El plan de Dios no es un misterio

En consonancia con el primer Adviento, el Servicio Divino se basó en el anuncio de Dios a Jeremías:

“He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra” (Jeremías 33:14-15).

En su prédica, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider explicó que Dios no solo pone en práctica su plan de salvación, sino que también ha anunciado a los seres humanos desde el principio lo por venir: “Uno de los atributos de Dios es que habla a los seres humanos y les anuncia el futuro. Nos dice lo que piensa hacer y nos lo recuerda”.

Las promesas de Dios

Dios prometió a la humanidad desde el principio: “Os enviaré un Salvador”. Ese Salvador es Jesucristo. “Tuvo que pasar mucho tiempo para que se cumpliera esa promesa, pero vino, como prometió”. Los profetas no solo anunciaron la venida de Jesús, sino que también hablaron con gran detalle de su nacimiento y su vida, y predijeron su muerte y su resurrección.

Jesús mismo habló del futuro, haciendo saber a los discípulos: “Os enviaré el Espíritu Santo. Él os consolará y estará a vuestro lado, y os enseñará muchas cosas”. Esta promesa se cumplió en Pentecostés, dijo el Apóstol Mayor.

Hoy el Espíritu está activo en la Iglesia, recordando a los creyentes la única promesa que sigue pendiente: el retorno de Jesús.

“Pablo describió la Primera Resurrección y el Señor dijo cómo sería antes de su venida”, explicó el Apóstol Mayor Schneider, planteando la pregunta: “¿Por qué Dios anuncia de antemano lo que hará?”.

Las promesas de Dios son “expresión de su omnipotencia y omnisciencia”, dijo el Apóstol Mayor. Muestra a las personas que para Él no hay tiempo y que solo ocurre lo que Dios permite.

“Con su predicción también quiere mostrarnos su amor”, continuó el Apóstol Mayor Schneider. Dios no responde a muchas preguntas sobre el futuro. “Sin embargo, Dios nos da a conocer el plan de redención que ha preparado para salvarnos”.

“Cuando habla del futuro, habla también de su fidelidad”. El amor de Dios es independiente del comportamiento de los seres humanos y de sus errores. No importa lo que suceda en la tierra, Dios completará su plan y afirma sobre el futuro: “No te preocupes, yo sé lo que sucederá y yo decido. Yo soy fiel”.

La reacción a las promesas de Dios

Dios espera que los seres humanos reaccionen a sus anuncios, dijo el Apóstol Mayor Schneider. Y eso es “confiando en las promesas. Así que no debemos temer innecesariamente. A Dios no le sorprende ni le abruma lo que ocurre hoy en el mundo o en tu vida”. Sin embargo, “hermano, hermana, confía en Él. No se puede detener el accionar del Dios todopoderoso”.

Por otra parte, “Dios predice el futuro para que podamos tomar una decisión. Jesús vendrá y tomará a los suyos para sí. ¿Te interesa, quieres participar?”. Independientemente de la decisión personal, Dios completará su plan, dijo el Apóstol Mayor: “Sucederá con o sin ti. Depende de nosotros prepararnos para ello y tomar una decisión”.

Añadió que quienes tomen esta decisión deben prepararse en consecuencia. “Jesús no solo nos ha dicho lo que sucederá. También nos enseñó cómo podemos prepararnos. Nos dio el ejemplo”. Así que Cristo no solo anunció tribulaciones, sino que también mostró cómo atravesarlas. “Tú sufres, Él también sufrió. Fue traicionado y abandonado. Lo que hoy vivimos, también lo vivió Jesucristo de alguna forma”. Sin embargo, “mantuvo la fe y amó hasta el fin”.

Quienes deciden orientarse en las promesas de Dios pueden estar seguros: “Nadie puede impedir que Dios nos redima”. Eso requiere preparación: “Para participar de ello, vivamos como Jesucristo. Creamos hasta el final y crezcamos cada vez más en el amor a Dios y al prójimo”.