Color del sitio web:

world.today

El ministerio (7): ¿El don como tarea?

septiembre 5, 2019

Author: Andreas Rother

Print
Escúchalo

El cambio tiene tradición, también en el orden ministerial de la Iglesia Nueva Apostólica. Pero, ¿hasta dónde debe llegar? Por ejemplo, ¿los Pastores y los Evangelistas son obligatorios según la Biblia? Aquí respuestas a preguntas que se plantean muchas veces.

Todo gira en torno a Efesios 4:11: «Y él mismo [Jesucristo] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros».

Sobre esto basó la Iglesia Católica Apostólica a mediados del siglo XIX la «doctrina del cuádruple ministerio», según la cual correspondían al orden de la Iglesia de Cristo: apóstol, profeta, evangelista y pastor, este último fue agrupado con el maestro. Esta interpretación de ministerio fue la que también siguió rigiendo al principio en la Iglesia Nueva Apostólica.

El concepto tenía un modelo: ya 300 años antes el reformador Juan Calvino había formulado la doctrina de los cuatro ministerios. Su orden eclesiástico de 1541 sostenía que cada comunidad necesita los ministerios de pastor, doctor, anciano y diácono. Se valió de nombres en general reconocidos y fundamentados en la Biblia.

Modelos de ayer para mañana

Ambas Iglesias apostólicas encontraron la fundamentación bíblica para su visión del cuádruple ministerio ante todo comparándolo con los cuatro ríos en el huerto de Edén, los cuatro cuernos en el altar del holocausto del tabernáculo, los cuatro seres de Apocalipsis 4 y muchos otros similares.

«Sombras previas» lo llamó la literatura católica apostólica. A partir de una interpretación tipológica, los científicos de hoy dicen: Las imágenes del pasado sirven como llave para la comprensión del presente y el futuro. Aunque el principio tenga tradición desde los cristianos del primer tiempo, resulta totalmente inapropiado para responder a cuestiones relevantes, como por ejemplo: ¿Cuántos ministerios tenía la Iglesia primitiva?

Sin instituciones, sin requisitos

Si miramos con precisión el Nuevo Testamento distinguimos importantes diferencias entre los diáconos y ancianos/obispos, por un lado, y los profetas, evangelistas y pastores, por el otro:

  • Los Hechos de los Apóstoles y las epístolas de Pablo informan sobre cómo los Apóstoles instituyeron primero a diáconos y más tarde, a obispos. No se encuentra algo similar en el caso de los evangelistas y tampoco de los pastores.
  • Las epístolas pastorales (1 y 2 Timoteo, Tito) no mencionan requisitos claros para aquellos que servirán como diáconos o como obispos. Lo mismo falta para los profetas, los evangelistas y los pastores.
  • No se considera a ambos grupos en ningún lugar. El único nexo de unión es la elección del Apóstol.

Considerando el contexto general del Nuevo Testamento, Efesios 4:11, por lo tanto, no es apropiado para ver a los profetas, evangelistas y pastores como componentes vinculantes de un orden ministerial en la Iglesia.

Entre servicio y don

¿Y por qué están el profeta, el evangelista y el pastor en este lugar? La respuesta está en la palabra «constituyó», del griego «dídomi», que también significa «dar». Efesios 4:7 ya habla al respecto: «Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo».

Y esto queda bien claro en 1 Corintios 12: Allí se habla de los diferentes servicios (diakonía) y los diferentes dones de gracia (chárisma). Además de los profetas y maestros, también están mencionados «los que hacen milagros, los que ayudan y los que administran», como ya acentuó en 1913 el libro de la historia nuevoapostólica «Viejos y nuevos caminos», según el cual en realidad no debe haber «solamente cuatro o cinco ministerios», sino «varios».

El ministerio, por un lado, y el don espiritual, por el otro: Así se explica por qué Felipe, como se sabe uno de los siete primeros diáconos, también es llamado evangelista. Al igual que Timoteo, a quien por imposición de manos le fue dado un espíritu de fuerza, de amor y de sensatez. Y esto también explica por qué el Apóstol Pablo se puede llamar a sí mismo maestro.

No todo don responde a un ministerio. Tampoco ninguna tarea requiere un ministerio. De esto tratará el próximo artículo de la serie.

Foto: Jakub Krechowicz – stock.adobe.com

septiembre 5, 2019

Author: Andreas Rother

Print