El mes de marzo tiene para ofrecernos cinco Servicios Divinos dominicales que sintetizan todo el núcleo del ser cristiano, desde la elección hasta el retorno de Jesús.
Según el ámbito lingüístico y el uso del lenguaje, la evolución hace referencia a un desarrollo a lo largo de espacios de tiempo prolongados, más allá de generaciones, épocas o formas. La evolución en el sentido del término original tomado del latín «evolvere» significa, sin embargo, un «desenvolver» y «desarrollar» general. Y esto es la vida cristiana, así debe ser: ¡cambio y desarrollo! El hombre alejado de Dios se convierte en un hombre cercano a Dios; uno que se esfuerza continuamente con todo su ser a volverse cada vez más semejante a Jesucristo. Uno que anhela la eterna comunión con Dios.
Dios tiene gracia con el pecador
«Todos, tanto los vivos como los difuntos, pueden acercarse al Dios misericordioso», es el mensaje de la prédica para el Servicio Divino en ayuda para los difuntos. El primer domingo está enfocado en la firme esperanza de que Dios brinda su socorro en el momento oportuno. Dios quiere que todos los hombres sean salvos. Esta salvación es posible por la fe en Jesucristo. Jesús no condena. Jesús dice la verdad. Jesús concede gracia y paz. Jesús tiene preparada la gloria de Dios. Saberlo nos da tranquilidad y seguridad.
El hombre se entrega a Dios en el Bautismo
El hombre oye y reconoce esta gracia de Dios. En el Bautismo se entrega a Dios. El bautizado muere con Jesucristo y es llamado a una nueva vida. Con el Bautismo termina la vida alejada de Dios y comienza la vida en Cristo. Dios realiza un nuevo comienzo radical y crea en el renacimiento de agua y Espíritu una nueva criatura: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17).
El creyente se orienta en Jesús
Ser cristiano significa seguir a Jesús aun en su sufrimiento y muerte. Esto no necesariamente tiene que ver con la muerte material, sino con el renunciamiento y el deber. «Debemos tomarnos tiempo para el Servicio Divino, para la oración, para ocuparnos del Evangelio», expresa el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Y a esto también pertenece deshacernos de rasgos de nuestra personalidad que no coinciden con la naturaleza de Jesucristo. «Tal vez esto sea lo más difícil», manifiesta el dirigente de la Iglesia. Y a ello se le une la próxima tarea, totalmente voluntaria: propagar el fuego del Evangelio, así como nos lo mostró Jesús. Los padres enseñan el Evangelio a sus hijos, el cristiano a su prójimo.
La nueva criatura se desarrolla
La imagen de la transfiguración de Jesús hace 2000 años es la base para la prédica del cuarto domingo. Pedro, Jacobo y Juan se sentían apesadumbrados por el anuncio del padecimiento de Jesús. Dios los consoló. En la transfiguración y a través del testimonio de Moisés y Elías reconocieron la naturaleza divina de Jesús. Los creyentes de la actualidad también experimentan tribulaciones y pruebas. «El Espíiritu Santo nos fortalece revelándonos la gloria de Dios», dice el Apóstol Mayor Schneider. En el Servicio Divino, el Espíritu de Dios nos hace reconocer a Jesucristo; en el festejo de la Santa Cena existe comunión con el Señor.
El cristiano sirve, así como Cristo lo mostró con su ejemplo
«Seguimos el ejemplo de Jesús poniéndonos al servicio de la salvación de nuestro prójimo». La misericordia de Dios, el renacimiento de agua y Espíritu, el desarrollo de la nueva criatura … todo esto tiene repercusiones en el pensamiento, las palabras y obras del creyente. Este imita a su Señor y reconoce que el prójimo tiene merecida la misma salvación, que la paz y la unidad son dignas de ser alcanzadas y que el perdón es la mejor elección. El ejemplo del lavacro de pies llamó la atención en su tiempo y lo sigue haciendo todavía hoy. El lavacro de pies brinda impulsos sobre cómo se debe comportar el creyente.
Estas son reflexiones para practicantes cristianos en evolución. El tema de los Servicios Divinos de marzo brinda numerosas sugerencias.
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