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El consuelo por la fe en el amor

octubre 4, 2017

Author: Andreas Rother

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Nuestra concepción del mundo del más allá es una de las riquezas que posee la fe nuevoapostólica. Pero, ¿de dónde proviene? ¿Cuál es su fundamento bíblico? ¿Cómo hay que proceder en la práctica? Indicaciones sobre la doctrina.

Entre el cielo y el infierno en el purgatorio – levitando más allá de tiempo y espacio – reposando hasta la resurrección: ¿Qué pasa con el alma después de la muerte? Las respuestas son diversas. Las confesiones cristianas tienen en común la intercesión por los difuntos. Es única en el cristianismo la práctica de la Iglesia Nueva Apostólica de dispensar los Sacramentos a los difuntos.

Comenzó con ello el Apóstol Friedrich Wilhelm Schwartz, cuando en 1872 en la comunidad de Ámsterdam falleció un niño sin haber sido bautizado y los padres estaban preocupados por la salvación de su hijo. Una década más adelante también se dispensó la Santa Cena a los vivos en representación de los muertos. Y desde 1954 se realizan tres veces por año Servicios Divinos con dispensación del Santo Bautismo con Agua y el Santo Sellameinto a los difuntos.

Ya hubo indicaciones a este tipo de actos entre los primeros cristianos. Así, el Apóstol Pablo informa que algunos se dejaban bautizar por los muertos (1 Corintios 15:29). Sin embargo, la Iglesia de la época postapostólica rechazaba esta práctica. Prohibió el Bautismo de muertos en el año 397 en el 3º concilio de Cartago.

Dios quiere que todos los hombres sean salvos

¿Cómo justifica la Iglesia Nueva Apostólica el haber vuelto a adoptar esta tradición? Lo central para la concepción del más allá es la fe en la «voluntad salvífica universal de Dios», dice en el texto doctrinario: Dios quiere que todos los hombres sean salvos (1 Timoteo 2:4-6; Juan 3:16).

Esto también comprende el mundo del más allá. Al fin y al cabo, Jesús mismo también predicó el Evangelio a los muertos (1 Pedro 3:19-20 y 4:6). Y la dispensación de salvación, además de la prédica también se realiza a través de los Sacramentos.

Si el alma y el espíritu siguen viviendo, también continúa existiendo la personalidad del hombre, explica el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. «En el mundo del más allá, el hombre se puede decidir a favor o en contra de Dios. Precisamente esta libertad de decisión le abre el acceso a los Sacramentos».

Redención únicamente por Jesús

«Únicamente Dios conoce a las almas que tienen la fe para recibir los actos de salvación», acentúa el Director de la Iglesia. De esta manera también niega la costumbre ya dejada sin efecto en los años 1920, de mencionar por el nombre a los que eran bautizados y sellados.

«La redención acontece únicamente por Jesucristo», deja claro el texto doctrinario. «Nosotros no podemos
redirmirlas a través de nuestras oraciones», completa el Apóstol Mayor. «Pero sí podemos darles testimonio de nuestro amor. Nuestras oraciones son intercesiones ante Dios; es Él quien las invita».

Ser cuidadosos con las experiencias personales

Aconseja ser cuidadosos y sensatos en relación con los sueños y visiones referidos al más allá. «Tales experiencias pertenecen exclusivamente a lo que ha vivido el involucrado», apunta el Director de la Iglesia no descartando en absoluto estas percepciones subjetivas. Pero, «no se pueden generalizar y de ninguna manera deben ser exaltadas al nivel de una verdad inviolable».

A su opinión, las «señales» no son la mejor fuente de consuelo: «El verdadero consuelo proviene de nuestra fe en el amor de Dios y de la confianza que surge a partir de este amor».

Explicaciones detalladas sobre la doctrina de nuestra concepción del más allá pueden encontrarse en la edición 4/2017 de la revista para miembros «community». La base para las mismas es la edición especial 2/2016 del folleto para los portadores de ministerio «Pensamientos Guías». Estas exposiciones continuarán en la próxima «community» que aparecerá a principios del año que viene.

Foto: animaflora2016 / Fotolia

octubre 4, 2017

Author: Andreas Rother

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