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El nuevo pacto es fuente de vida y desarrollo

septiembre 13, 2023

Autor: Simon Heiniger

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“La letra mata” es más que un dicho. El Apóstol Mayor lo explicó durante su visita a la comunidad de Helsinki, Finlandia el 12 de julio de 2023 y mostró lo que se esconde detrás de la segunda parte de la afirmación “mas el Espíritu vivifica”.

Al comienzo de su prédica, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider se refirió a la situación de la comunidad en Corinto: “Había un grupo en esta comunidad que tenía algunas ideas extrañas. Querían hacer buen dinero con el Evangelio de Jesucristo”. Además, insistían en guardar las leyes mosaicas y estaban orientados hacia el antiguo pacto. En consecuencia, dudaban de la autoridad del Apóstol Pablo. El texto bíblico utilizado de 2 Corintios 3:6 lo cita de la siguiente manera: “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”.

¿Antiguo o nuevo?

Pablo dejó claro en su epístola a la comunidad de Corinto que él era un siervo del nuevo pacto y predicaba el Evangelio de Cristo, dijo el Apóstol Mayor: “Ciertamente, Jesús no abolió la ley mosaica, sino que la cumplió. Y la doctrina de Jesucristo sustituyó a la ley de Moisés”.

Mientras que la ley de Moisés regulaba los asuntos terrenales y también ofrecía la perspectiva de bendición terrenal, la doctrina de Jesús se refiere a la vida eterna y a la bendición espiritual.

“Lamentablemente hay cristianos que siguen pensando como en el Antiguo Testamento”, afirmó el Apóstol Mayor. Se centran en lo terrenal. Pero “la tarea de los Apóstoles hoy es decirles: Lo sentimos, Jesucristo no vino para solucionar los problemas en la tierra. Su propósito es darnos la vida eterna”.

La letra mata

La afirmación de que la letra mata sorprende un poco al principio, “porque la ley mosaica, lo que él llama la letra, fue dada por Dios”. El problema es la pecaminosidad del ser humano, dijo el Apóstol Mayor Schneider. El ser humano no es capaz de respetar ni cumplir esta ley.

Cuando Pablo habla de que la ley mosaica mata, se refiere a la muerte espiritual, al alejamiento de Dios. “Uno no puede salvarse por la ley, por cumplir la ley, porque todo ser humano es pecador y comete pecados, por lo que está separado de Dios”.

Las personas que insistían en guardar estas leyes tenían una comprensión muy humana de Dios: “Para ellos, Dios era un Juez estricto”. Cumplir las normas conducía a bendición terrenal; no cumplirlas llevaba al castigo. “El problema de los judíos era también que creían que si cumplían la ley, y cuanto más la cumplían, más merecían la salvación y la bendición. Así que, si respetaban la ley, Dios estaba obligado a salvarlos, estaba obligado a bendecirlos”.

Pablo dejó claro a la comunidad de Corinto que por ser obediente uno no podía obligar a Dios a bendecirlo. Uno no se podía ganar la propia salvación.

Una parte de la comunidad se había separado de Jesucristo, dijo el Apóstol Mayor Schneider: “Estas personas pensaban que realmente no necesitaban un Salvador: si hago bien las cosas, estoy salvado”.

Jesucristo, sin embargo, reveló la verdadera naturaleza de Dios.

El Espíritu vivifica

Jesús dejó claro que Dios no solo mira el comportamiento: “Él mira tu actitud espiritual, tu corazón”.

Ninguna ofrenda puede producir gracia si falta la reconciliación con el prójimo. Por eso Jesús señaló que incluso los que hacían milagros en su nombre no se salvarían necesariamente.

El Apóstol Mayor lo resumió así: “Una buena comprensión de Dios consiste, pues, en saber que no se trata solo de cumplir una serie de reglas, sino que hay que tener un corazón sano, un corazón lleno de amor y compasión por el prójimo”.

Además, el problema de los judíos devotos era que estaban muy apegados a una ley anclada en el pasado. Por eso también habían rechazado a Jesús, que cambiaba las cosas: “Se aferraban a su tradición y a su pasado. No había vida, es decir, no había desarrollo”.

A través del Espíritu Santo, el desarrollo y el crecimiento son seguros, dijo el Apóstol Mayor: “La fe cristiana es básicamente una fe de cambio y evolución. Uno no se puede limitar a seguir una serie de reglas. Dios quiere que crezcamos”.

El amor determina el comportamiento

Esta evolución significa que es diferente la motivación de nuestros actos: “Nuestra motivación ya no es el miedo al castigo o la espera de un salario. Todo lo que hacemos, lo hacemos por amor a Dios”.

Esto implica que ya no se hace la voluntad de Dios solo por obediencia. La voluntad del creyente entonces responde a la voluntad de Dios. La tarea de los cristianos es hacer tangible el amor de Dios.

O como escribe Pablo en su epístola a los Gálatas: Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

septiembre 13, 2023

Autor: Simon Heiniger

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