Primero, Harry Fränkel buscó refugio en Sudáfrica, luego en América. Sin embargo, sus últimos años lo llevaron a través de Bélgica y Francia hasta su muerte. Rendimos homenaje a su memoria, ya que hoy, 27 de enero, el mundo conmemora el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
El 11 de enero de 1939 era un día templado de invierno en la región de Eifel, en Alemania. Lo suficientemente templado como para una caminata de 30 kilómetros desde Alemania a Bélgica. Harry Fränkel estaba huyendo de la persecución y el arresto. Esto es lo que declaró el hombre de origen judío mientras era interrogado en Bruselas, Bélgica.
Las personas que lo interrogaban también querían saber si tenía un medio de vida. Sí, respondió Harry Fränkel y les contó que recibía 400 francos por mes de un tal Lucien Bouquet, un Pastor de Luxemburgo. Bouquet es el dirigente de la comunidad nuevoapostólica Esch-sur-Alzette. Aparentemente, Fränkel recibía apoyo financiero a través de él, del distrito de Apóstol de Suiza.
Padre, Pastor, comerciante
Harry Fränkel nació el 27 de abril de 1882 cerca de Bremen, en el norte de Alemania. Sus padres, Salomon y Eliese Fränkel eran judíos. Él se convirtió en nuevoapostólico el 23 de julio de 1908. En 1909, ya era maestro de la Escuela dominical en Dortmund. En 1911, fue ordenado Diácono y Pastor alrededor de 1922.
Era un comerciante textil exitoso. Podía pagar la educación de sus tres hijos. Y la familia podía permitirse ayuda doméstica. Y, entonces, llega el año 1933—cuando los nazis tomaron el poder.
Bajo persecución
Fränkel, que era llamado judío de pleno derecho (porque ambos padres eran judíos) perdió su trabajo como director general de la compañía Mayer & Günther. Comenzó su propio negocio. Los anuncios en la revista de idioma alemán Unsere Familie, por ejemplo, lo documentan. Sin embargo, en 1938, la legislación le prohibió continuar con su empresa. Su hijo, Erich, quedó a cargo. Al poco tiempo, a él también le fue prohibido continuar con el negocio.
Mientras tanto, el Pastor Fränkel debió pedir una licencia en su ministerio—para proteger a la Iglesia. Las reediciones de la carpeta del coro omitían su nombre como compositor de himnos. A su hijo, Harry Jr., un diseñador gráfico e ilustrador, se le prohibió estudiar en la academia de artes. Cada vez era más difícil encontrar trabajo para él. Fue entonces cuando Fränkel padre decidió emigrar.
A la fuga
Un primer intento fue a Sudáfrica. Harry Fränkel le escribió al Ayudante Apóstol Mayor Heinrich Franz Schlaphof, pero este no pudo ayudarlo. Por decreto, Sudáfrica cerró sus puertas a los judíos europeos. Sin embargo, el Apóstol le consiguió un contacto en Argentina.
Bélgica era en ese entonces la puerta de entrada al mundo libre. El país era más liberal en materia de refugiados que sus vecinos europeos. Durante 17 meses, Harry Fränkel vivió en Bruselas, en cinco lugares diferentes—separado de su familia, de sus amigos y de la comunidad. Mientras luchaba por un permiso para poder permanecer en Bruselas, la Gestapo, la policía secreta del régimen nazi, conocía su paradero. Y entonces, llegó el 10 de mayo de 1940, el día en que Alemania invadió Bélgica.
Deportados e internados
Ese día, unos 10.000 hombres fueron detenidos en Bélgica porque de repente se los calificó de extranjeros enemigos y se los consideró una amenaza para el país. En una deportación masiva, fueron trasladados a Francia en tren. Casi no había nada para beber en los vagones sobrecalentados y abarrotados, no había lugares donde sentarse o recostarse, ni baños…
Así llegó Harry Fränkel cerca de la frontera franco-española. Primero, fue llevado al campo Saint-Cyprien, Bloque 1, Barracón I 42, y luego a Gurs, que era considerado el campo de concentración más horroroso de Francia. Y eso significó: hambre, frío, plagas, enfermedades y muerte. Y entonces llegó el día en que Francia se rindió a Alemania, el 22 de junio de 1940.
El infierno
Al armisticio le siguió un tratado de extradición. Harry Fränkel comenzó su viaje final. Lo llevó por la prisión preventiva en Frankfurt (Alemania) y por la tristemente célebre Steinwache (una prisión utilizada por la Gestapo) en Dortmund—a solo dos kilómetros de su hogar y de su familia, al campo de concentración Sachsenhausen, cerca de Berlín, y finalmente a Auschwitz.
Su vida termina en este infierno el 5 de noviembre de 1942, a las 8 de la mañana: «Asesinado». Así está registrado en el Centro Internacional para la Memoria del Holocausto Yad Vashem. Pero su nombre sigue vivo, como autor de un himno del coro nuevoapostólico: “Quita tus zapatos ya, el lugar do estás es santo”.
El relato detallado del destino de Harry Fränkel se encuentra en el libro » Inszenierte Loyalitäten – Die Neuapostolische Kirche in der NS-Zeit » del Dr. Karl-Peter Krauss. Su capítulo 10.3 se basa en el trabajo preliminar del profesor Günter Törner.