El ministerio (26): Contradictorio en cuanto a hablar
Sí, ¿entonces qué? ¿Hablar o callar? Cuando se trata del papel de la mujer en el Servicio Divino, 1 Corintios se contradice, al menos aparentemente. Pero si se observa el contexto, se entiende de qué se trata.
La primera epístola a los Corintios no es una obra de enseñanza (como la epístola a los Romanos) sino un conjunto de normas. El Apóstol Pablo regula los temas de la comunidad concernientes a la vida cristiana en aquella ciudad multicultural. Trata sobre la formación de camarillas, el culto a la persona, las normas de alimentación, las disputas legales y la vida sexual.
En los capítulos 11 a 14, el Apóstol ordena algo que apenas empieza a tomar forma: la estructura del Servicio Divino. Dos veces se menciona explícitamente a las mujeres. Casi al final dice: “Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones” (1 Corintios 14:33-34).
Entre hablar y callar
¿Se trata de un mandamiento general de silencio para las mujeres en el Servicio Divino que les prohíbe predicar para siempre? Ciertamente no. Entonces Pablo no habría tenido razón alguna para establecer en otro lugar –casi al principio de su orden para los Servicios Divinos– cómo deben tener el cabello las mujeres que “profetizan”.
Porque por “profetizar” el Nuevo Testamento entiende anunciar la voluntad de Dios haciéndolo expresamente en su nombre. Pablo considera que la capacidad para hacerlo es un don espiritual especialmente deseable que alienta a los seres humanos, los consuela y edifica a la Iglesia.
¿Hablar o callar? La ciencia ofrece dos enfoques para resolver las contradicciones internas de la epístola del Apóstol.
Versículos bíblicos en movimiento
Buena parte de los expertos suponen que el mandamiento de silencio ha sido añadido al texto original del Nuevo Testamento. En concreto, se dice que con el paso del tiempo una nota marginal posterior migró al texto principal.
Esto no es una mera conjetura, sino que se basa en dos observaciones: En primer lugar, el mandamiento de silencio aparece en distintos lugares en los diversos manuscritos antiguos. En segundo lugar, los dos versículos contienen una formulación que no se encuentra en ninguna otra parte de Pablo.
Orden para el Servicio Divino
Muchos otros comentaristas, sin embargo, ven el orden paulino como un todo. El Servicio Divino es ante todo muy variado: “Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación” (1 Corintios 14:26). Esto resulta de la diversidad de dones espirituales (1 Corintios 12:2-16) y del trabajo conjunto de la comunidad como miembros de un solo cuerpo (1 Corintios 12:17-31). El mejor camino hacia la unidad es el camino del amor (1 Corintios 13).
Especialmente importante para el Apóstol es: “Pero hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 13:40), pues “Dios no es Dios de confusión, sino de paz” (1 Corintios 13:33). Y así ordenó el Apóstol el Servicio Divino:
- Las mujeres y los hombres deben observar la costumbre establecida de cómo peinarse (1 Corintios 11:2-16).
- Los miembros ricos de la Iglesia deben servir a los más pobres con la comida de saciedad que precede a la Cena sacramental (1 Corintios 11:17-34).
- Cuando se habla en lenguas, es decir, en un idioma incomprensible, se debe interpretar. Si no hay nadie que interprete, entonces se pide callarse (1 Corintios 14:1-28).
- Las personas no deben hablar todas juntas generando confusión, sino por turno. Si alguien habla en lenguas o profetizando, entonces los demás deben guardar silencio (1 Corintios 14:27-37).
- Si alguien quiere aprender algo, no debe interrumpir en la congregación, sino permanecer en silencio allí y solo preguntar en casa (1 Corintios 14:34-35).
Este mandamiento de silencio –el tercero dentro del orden para el Servicio Divino– menciona específicamente a las mujeres. Esto tiene que ver con su necesidad de ponerse al día, porque en el mundo antiguo las mujeres, en su mayoría, tenían poco acceso a la educación.
Independientemente de cómo se clasifiquen estas ordenanzas, la primera epístola a los Corintios no cuestiona con una sola palabra que las mujeres tengan los mismos dones espirituales que los hombres.
Un mandamiento de silencio para las mujeres no solo se encuentra en la primera epístola a los Corintios, sino también en la primera epístola a Timoteo y allí incluso de forma más acentuada. El próximo episodio de esta serie tratará sobre ello.