El año litúrgico está por finalizar. Y los Servicios Divinos de noviembre se centran en “las últimas cosas”. Sin embargo, no se trata del fin, sino del comienzo de algo totalmente nuevo.
“Escatología” es el término técnico para la doctrina de las últimas cosas. Por un lado, concierne a cada persona individualmente en cuanto a la cuestión de la vida después de la muerte y, por el otro, a la humanidad en general con la consumación de la historia de la salvación. De una forma o de la otra, gira en torno a la esperanza en el futuro.
Con Cristo al más allá
Dios quiere que todos los seres humanos sean salvos. Así lo afirma 1 Timoteo 2:4. Incluso los muertos pueden recibir el Evangelio. 1 Pedro 4:6 da testimonio de ello, y se pueden dispensar Sacramentos a los difuntos por medio de un representante aquí en la tierra. Esto se muestra en 1 Corintios 15:29. Y estos son los fundamentos bíblicos de una singularidad de la Iglesia Nueva Apostólica.
El Servicio Divino en ayuda para los difuntos tendrá lugar nuevamente el primer domingo de noviembre. Esta vez, la prédica se centrará en el obrar de Cristo en el más allá. No solo se menciona en 1 Pedro 3:19, sino también en el “Apostolicum”, la Confesión del siglo IV reconocida por toda la cristiandad. Por el poder del Espíritu, después de su muerte Jesús mismo se dirigió a los espíritus necesitados de redención para anunciarles el Evangelio.
Solo cuentan la fe y el amor
El propio Jesucristo habla de su retorno en imágenes. En Mateo 24:40-41, por ejemplo, habla de personas en el campo y en el molino, una de las cuales es tomada en cada lugar y la otra no. El segundo domingo del mes explica lo que se puede aprender de esta imagen.
El Apóstol Mayor ve en ella, por un lado, una imagen de comunidades en diferentes estados de desarrollo y, por el otro, a personas en diferentes situaciones de vida. Ni lo uno ni lo otro pueden impedir que el creyente sea aceptado en el retorno de Cristo. Pues Él juzgará solo la fe y el amor.
Triple juicio
Hablando del día del Señor, éste también será un día de juicio. ¿Cómo es esto? Algo que solo ocurrirá en el juicio final, ¿no es cierto? El tercer domingo responde a esta pregunta.
La Iglesia Nueva Apostólica enseña que la muerte es un primer juicio, que separa entre cercanía y lejanía de Dios, según el estado del alma. El retorno de Cristo es un juicio posterior que decide sobre la perfecta comunión con Dios incluso antes de la nueva creación. Y el juicio final juzga a todos los demás para poder entrar en la gloria eterna.
En todos los casos, cada ser humano debe asumir la responsabilidad por sí mismo. Dios juzga, no una persona ni una Iglesia. Dios es el Juez justo y misericordioso. Porque no se trata de condenar y castigar, sino de reconocer que cada persona depende de Dios.
La nueva creación: perspectiva y visión
Y, al final, habrá un cielo nuevo y una tierra nueva. El cuarto domingo de noviembre ofrecerá una visión de este futuro.
La Biblia lo deja claro: la nueva creación será totalmente diferente a la antigua, imperecedera e indestructible, sin muerte, sufrimiento ni dolor, sin pecado ni culpa, sin ningún mal. Ya no será necesario que Dios esté representado por un ministerio o por los Sacramentos. Porque Él mismo estará presente. Y en esta comunión eterna, todos podrán experimentar su amor y su justicia.
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