucristo, Señor y Salvador. Este Rey viene: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!» (Juan 12:13). Jesús no viene como un rey elegido por los hombres. Él tampoco es el sucesor heredero de otros hombres. Su reinado es divino. Él gobierna, pero sin violencia. Él dirige, pero no condena. Él es el Rey de paz.
Con Dios todo es posible
Sabiéndolo se puede entender la posición de fe de María, la madre de Jesús: «Porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia» (Lucas 1:37-38). Este es el texto bíblico para la fiesta de Navidad 2016 que trae una nueva faceta enriquecedora a la vida de fe, brindando la seguridad de que: ¡Dios cumplirá sus promesas!
Foto: A. and I. Kruk