Los secadores de pelo hacen horas extra, los martillos golpean y las cabezas echan humo: el edificio de la iglesia de Parkwood, en Sudáfrica, se ha convertido en un centro de desarrollo de habilidades para jóvenes de escasos recursos. Y allí aprenden mucho más que técnicas.
“El profesor hace que las clases sean muy interesantes”, dice Fowiza Taliep. “Espero con impaciencia las clases de cada semana porque el profesor lo explica todo muy bien y siempre puedes hacerle preguntas”. Esta joven de Parkwood, cerca de Ciudad del Cabo, realiza un curso de informática en el edificio de la Iglesia Nueva Apostólica que ha sido remodelado.
De lugar de Servicio Divino a centro de formación
La Fundación Masakhe del área de Apóstol de Distrito África del Sur planificó desde 2021 la creación de un centro de formación profesional. Especialmente en la región cercana a Ciudad del Cabo, el desempleo es alto y la pobreza asociada a él es grande. La Iglesia puso a disposición el edificio de la iglesia en Parkwood. Y para colaborar con apoyo financiero se comprometió la organización de ayuda alemana NAK-karitativ.
En octubre de 2022 pudieron comenzar los trabajos. Los bancos fueron desmontados y almacenados en la iglesia Tafelsig. La nave se remodeló para construir aulas. El 6 de febrero de 2023 el Apóstol de Distrito John Leslie Kriel, presidente de la Fundación Masakhe, inauguró oficialmente el centro de formación profesional en Masakhe.
Existen dos opciones cuando uno está desempleado, dijo en su alocución: “Esperar a que nos ofrezcan un trabajo o hacer algo para salir de esa situación”. Con el centro de formación recientemente creado y el proyecto “Skills unlimited” (=Habilidades ilimitadas) se ha generado una oportunidad para los jóvenes adultos.
Afrontar la pobreza
Fowiza no terminó la escuela y tampoco tuvo luego otra formación. “Hoy me arrepiento totalmente de ello”, afirma. A la hora de seleccionar a los alumnos –independientemente de su confesión o pertenencia religiosa– se procura que nadie quede excluido del programa por falta de escolarización. El programa está orientado a aquellos jóvenes que tienen menos oportunidades en el mercado laboral.
A Charmainne Kodia, por ejemplo, esto le abrió nuevas oportunidades: “Me anoté para un curso de peluquería en Masakhe para mejorar mis habilidades porque llevo seis meses desempleada”, dice. Vio la convocatoria en un cartel delante de una Iglesia Nueva Apostólica y se anotó el 30 de enero.
No se arrepiente. Gracias al certificado, puede cortar, alisar y secar el pelo en casa. “Esto ha sido muy útil para mí y para mi familia”, dice Charmainne, que ahora ha vuelto a generar sus propios ingresos.
Iniciativa en el mundo laboral
“Con el certificado, los participantes del curso comienzan su microemprendimiento o buscan un trabajo”, explica el Obispo Gregory February, director ejecutivo de la Fundación Masakhe. Gracias al programa, 120 jóvenes ya aprendieron un oficio. Muchos de ellos se ganan la vida con las habilidades adquiridas.
Algunos de los profesores del centro de formación son ex-alumnos. Conocen los retos de los municipios y pueden ofrecerles un mejor apoyo. Saben muy bien que en el mundo laboral se necesita algo más que conocimientos técnicos.
Sulaimaan Simons, que recién finalizó su curso de informática, cuenta: “Aprendí muchas cosas que no esperaba”. Dice: “No sólo he aprendido informática, sino también otros conocimientos, por ejemplo cómo presentarme a una entrevista y desarrollar habilidades de comunicación”.
Mirar hacia el futuro
«Sólo puedo aconsejar a los que no tienen empleos que vengan y aprovechen la capacitación. Es gratuita. El único requisito es asistir y estar aquí todos los días», dice Charmainne.
Los próximos cursos de peluquería básica, carpintería, embaldosado, plomería e informática básica empiezan el 4 de septiembre. Duran entre seis y nueve semanas. Y pronto habrá más: «Esperamos poder ofrecer cursos de pintura, decoración del hogar y manualidades», dice el director ejecutivo, Gregory February.