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El futuro de la Iglesia es … ¡pequeño!

abril 22, 2017

Autor: Oliver Rütten

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Concilios, reuniones, eventos, un hito detrás de otro en la Iglesia. Con todo eso, lo esencial, lo grandioso muchas veces es abordado sin darle importancia y por lo general, ni siquiera al mismo nivel.

«Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios» (Marcos 10:14). Contrariado reacciona Jesús a que se les impida a los niños avanzar. Los niños son inmensamente importantes para Él, se lo afirma a sus discípulos con palabras claras. Ellos deben hacer lugar a los más pequeños, prestarles atención y dejarlos pasar hacia donde está Jesús.

Encargo para «cristianos grandes»

Jesús no busca solamente la cercanía, la presencia de los niños, sino que los abraza y los bendice. Deben poder llegar hasta donde Él se encuentra. No deben tocar el segundo violín o quedarse parados en la fila de más atrás. No deben poder ver solamente, sino tienen que estar bien cerca de Él.

Hacer posible también hoy a los niños que tengan acceso a Jesús –no porque podría ser una buena acción de marketing–, esta es también hoy una tarea de los «cristianos grandes». Aquí se aborda en la misma medida a los padres y a los abuelos, es más, a toda la comunidad cristiana. Todos son responsables.

Hacer posible a los niños que tengan acceso a Jesús, significa:

  • familiarizarlos con la palabra y la voluntad de Dios,
  • orar con ellos,
  • concurrir con ellos a los Servicios Divinos y
  • posibilitarles la participación en las clases que se dictan en la Iglesia.

Generar accesos, apartar obstáculos

¿Y si las circunstancias en algún caso no lo permiten? Puede haber muchos obstáculos en el camino: tradiciones familiares, conflictos, comodidades. Esto requiere «una significativa dedicación de tiempo; dado el caso, los padres deberían dejar de lado sus propios intereses en beneficio de sus hijos», así describe el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica (Catecismo INA 13.3.4) este desafío.

Y a fin de cuentas, Dios también hoy siempre vuelve a encontrar un camino para mostrar su amor a los niños pequeños y grandes. Es la necesidad del amor divino, que todos los hombres sean salvos y esto está dirigido –conforme al obrar de Jesús– en primer lugar a los niños.

Hoy ejemplo, mañana Iglesia

Pero Jesús no sólo hizo que los niños viniesen a Él, sino que también los presentó a los discípulos como un ejemplo que merece ser imitado. Son los niños lo que en su fe en el reino de Dios constituyen el parámetro. Si Jesús exhortaba a ser como los niños, es una indicación breve y concisa para: dejar de lado tu prestigio, tu riqueza, tu poder y tus seguridades. El reino de Dios no se recibe con rendimiento ni méritos, sino con la fe de un niño.

El futuro de la Iglesia … todavía es pequeño. Los jóvenes cristianos de hoy les dan forma a las comunidades, a la Iglesia de mañana. Ellos son los creyentes, los maestros y los siervos de las próximas generaciones.

Aunque los niños físicamente todavía no son grandes, aunque todavía no tengan nombres famosos y aunque en la comunidad todavía no hayan prestado grandes servicios a través de los años … ellos son hoy el ejemplo y mañana la Iglesia.

Jesús dio un ejemplo de cómo hay que tratar a los niños.

Foto: NAC

abril 22, 2017

Autor: Oliver Rütten

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